El informe más reciente del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación sobre la evolución del trabajo registrado muestra que, en Mendoza, en julio, hubo un crecimiento de 1,1% en la cantidad de personas que tienen un empleo en blanco en el sector privado, en comparación con el mismo mes del año pasado. Pese a eso, aún queda un largo camino por recorrer antes de recuperar los números previos a la pandemia, ya que hay 16.774 trabajadores menos que en julio de 2019.
Resultado ambigüo
En julio de este año había 225.320 personas empleadas y registradas en el sector privado mendocino, mientras que un año atrás alcanzaban las 224.155. Esta mejora es la que destacan desde el gobierno: Sebastián Laza, asesor del Ministerio de Economía, planteó que están satisfechos con la recuperación que ha mostrado la actividad económica después de la pandemia y con la buena receptividad que han tenido los programas Mendoza Activa –de promoción de las inversiones privadas a través de la devolución de hasta un 40% del monto invertido en crédito fiscal- y Enlace o Enlazados (por el que el Estado provincial aporta hasta el 50% del salario mínimo vital y móvil, durante cuatro meses, de los nuevos empleados que tomen las empresas).
Sin embargo, los registros también muestran que el tamaño del mercado laboral mendocino aún es un 6,9% menor que el de julio de 2019, ya que se pasó de 242.094 trabajadores a los 225.320 de la actualidad. Esto significa que, en los últimos dos años, se perdieron 16.774 empleos en el sector privado.
En comparación, los datos de todo el país manifiestan que, en julio de 2021, la recuperación de los niveles de empleo, con respecto al mismo mes del año pasado, ha sido de 2,8%, 1,7 puntos porcentuales por encima de la que se ha dado en Mendoza. Y cuando se toma como referencia julio de 2019, en vez de una pérdida de 6,9% como la de la provincia, en la media nacional se observa un mínimo crecimiento, de 0,1%.
Sobre esto, Laza señaló que hay actividades, como el turismo, que aún no han podido recuperar el ritmo previo a la pandemia, pero que creen que en 2022 se volverían a alcanzar los valores de empleo de 2019 o 2018. Además, subrayó que esperan que la llegada de visitantes durante la temporada de verano, con un número importante de liberaciones, haga que los niveles terminen de repuntar.
El relevamiento anterior del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, con datos correspondientes a junio de 2021, mostraba que la cantidad de empleos que se había perdido en la provincia, con respecto a junio de 2020, era menos marcada: en dos años, la reducción había sido de 15.904 puestos de trabajo en el sector privado y la caída levemente menor (de 6,6%, en lugar de 6,9%). Laza consideró que esto puede deberse a una cuestión estacional, ya que julio es un mes fuerte para el turismo, ligado a las vacaciones de invierno, y este año aún había varias limitaciones.
El economista José Vargas, titular de la consultora Evaluecon, señaló que, efectivamente, la comparación debe realizarse con 2019, ya que 2020 fue un año por completo atípico, por la pandemia, el aislamiento, las habilitaciones parciales y las flexibilizaciones temporarias, que impactaron en las actividades económicas y en los niveles de empleo.
Pero los datos del Ministerio, planteó, evidencian que ha habido una caída considerable en el sector laboral formal, lo que representa una situación compleja. Es que, además, resaltó que no todos los sectores se han recuperado de manera uniforme y que, si bien algunos han tenido un repunte interesante, la mayoría aún se encuentra con un ritmo por debajo del de 2018 o 2019, pese a que ambos años ya eran recesivos.
Vargas indicó que el empleo es uno de los más afectados, por las características del mercado laboral en el país, que dificultan que se pueda dar un rápido reacomodamiento después de una situación inesperada, como la que ocurrió el año pasado. En los mercados más flexibles, como los de los países desarrollados, apuntó, cuando se produce una crisis, caen, pero después la recuperación es más veloz, tanto en nivel de empleo como de salario. En cambio, en Argentina, al ser bastante inflexible, el repunte es más lento.
La economista Paula Pía Ariet comentó que la tendencia que muestran estos datos de empleo se corresponde con un informe que elaboró el Banco Mundial, en el que estimó cuánto tiempo le iba a tomar a distintos países recuperar los indicadores prepandemia. Así, mientras los desarrollados estarían volviendo a tener el nivel de 2019 en 2022, Argentina recién lo alcanzaría en 2023.
A esta proyección, planteó, hay que sumarle un factor adicional: la inestabilidad política que se ha generado después de las PASO y que frena todos los procesos de inversión, necesarios para que se dé un crecimiento. De ahí que lo que en realidad está sucediendo es que se está recuperando la capacidad instalada que había en 2019 –y que ya venía cayendo- y, de hecho, aún hay mucha que está ociosa.
En cuanto a las diferencias con la media nacional, Ariet detalló que hay provincias y actividades que pueden mover ese valor promedio, como la cosecha excepcional que hubo este año, acompañado de excelentes precios, que movilizan un importante sector. Y añadió que las jurisdicciones o regiones que tienen procesos productivos sólidos logran crecimiento, como la minería de litio en Catamarca o la soja en la Pampa Húmeda. En cambio, en Mendoza, el principal ingreso depende del petróleo y el año pasado, con la pandemia, cayó considerablemente.
