El Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló hoy que alrededor de 19 millones de personas cayeron en la pobreza durante el último año en América Latina en medio de la pandemia de coronavirus, y la desigualdad aumentó en un 5% respecto a niveles anteriores a la crisis.
Así lo indicó hoy el director del departamento del hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, en una transmisión realizada en el Blog del organismo multilateral, en la previa de la asamblea de la primavera boreal que se llevará a cabo de manera virtual en lo que resta de esta semana.
“La contracción de 7% experimentada por la región en 2020 (en el nivel de actividad económica) fue la más pronunciada del mundo, superando con creces la desaceleración mundial, que fue de 3,3%”, dijo el directivo.
Werner indicó que “se prevé que en 2021 el crecimiento se sitúe en 4,6%, por debajo del 5,8% estimado para los mercados emergentes, excepto China y el ingreso per cápita no retornará al nivel de antes de la pandemia hasta 2024, lo cual provocará pérdidas acumuladas del 30 por ciento respecto a la tendencia prepandémica”.
En este contexto, “se calcula que la cifra de personas que viven en condiciones de pobreza se ha incrementado en 19 millones, mientras que la desigualdad, medida por el coeficiente de Gini, ha aumentado un 5% si se la compara con los niveles anteriores a la crisis”, sostuvo Asimismo, Werner alertó que “la pandemia supondrá además un deterioro duradero del capital humano debido al cierre de los colegios, que fue más prolongado que en otras regiones”.
Sin embargo, advirtió que “lo más urgente sigue siendo controlar la pandemia, cerciorándose de que los sistemas sanitarios estén debidamente dotados de recursos y de que todos tengan acceso a la vacuna”.
Las políticas fiscal y monetaria deben seguir siendo acomodaticias en los países que disponen de suficiente margen de maniobra --un refuerzo a corto plazo rápido para sus economías--, mientras que los países con presupuestos limitados deben reorientar las prioridades de gasto hacia la salud y el apoyo a los hogares, y trabajar para crear espacio fiscal adicional, consideró el FMI.
Dada la fuerte factura que siguen pagando los trabajadores de bajo ingreso, “estaría justificada la aplicación de ayudas focalizadas para faciliten la creación de empleo y la reconversión laboral”, continuó.
En relación a la educación y otros aspectos de mediano y largo plazo, el FMI recomendó la concreción de un pacto fiscal para una transformación estructural.
Recuperarse de las secuelas a más largo plazo será más difícil y obligará a acelerar las reformas estructurales, mejorar el acceso a sistemas de educación y salud de calidad, ampliar las redes de protección social y mejorar el clima empresarial. Para revertir el efecto de los años de flojo crecimiento se necesita una transformación estructural más profunda, que podría estar facilitada por un pacto fiscal de gran alcance.