Los caprichos de la arquitectura de 1910 recortan el cielo en Las Compuertas. Una estructura de ladrillo visto… desnudo, coronada por una torre con una cúpula abierta. En el ingreso, algunas paredes de piedra –en la zona de la maestranza- además de brindarle un aire rústico le otorgan trazos de personalidad a la bodega. En la oficina de Kaiken, detrás del teléfono, Aurelio Montes contesta, habla sobre una aventura que comenzó en 1987 -por necesidad- y que con el tiempo va encontrando refugio en distintos lugares del mundo.
“Estudié agronomía y enología en la Universidad Católica, trabajé durante 12 años en Viña Undurraga, una empresa que en su minuto exportaba mucho y no era común para la cultura del mundo del vino en mi país. Se consumía mucho localmente y se exportaba muy poco”, explica el enólogo de 72 años y actual presidente de la Asociación de Vinos de Chile.
El desafío de emprender defiende su jovialidad, lo rejuvenece, lo disfruta como el viento que le pega en la cara cuando pasea en su moto BMW. “En Undurraga aprendí mucho de lo que el mundo, más allá de Latinoamérica, pedía. Luego trabajé algunos años en Viña Santero, que atendía el mercado local, la forma cambio de mano y a los 39 años me vi desempleado y con cinco chicos en casa. Era el momento de tomar una decisión: buscar un empelo establecido, ya lo había hecho, o llevar adelante el sueño que tenía”.
“Yo sentía que en mi país se estaban haciendo las cosas mal, que había un nicho para la calidad en el mundo y que Chile no lo veía; los empresarios vitivinícolas no se atrevían a competir con Francia, España o Italia… yo no tenía miedo y establecí la línea de Viñas Montes como una viña netamente destinada a la exportación”. Según se cuenta, Montes comenzó su producción de alrededor de 3.000 cajas de doce botellas; la viña fue ganando prestigio como una “boutique” de alta calidad. Un puzzle que armaron cuatro socios de áreas totalmente diferentes, “un marquetero, un economista, un enólogo y un ingeniero, si hubiésemos sido cuatro enólogos no hubiésemos llegado hasta donde llegamos”, señala Aurelio Montes Baseden.
-¿Cuál es su nivel de excelencia?
-Ufff, que difícil, porque es relativo. En el fútbol la excelencia o la eficacia se mide con goles, pero nosotros estamos hablando de ser una empresa completa en todos los pilares que una industria como la vitivinícola requiere. Hablamos de excelencia en términos de calidad, de un acercamiento social a la gente que trabaja contigo, del respecto a ser una empresa sustentable y que cuide el medio ambiente.
-El fútbol es un buen pie para seguir. ¿Pero me interesa saber cuál es su horizonte?
-He estado parado en las ligas mayores, somos una empresa que con el corte del tiempo ha tenido mucho éxito. Hemos sabido abordar los mercados internacionales de una buena forma, con un precio muy justo para la calidad que entregamos. Tenemos un equipo de cerca de 400 personas que trabaja con nosotros...
-Es enólogo y por su acento hay una obviedad. ¿Quería preguntarle por qué Mendoza?
-Cuando empezamos en 1987, con Viñas Montes en Chile, hicimos las cosas bien y llegó un momento en el que estábamos galopando el mercado. No diría que estaba bien consolidado, pero si bien conocido. Pensé en que había que hacer algo más y lo natural era Argentina, porque somos países hermanos y geográficamente estamos en la misma latitud. Todo esto me decía que había una posibilidad para ir creciendo y me alentó a explorar de qué se trataba la vitivinicultura argentina, cómo estaba la industria, cómo nos recibían… Era un paso natural, porque cualquier otro país del hemisferio norte es complicado por la lejanía y porque tenemos estaciones encontradas, cuando ellos están cosechando nosotros estamos en invierno; en fin…
Argentina lo tiene todo, es un país bendito con un prestigio tremendo por lo que son el deporte, en la gastronomía, por la música y el tango… por otros deportes como el polo, por el Papa, por la reina de Holanda… si sigo, no termino con la lista. Pensé en que si los vecinos están en un carro de la victoria tremendamente potente, porqué no unirnos y como dicen los americanos, si no los puedes vencer, úneteles.
-En particular, ¿cómo enriqueció Mendoza su carta de etiquetas?
