Alerta ante la salida de “Precios Máximos” por la inflación contenida

Mientras el programa irá terminando lentamente, el Gobierno fortalecerá Precios Cuidados con más productos. En el sector alimentos dicen que el atraso de precios llega a 25%.

Las góndolas son el escenario dónde se perciben los efectos de la inflación en los bolsillos / Nicolás Ríos
Las góndolas son el escenario dónde se perciben los efectos de la inflación en los bolsillos / Nicolás Ríos

El Gobierno nacional acordó la continuidad del programa Precios Cuidados, con más artículos, e incrementos promedio del 6,5% hasta el mes de abril. En paralelo, ratificaron la salida “lenta y pausada” del programa Precios Máximos, una medida que complementó al listado de precios, y que debía tener un carácter transitorio, durante la pandemia.

En Mendoza, comerciantes y economistas evaluaron un posible rebote en la inflación, porque los incrementos están muy debajo de los incrementos contenidos. Además, conflictos en las alimenticias generan faltantes en productos básicos.

En coincidencia, la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) sostuvo que “mientras que el IPC de alimentos y bebidas estimado a diciembre alcanzó el 40,4%, al universo de productos representados en la cámara (contra el 35,8%, según el IPC a noviembre de 2020), que son regulados por la política de congelamiento, se les ha otorgado tan solo un incremento de entre un 4% y 10,8%, que reflejado en la totalidad de los comercios relevados por el Indec, alcanza un 28,4%”.

En paralelo, los empresarios advierten que los bienes listados acumulan atrasos de hasta el 25%. “Se han verificado persistentes incrementos de costos, en algunos casos superiores al 100%, que han dejado a nuestras industrias en una crisis sin precedentes”, agregan desde Copal.

Faltantes de mercadería

Desde hace al menos cuatro meses que supermercadistas advierten que reciben la “mercadería en cuotas”. De hecho, desde la Cámara Argentina de Supermercados (CAS) y la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (FASA) solicitaron la urgente intervención del Gobierno, porque los supermercados más pequeños y los autoservicios advertían que sus proveedores, o bien aumentaban por fuera de los límites autorizados por el Gobierno, o bien, efectuaban cambios en las condiciones de venta, entre las que se contaban la eliminación de bonificaciones, cargos adicionales por costos logísticos que antes estaban contemplados en el precio final, o nuevas versiones de los mismos productos con precios más altos, para sortear el listado oficial.

A esto se le han sumado ahora faltantes por dificultades en la fabricación. Al respecto, Rubén David, uno de los propietarios del mayorista Oscar David, señaló que existe mucha incertidumbre en el rubro desde hace mucho tiempo, algunas se atribuyeron al Covid, y otras tuvieron que ver con problemas en la logística, pero la más reciente se debió a las tres semanas de paro que hubo en las aceiteras.

“No tenemos más aceites, no estaban mandando aceites a las empresas (productoras de otros alimentos), y entonces tampoco hay mayonesas, ni otros condimentos, hay tres semanas de atraso en la producción”, explicó al respecto.

En cuanto a las nuevas listas para Mendoza, el empresario advirtió que se observa que “las cosas se van resolviendo cuando pasan”, y no hay una mirada hacia el interior del país, en tanto que las políticas parecen ser diseñadas exclusivamente para Buenos Aires.

“Hace un tiempo que no llega lo que uno pide, sino que llega lo que te mandan. Antes era por el Covid, luego por la logística y siempre se suman nuevos inconvenientes”, relató el empresario.

Por otro lado, lejos de la conmoción al inicio de la pandemia, que llevó a las familias a comprar alimentos y bebidas para almacenar (ante un temor a posibles faltantes y/o aumentos de precios), hoy se observa mucha prudencia, y los consumidores están “cuidando mucho el dinero”.

La renovación del programas

Junto a los nuevos valores, Precios Cuidados incorporará nuevos productos de primeras y segundas marcas, y categorías que componen la canasta básica para llegar a 800 artículos finales (de 401 que tiene la lista actual). La intención del Gabinete de Economía es generar precios de referencia en góndolas, pero hasta que se concrete, en los próximos días, el nuevo listado, seguirá vigente el actual.

