El Índice de Precios al Consumo (IPC) subirá un 6% en febrero, tras hacerlo un 6% en enero, lo que pone la inflación en niveles de tres dígitos por primera vez desde los años 90.
Como es lógico una inflación tan elevada hace perder atractivo al mercado argentino (MERVAL), que empezó con subidas el año desde los 206 puntos para alcanzar un máximo en los 267 y caer ahora, con la situación del SVB estadounidense y su propio problema con la inflación, a los 225 puntos.
Esta posible aceleración en la subida de los precios mata las esperanzas de que la inflación mensual caiga hasta el 4% y dé a los consumidores locales algún alivio en los precios de los alimentos y el combustible. De hecho, se espera que sean los alimentos, en concreto la carne, la partida que haga subir la inflación de febrero, pero también la vivienda y la salud.
Las encuestas son poco optimistas para febrero y el año
La encuesta de Reuters se ha realizado entre 17 analistas nacionales y extranjeros y esperan una subida de entre el 5,7% y el 6,5%, mientras que la estimación media era de una inflación anual en el 101,7%, por encima de ese 98,8% que se alcanzó en Argentina en el mes de enero.
Una encuesta previa era muy levemente más optimista. La realizó el Banco Central de Argentina y preveía que se alcanzase una inflación anual del 99,9% con una subida del 6,1% en el mes de febrero.
Lo cierto, en cualquier caso, es que unos niveles de inflación mensual por encima del 6% ya se habían visto en Argentina en 2023, 2022 y 2019, con puntas muy cercanas en 2020.
Inflación descontrolada en Argentina y Venezuela
Como dijimos antes, la inflación acaba con el atractivo de los mercados porque se come los dividendos y recorta los beneficios empresariales de las empresas locales. Sin embargo, es en la cesta de la compra donde más se deja notar, pues los ciudadanos pierden con velocidad su capacidad de compra y pierden la posibilidad de adquirir ciertos alimentos ante la imposibilidad de pagar sus precios.
Lo cierto es que en América Latina sólo Venezuela tiene una inflación más descontrolada. El mes pasado su inflación fue del 20% y superaba ya el 537% anual. Esto supone que Argentina pague por un mismo producto exactamente el doble de lo que pagaba hace un año y Venezuela casi seis veces más por culpa de esa inflación de tres dígitos.
Si se mira la situación de otros países del área y que pueden ser rivales comerciales o para atraer inversiones o capitales extranjeros a los mercados locales, el panorama es desalentador para Argentina.
No sólo no hay otro país en su vecindario con la inflación tan desbocada como la suya -a excepción de Venezuela- sino que en el mes de febrero algunos consiguieron controlarla y hacerla bajar, como fueron los casos de Chile o Bolivia. Tampoco les está yendo mal en Ecuador, con subidas de sólo el 0,2% o en México, con alzas del 0,3% mensuales.
En otras naciones del Mercosur, Paraguay se quedó en el 0,5% en febrero (6,9% en el año), Brasil en el 0,7% (medición quincenal) y un 5,6% en la tasa anualizada; y Uruguay mostró un 1% mensual y acumula un 7,5% en el año.
Así las cosas, los inversores tienen muy claro a qué mercados locales acudir y de qué mercados locales alejarse.
Niveles del 100% por primera vez desde 1991
Volviendo a Argentina, la inflación de febrero en torno a esos seis puntos porcentuales supondrá superar el 100% de inflación por primera vez desde octubre de 1991. En concreto, un 6,2% de inflación en febrero llevaría la inflación anual al 101,7%, según adelantan los economistas.
Pero es que las estimaciones de Latinfocus no son optimistas. De Venezuela ni hablamos, con previsiones de una subida de precios totalmente descontrolada que podría llegar al 200%. Pero para Argentina son del 97%, muy, muy lejos de los siguientes países de la lista como serían Colombia, con un 9,8%, y Uruguay, con un 9,1%.
Estos datos contrastan aún más si cabe con los que ofrecen los mejores de la lista, como serían Ecuador y su 3%, y Bolivia, con su 2,8%.
Consecuencias de una inflación desbordada
Uno de los aspectos curiosos que arroja esta inflación es el cambio de tendencia. Argentina cada vez manda menos dinero a otros países y empieza a ser receptor de capitales por remesas. Los que viven en Argentina cada vez envían menos dinero a sus países de origen y precisan más dinero de los que emigraron y viven en el exterior.
Si hablamos de las empresas locales, una inflación tan elevada las hace ser mucho menos atractivas para los inversores extranjeros. Los mercados locales están caros y resulta muy complicado obtener beneficio en ellos. Por ese motivo, ni siquiera resulta interesante invertir y también se pierde calidad.
La inflación crea, por lo tanto, una espiral negativa en la que todo toma un cariz gris y el país deja de tener interés para los capitales extranjeros e, incluso, para los capitales locales.
La situación actual favorece en los mercados de divisas el carry trade, o la operación de tomar dinero prestado en dólares e invertirlo en monedas emergentes como el peso que paguen más intereses.
Sin embargo, el inversor que realiza este tipo de operaciones busca una cierta seguridad que no puede encontrar en países como Argentina. Al fin y al cabo, cuando la inflación se desboca es porque la economía del país no ha tomado las medidas oportunas para controlar esa inflación. No todo se arregla con subidas de tipos: también hace falta una restricción del gasto público y una política fiscal más estricta que no se ofrecen en Argentina.
Las elecciones como telón de fondo
Puede que el problema sea un gobierno populista que no quiere tomar medidas económicas que no serían del agrado de la población a unos meses de unas elecciones presidenciales. Pero lo cierto es que países como México, Ecuador, Bolivia o Uruguay han tenido que asumir la necesidad de gobernar para el bien del pueblo y no para el bien de las encuestas.
Y eso ha contenido la inflación, con lo que sus habitantes no han perdido tanto poder adquisitivo como les ha ocurrido a los argentinos.
Lo grave de toda esta situación es que los economistas mundiales hablan de que viviremos con una inflación elevada más tiempo del inicialmente previsto. Eso supone que los tipos de interés, lo que pagamos por el dinero que tomamos prestado, será elevado más tiempo.
La situación no hace sino complicar la situación de los argentinos porque sin medidas económicas poco populares el problema de la inflación en el país solo puede ir a peor. Si se hace difícil vivir con unos precios que se duplican en un año como hasta ahora ¿qué pasará si no se hace nada hasta después de las elecciones presidenciales de finales de año?
El ejemplo es Venezuela y su inflación prevista del 200%. Eso supone que los precios de un bien determinado, pongamos un kilogramo de carne de vaca, se tripliquen en un año.
En resumen, la inflación de febrero en Argentina está goleando al país, que entra en el vagón de cola de los mercados americanos y pierde cualquier atractivo para el capital extranjero.