-Después de establecer un Plan B para Viñas Montes, nos decidimos por Mendoza porque es la capital del vino en Argentina. Yo me quedo con Mendoza cuando se habla de calidad por sobre el resto de las áreas que producen vinos en el país, muy buenos también. Pero para mí la calidad está en Mendoza, sobre todo en la precordillera.
- Me imagino que la carta de presentación, también es el Malbec.
-Desde luego, pero cuando partimos con Kaiken, por ser chilenos, nuestros clientes le tenían más aprecio a nuestros cabernet. Nos ocurrió, por un par de años, lo opuesto que les ocurre a las empresas argentinas y vendíamos más cabernet sauvignon que malbec; creo que traíamos una impronta chilena. Pero al poco andar, nuestro malbec comenzó a ser comparable a los mejores vinos mendocinos y nuestros clientes comenzaron a darse cuenta que la potencia estaba en el malbec y no en el cabernet. Hoy en día, estamos alineados a la realidad argentina y el 75% de nuestras ventas es malbec y el resto se atomiza entre los demás varietales.
-Con respecto a Viñas Montes, ¿seguirá exportando cabernet?
-En Chile tenemos un prestigio consolidado con nuestros cabernets, porque tenemos un clima distinto. Nos influye el Océano Pacífico, que a ustedes no les llega y porque son continentales tienen otros beneficios; cada uno en los suyo… Chile debe estar exportando en la actualidad un 70% de tintos y un 30% de blancos, y entre los tintos mayoritariamente cabernet.
-Tienen un horizonte de inversiones, ¿cómo las desplegaría?
-Argentina tiene que ser para nosotros como Viñas Montes, porque se ha desarrollado desde Chile al exterior. Allí exportamos el 95% de nuestra producción, en el caso de Mendoza no es muy distintos y comercializamos al exterior el 90% de nuestra elaboración. Por lo tanto, el proyecto que tenemos en mente es que Kaiken crezca para atacar muy fuerte los mercados internacionales, para penetrar en Asía. Es difícil porque Argentina no tiene tratados de libre comercio como los tiene Chile, con los principales países de la región: China, Corea y Japón.
Estamos muy abocados en lograr la colocación de nuestros productos en Asía, que es el faro que nos alumbra el camino. Porque hoy en día es allí en dónde está el consumo, el dinero y la población. Europa está muy afectada por la guerra de Ucrania y Estados Unidos tiene otras prioridades, por lo tanto en Asía es donde debemos estar y concentrar nuestro esfuerzo para ir creciendo con nuestra marca; detrás vendrán viñedos, ampliaciones de bodega y en fin, todo lo relacionado a la producción misma.
-¿Cómo enfocan el enoturismo?
-Estamos fortificando el área porque tenemos una bodega de más de 100 años construida en las compuertas. Es interesante haber tomado una bodega con todo el sabor de la Argentina de principios del siglo XX y que la hemos adaptado, sin alterar su característica principal, a la tecnológica que la industria requiere el día de hoy. Es una bodega muy atractiva de visitar, con un restaurante de los mejores de Mendoza y una tienda muy bonita donde pueden llevarse un recuerdo.
-Y a eso se suma la participación de Francis Mallmann
-Somos una bodega relativamente joven y era difícil competirle a un Catena o a un Zuccardi… pero logramos entusiasmar al cliente internacional y empezamos a recibir una buena cantidad de turistas. Cuando concretamos la alianza con Francis Mallmann, por esas cosas de la vida, a mitad de la pandemia cuando todo estaba cerrado, en nuestro caso, por tener una restorán al aire libre, en los jardines de la bodega, pudimos abrir y el lugar para ir era Bodega Kaiken con Francis Mallmann. Eso nos dejo muy bien posicionados ente los mendocinos y extranjeros, estamos en la lista de honor, con un lleno de jueves a domingo todas las semanas.
PERFIL
Aurelio Montes: Es enólogo, empresario chileno y presidente de la Asociación de Vinos de Chile. Después de más de una década de experiencia en distintas bodegas de Chile, a los 39 años decidió fundar Viña Montes, con un marcado perfil exportador. En 2001 desembarcó en Mendoza y fundó la bodega Kaiken, ubicada en Luján de Cuyo. Referente de la industria, con una inversión en el Valle de Napa, California, en marcha planea en el corto plazo desembarcar en Portugal.