Las nuevas categorías son, conservas de tomate, de choclo, alimentos para mascotas, jabón en pan para lavar la ropa, cremas corporales, apósitos para incontinencia (adultos), máquinas de afeitar descartables, sal gruesa y entrefina, bizcochos de grasa, hamburguesas, café instantáneo y snacks, entre otras. Además, se incorporarán nuevas marcas de leche larga vida, yogures, quesos y mantecas; así como variedades de arroz y fideos; nuevas presentaciones de papel higiénico, pastas dentales, repelentes, limpiadores y gaseosas.

El fin de los Precios Máximos y un rebote inflacionario

En relación a Precios Máximos, se ratificó el “proceso lento y administrado” de salida del programa, que tiene como fecha de vencimiento inicial e próximo 31 de enero.

Este fue implementado como una medida de emergencia, para evitar aumentos pronunciados durante la cuarentena en productos de primera necesidad, pero en la actualidad aún mantiene congelados casi 20.000 productos, con una única actualización, que se permitió en julio, en un rango de entre 2% y 4,5%.

La progresividad con la que sería desarmado este programa, es lo que genera “mucha preocupación en la mayoría de los empresarios alimenticios”. De acuerdo con el análisis de José Vargas, titular de Evaluecon, ambos programas (Precios Cuidados y Precios Máximos), convivieron y para los productos que engloban se autorizaron incrementos de entre el 4% y el 10%, cuando los costos, en la mayoría de los casos superaron el 100%.

“Esta es la principal preocupación de un sector que considera que, si a fin de mes se continúan extendiendo estos programas, peligra la cadena de comercialización”, señaló Vargas.

Y las últimas señales del Gobierno a las empresas parecen ratificar que el control de precios se extenderá. “A principio de mes se había autorizado un incremento para las telecomunicaciones por entre un 7 y 8%, y el Enacom luego puso un tope del 5%; las Prepagas aumentarían un 7%, y eso quedó sin efecto; por lo que el sector alimenticio considera que las restricciones son por ahora una política de Estado, es decir que el Gobierno intentará contener la inflación en un año que será más inflacionario que el año pasado, sobre todo si se suma el impacto que tendrán los incrementos en los servicios públicos”, agregó el especialista.

En resumen, Vargas evaluó que los costos se van a ir reacomodando al alza, y por fuera de estos programas, los bienes y servicios van a aumentar de manera considerable, y es ahí en donde cabe esperar “rebrotes inflacionarios”. “Este año tuvimos una inflación cercana al 2,5% y al 3% mensual, y este año tenemos que empezar a pensar en un promedio mensual cercano al 4% o 5%”, cerró.

Ni eficientes ni progresivos

Para el economista Raúl Mercau, la aplicación de este tipo de medidas, desde el punto de vista de la lucha contra la inflación no son exitosas, y tampoco pueden evaluarse como progresivas, en cuanto a que atienden a los sectores más vulnerables.

En términos teóricos, podría decirse que benefició a sectores de altos ingresos, en la medida en que se aplicó en supermercados que normalmente se ubican en zonas lejanas a los barrios populares, con la excepción de una de las cadenas de supermercados locales, en donde sí era posible encontrar artículos del programa (Precios Máximos, no así Cuidados).

“En ese sentido, uno puede decir que ha sido un instrumento para la lucha contra la inflación, ni que haya sido progresivo, en el sentido de beneficiar a los que menos tienen”, señaló Mercau.

Pero por otro lado, señaló que “el sector de alimentos no es totalmente competitivo”, sino que, por el contrario, hay “cierto grado de oligopolio” (pocas empresas concentran las ventas de los mismos bienes y servicios), por lo menos en las ventas minoristas, y es por ello que sin controles los precios pueden subir por encima de los costos económicos, es decir por encima de “una rentabilidad de venta razonable”. Así, sin estos programas, o con una salida progresiva de los mismos, cabría esperar un rebote inflacionario.

Otras estrategias para el control de precios

Junto con la extensión de los programas, el Gobierno avanzó en el último día de 2020, con un freno a las exportaciones de maíz. El Ministerio de Agricultura buscó garantizar de esta manera el abastecimiento a precio bajo para las industrias que tienen al maíz como materia prima, dos de ellas clave en la economía de las familias: el aceite y la carne.

Finalmente, el Ejecutivo terminará de definir en estos días cómo serán algunos de los principales aspectos de la Ley de Góndolas, que afectara a los grandes supermercados.

En todos los casos, el objetivo no apunta a desacelerar la inflación, pero sí crear una canasta de bienes que vaya por el índice general.

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