El rubro de reparaciones de vehículos se encuentra entre dos problemas. Por un lado, la incertidumbre en cuanto a la importación de insumos y las trabas para conseguir algunas piezas con las que se fabrican en Argentina, genera demoras y aumento de precios. Por el otro lado, y vinculado a ese punto, los bolsillos golpeados de sus clientes eligen postergar arreglos hasta tener un panorama más claro.
Los dueños de talleres mendocinos consultados coincidieron en que es difícil conseguir repuestos desde el exterior, incluso desde un país cercano como Brasil, y que las fábricas argentinas entregan mercadería mirando de reojo cuántos insumos podrán ingresar para seguir fabricando.
“El problema mayor que tenemos es la falta de mercadería, uno pide a las empresas cierta cantidad y mandan lo que tienen porque les falta materia prima”, comentó José Carlos “Pepe” Lloret, dueño de Escapes Brasil. Ellos también trabajan con acero inoxidable, importado, y las partidas no alcanzan para abastecer al mercado. “A veces en una semana sube dos veces un producto y la gente, como se le ha licuado su salario, no puede hacer nada”, lamentó.
En su caso, Lloret afirmó que, en 30 años que lleva de actividad, esta “es la crisis que más nos duele”, ya que tenían dos locales y hace poco cerraron uno por falta de materiales. “No hay mercadería, y lamentablemente no podemos hacer frente a todos los gastos del local sin tener qué vender. Por un lado falta el material, pero también a la gente le falta la plata para hacer arreglos”. Otros insumos para reparar, como gases y alambre de soldar, también han subido.
Fabián Cabello, titular de Talleres Cabello, coincidió en que faltan autopartes (“la materia prima para trabajar”) ya que se traban importaciones de Brasil: “Cada día se complica un poco más. Esto lo veíamos mal desde que empezó el año. Cuando cayó granizo a principios de año, ya faltaban repuestos para atender la demanda”. La crítica de Cabello es que mientras algunas empresas grandes pudieron estoquearse, “los chicos somos los que más sufrimos”.
Además, Cabello aseguró que como son insumos costosos y vinculados al dólar, se abre mucho espacio para la especulación. En cuanto a los clientes, consideró que “si bien la gente a veces tiene ganas de hacer algún arreglo, si no tenés estabilidad no se puede”, y puso como ejemplo que en la última semana, tras la estampida del dólar “blue”, algunos clientes que habían pedido presupuesto de arreglos le llamaron para decir que daban marcha atrás.
Arreglos y reparaciones
El dueño de otro taller mecánico ubicado cerca del Nudo Vial, reservando su nombre, coincidió en que la mayor parte de los elementos de chapería y pinturería que utiliza son importados, mientras que los elementos que consigue de producción nacional son de calidad media o baja. La situación genera problemas con los clientes, porque hace un presupuesto con determinados valores y cuando vuelven a la semana puede ser otro precio distinto.
“Hay veces que les digo a los clientes, te mantengo el costo de la mano de obra, pero vos conseguí los repuestos. Y ahí ven cómo ha subido todo”, comentó este empresario. Caminando por el taller, entre unos tarros de pintura de origen brasileño, afirmó que si bien hoy cuentan con stock de repuestos y continúan trabajando, el problema es que “a veces los insumos llegan bien en tiempo y a veces no”, mientras que los precios “suben semana a semana”.
En esta situación, también se pierde la noción del costo de algunos arreglos. Del otro lado del mostrador, Jorge (32 años) conduce un Volkswagen Gol Power y la primera semana de enero pidió dos presupuestos para presentar al seguro por un accidente. Como seis meses después del hecho aún no le han pagado, debió volver a pedir los presupuestos a las mismas empresas.
Ambos talleres en enero le habían cotizado cerca de $60.000, sin incluir repuestos, pero el lunes de esta última semana uno de ellos le cotizó $ 90.000 (50 % más) y el otro $125.000 (cerca del doble), ambos por encima de la inflación acumulada en Mendoza de enero a junio, de 38,2%. Un detalle llamativo de dos presupuestos que mostró es que en uno se especifica que es válido por 5 días y el otro tiene un vencimiento de 7 días.
En cuanto a eso último, “Pepe” Lloret afirmó que antes se podía mantener un presupuesto en hasta un mes, pero hoy resulta casi imposible pensar más allá de unos días. “Este mes, el día 4 cambió la lista de precio y de vuelta cambió el 11. Yo trato por lo general de mantenerlo o pedir la mercadería, si el arreglo se hace seguro, la pido para poder mantener el precio”, afirmó el titular de Escapes Brasil.
De forma similar, Fabián Cabello explicó que hasta hace unos meses era común dar un presupuesto a 15 o 20 días, pero que hoy lo hacen con el límite de una semana. “A mí me suben los precios todos los días, y lamentablemente las compañías de seguro no te reconocen nada. Siempre sale perdiendo el más chico, esto es una bola de nieve que no para, nos vamos a terminar fundiendo así”, criticó el titular de Talleres Cabello.
Baterías eléctricas
Un caso que se dio a conocer esta última semana fue un pedido de la Cámara Argentina de Fabricantes de Acumuladores Eléctricos (Cafae) ante el Banco Central para que se autorice la importación de insumos que no se producen en el país para poder fabricar baterías para equipo original, de reposición y de exportación.
“Las empresas asociadas tienen una capacidad productiva para satisfacer la totalidad de las necesidades del mercado doméstico, pero al no poder contar con los insumos productivos, repuestos, moldes y bienes de capital están imposibilitadas de cumplir con el normal proceso productivo”, afirmaron en una carta enviada al presidente del BCRA, Miguel Pesce, con copia al ministro de Producción, Daniel Scioli.
Según detallaron desde Cafae, en 30 días “varios fabricantes se verán en la necesidad de suspender personal por falta de insumos”, en un sector con 4.000 personas de mano de obra directa y 5.300 de indirecta. Además, recordaron que con su fabricación sustituyen importaciones por más de US$ 50 millones anuales, mientras que sus importaciones pueden llegar a US$ 9 millones por año.