El gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner llegará a las elecciones legislativas, una suerte de plebiscito para la gestión, con los números de una economía de guerra que, si bien ha comenzado a transitar una vía de cierta recomposición tras tres años consecutivos de recesión y el mazazo de la pandemia, está aún muy lejos de poder atender las diversas demandas de la sociedad en materia de empleo, ingresos y consumo.
La inflación perforó en agosto el piso del 3% mensual por primera vez en 2021 y en el acumulado anual está en torno al 50%. Son niveles altísimos que corroen los ingresos de las familias, presionando a millones de personas por debajo del umbral de la pobreza.
El 30 de septiembre se conocerá cuál fue la incidencia de la pobreza en el primer semestre. El 2020 había cerrado con un 42%. Y si bien la pandemia ha comenzado a ceder, hoy ya no existe el nivel de ayuda social del año pasado. Por ello, no se espera una baja sustancial.
“Hay que levantar el salario”, se escuchó ayer en el acto de cierre del Frente de Todos en Tecnópolis. Y no es para menos: hasta junio, el índice de salarios (privado, público y estimado del no registrado) avanzó 43%. La inflación fue del 50,2% en ese período.
Empleo y destrucción de empresas
Según datos del Ministerio de Trabajo actualizados hasta junio (últimos disponibles) la Argentina recuperó en doce meses unos 211.693 puestos de trabajo registrados, alcanzando los 12.006.075 empleos.
Así, hasta junio de 2021, la economía estaba a 80.326 puestos de trabajo de recuperar la población empleada formal que había en febrero de 2020, justo antes del desembarco de la pandemia. En paralelo, claro está, hubo un crecimiento poblacional del 1% anual.
Al margen de la recesión que se inició en el segundo trimestre de 2018 y perduró hasta fines de 2020, la Argentina tiene un drama impactante: actualmente hay 5.864.005 de asalariados privados, un 3,8% menos (213.976) que en enero de 2012.
En aquel momento, el empleo asalariado privado representaba el 55,8% del total del mercado de trabajo formal. Ahora, ese universo representa el 48%. Una década perdida, en la que los planes sociales con contrasprestación pasaron de 115.000 a 1.152.577, según datos oficiales.
La actividad económica de la Argentina se expandió 9,7% en el primer semestre del año, respecto del mismo período de 2020, el cual estuvo marcado en más de la mitad del tiempo por el proceso de aislamiento. Y cerraría el año, calcula el Gobierno, entre 7% y 8%.
Otro punto crítico es el de la cantidad de empresas en condiciones de generar empleos. En febrero de 2020, antes de la llegada de la pandemia había 541.357 compañías registradas en el país. En mayo último hubo 518.963.
En poco más de un año se perdieron 22.394 empresas privadas en la Argentina y la tendencia no va en camino de revertirse, al menos por ahora. Desde el récord histórico de 568.737 empresas en 2015, se perdieron 49.774. En el gobierno de Mauricio Macri desaparecieron 24.505.
“Inmensos desafíos”
Argentina llega a las urnas de este domingo con tres años consecutivos de recesión a cuestas. Entre 2018 y 2020 hubo destrucción del capital productivo y comercial. Y la economía ingresó en una espiral de contracción sin precedentes desde el retorno de la Democracia.
El Producto Interno Bruto cayó 37% en dólares, al pasar de u$s643.600 millones en 2017 –antes del inicio de la crisis financiera- a u$s401.300 millones en 2020 con el colapso generado por la pandemia de Covid-19, según el Banco Mundial.
“Obviamente que los desafíos hacia adelante son inmensos”, dijo este jueves el ministro de Economía, Martín Guzmán, en declaraciones al canal A24. Y aclaró que el Gobierno no va a hacer “ningún cambio de rumbo” tras las elecciones.
Para el ministro, esto responde a que “el rumbo está funcionando” porque la economía tomó velocidad. Aunque aún hay sectores como el gastronómico, el cultural y del turismo que siguen muy golpeados por el cierre que les implicó la cuarentena sanitaria determinada por el Gobierno.
A este punto también el país llega con una fuerte presión cambiaria: en los últimos once días hábiles el Banco Central tuvo que vender 973 millones de dólares para abastecer la demanda, aún con un cepo cambiario muy ajustado.
Guzmán negó que el Banco Central esté evaluando reforzar el cepo cambiario, pero aclaró que se mantendrá la “administración del comercio exterior” que busca destinar los dólares a la producción y mantener una estabilidad cambiaria que ayude a bajar la inflación.
“Y se seguirá haciendo exactamente lo mismo. No hay ningún cambio de rumbo”, respondió al ser consultado acerca de lo que hará el Gobierno dependiendo del resultado electoral que consiga el oficialismo.