La promocionada propuesta de “moneda común” se fue diluyendo con el correr de las horas y los supuestos anuncios que harían cambiar el curso de la relación entre la Argentina y Brasil se convirtieron en un par de proyectos para mejorar la financiación del comercio bilateral y propuestas para atraer inversores para la construcción del segundo tramo del gasoducto que nace en Vaca Muerta.
Desde la asunción de Luiz Inácio “Lula” da Silva, el gobierno argentino había puesto la fecha del lunes 23 de enero como “trascendente” en materia de anuncios económicos y energéticos dentro del marco de la relación bilateral. Incluso se hizo circular la versión de que serían “acuerdos sin precedentes”. Tal vez por la exagerada expectativa generada, el saldo del encuentro de “Lula” con el mandatario argentino, Alberto Fernández, dejó gusto a poco.
En la primera conferencia de prensa del día Fernández y “Lula” le bajaron el tono a la propuesta de una “moneda común”. Fue el propio presidente brasilero quien dijo que se “instruiría” a los equipos económicos de ambos países para que “eleven una propuesta”, que en la concepción más amplia de la idea ya había sido rechazada por el propio ministro de Economía, Fernando Haddad.
Más tarde, fue el ministro argentino, Sergio Massa, quien pidió “por favor” que la comunicación sea clara porque lo que comenzaba a discutirse no se trataba de una “moneda común” sino de un “primerísimo” primer paso.
En síntesis, lo que Argentina y Brasil harán en esta primera etapa es analizar cómo extender un mecanismo de garantías recíprocas ya vigente que aceite el comercio bilateral, sin descartar que con el correr del tiempo se logre tal compatibilidad que pueda crearse una moneda que sintetice el comercio bilateral y amortigüe los shocks externos.
“Lo que estamos intentando es una política de cortísimo plazo por una escasez momentánea de divisas que está enfrentando la Argentina”, se sinceró Haddad ante la prensa cuando desde la prensa brasileña le insistía sobre la conveniencia para su país de este acuerdo.
Massa explicó que actualmente existe un sistema de arbitraje de monedas para el comercio entre ambos países, que se inició en 2008, con un plazo de liquidación de 30 días que resulta insuficiente para completar las operaciones. Según expresó el ministro la pretensión es que ese plazo de extienda a 366 días.
Massa señaló que facilitaría las transacciones, pero además serviría para mejorar el balance de reservas del Banco Central. Haddad respaldó la idea en función de que la ampliación del plazo también favorece a las empresas brasileras.
Actualmente este tipo de operaciones las realiza un banco argentino de capital privado y de prosperar la idea se sumaría el Banco Nación. La contraparte brasilera estará a cargo del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES).
Para analizar la viabilidad de la iniciativa, durante la primera semana de febrero un equipo técnico del ministerio de Economía de la Argentina y del Banco Nación viajarán a Brasil para reunirse con sus pares. En tanto, durante la segunda semana de ese mes será el turno de los funcionarios de los Banco Centrales.
En materia energética, se reiteró la intención de atraer inversiones para la construcción del tramo del gasoducto que unirá la ciudad bonaerense de Saliquelló con la santafesina de San Jerónimo. Ese ducto será el encargado de transportar el fluido que luego llegará a Brasil.
“El gasoducto no necesita de dinero público, sino financiamiento. Si el destino final es Brasil a la empresa que lo transporte se lo vamos a comprar y esa sería la garantía de la propia inversión”, señaló Haddad.
Massa precisó que el financiamiento del BNDES es para la construcción de los caños del gasoducto por un total de U$S 850 millones. Aclaró que los precios y las garantías están siendo discutida por el banco y ENARSA.
Ambos funcionarios también se comprometieron a trabajar para fortalecer el Mercosur y cuidar la relación con Paraguay y Uruguay.