La noticia de que el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria de México (SENASICA) eliminó dos barreras sanitarias para el ingreso de ajo mendocino a ese país, entusiasma al sector. No solo porque las exigencias hacían crecer los costos sino porque, además, eran muy difíciles de cumplir no por falta de calidad sino por la dificultad de lograr dicha certificación. Esto es celebrado por el los productores y empacadores de ajo debido a que casi todo esta hortaliza producida en Mendoza se exporta. Con destino prioritario a Brasil, la posibilidad de ingresar más fácilmente a México es una bocanada de aire fresco debido a la diversificación de mercados que esto implica.
Según el último relevamiento realizado por el Gobierno de Mendoza, para la temporada 2024 hubo un leve crecimiento de la superficie implantada de ajo en la provincia. De este modo, se relevaron 13.841 hectáreas, lo que representó un crecimiento de 4% con relación al año anterior. Las principales zonas de siembra son el Valle de Uco -que concentra el 56% de la superficie- y el Centro de la provincia con Maipú, Guaymallén y Luján a la cabeza. El 80% de esta hortaliza se vende a Brasil y este año hubo un crecimiento tanto en valores como en cantidades de exportación durante el primer semestre, según las últimas cifras publicadas.
“El ajo creció 34 millones de dólares y 17 millones de kilos debido a una mejor cotización mundial por la mala cosecha mundial”, destacó el informe publicado en agosto por el Ministerio de Producción. En tanto, según cifras aportadas por ProMendoza, entre enero y octubre de 2024 las exportaciones de ajo crecieron 49% en valor FOB y 28% si se toma en cuenta el peso neto. Se trata de la cantidad exportada en los primeros diez meses del año en comparación con el mismo periodo de 2023. El ajo es un comoditie que posee un precio internacional que está fuertemente marcado por la producción china donde esta hortaliza está fuertemente subsidiada por su Gobierno. Pese a esto, la posibilidad de llegar más fácilmente a un nuevo mercado podría favorecer el desarrollo de esta actividad en el mediano plazo.
Hay que tener en cuenta que Mendoza ya podía exportar a México, pero era complicado debido a las certificaciones exigidas. La Resolución 11417/2024 publicada por el paralelo al Senasa mexicano resolvió retirar dos exigencias que durante años impusieron altos costos y complicaciones logísticas a los exportadores mendocinos. La norma debía cumplirse de manera inmediata por lo que a partir de ahora se elimina la exigencia de fumigación obligatoria con bromuro de metilo o fosfuro de aluminio y la aplicación de antibrotantes. Este requisito afectaba negativamente a la actividad productiva y comercial de ajo en Mendoza no porque no lo cumplieran sino por el costo y la dificultad para lograr dicha certificación.
La clave de la diversificación
Maximiliano Di Césare, presidente de la Asociación de Empacadores y Exportadores de Ajos, Cebollas y Afines de la Provincia de Mendoza (Asocamen), manifestó satisfacción por la medida. Es porque las exigencias de México al ajo argentino colocaba al país en seria desventaja con relación a competidores como Chile y Perú, que no tenían las mismas restricciones. “No podíamos competir en igualdad de condiciones en un mercado grande y con alto potencial de crecimiento”, destacó Di Césare. La amplitud de ese país y sus costumbres de alimentación hacen que el ajo local sea muy solicitado debido, entre otros motivos, a su alta calidad.
El dirigente del sector aclaró que al existir relación con el mercado mexicano, ya hay ajo local que prepara sus contendores hacia aquel país. Esta hortaliza comenzó su cosecha en octubre y está a punto de finalizarla en sus variedades más tardías. Entre sus ventajas es que una vez cosechada, posee una brecha amplia de durabilidad una vez que fue empacada. Por este motivo, estimó que las exportaciones crecerán pronto hacia ese destino lo que no solo beneficiará al sector sino también al área exportadora y a la provincia en general. “Teníamos el ajo y los compradores, pero no podían vender porque no contaban ni iban a poder lograr dicha certificación”, precisó Di Césare.
La cámara que representa jugó un papel clave para destrabar la situación frente al SENASICA vía cancillería y gestiones conjuntas con el Gobierno provincial y ProMendoza. “Llevamos argumentaciones técnicas y científicas en un camino que no fue de un día para otro”, destacó Di Césare al tiempo que agradeció la respuesta del Senasa local y de los distintos organismos públicos involucrados. Gerardo Arribas, responsable del sector Alimentos de ProMendoza, destacó que lo principal es la posibilidad de diversificar el mercado del ajo. Pese a que este producto posee un precio internacional y que Brasil es el principal destino del ajo mendocino, Arribas destacó que cada mercado se mueve de manera diferente.
De este modo, se abre un nuevo panorama debido a que el ajo estaba limitado a casi un único comprador que era Brasil. Este país acaba de devaluar su moneda, lo que favorece sus exportaciones y encarece sus importaciones. “Es probable que muchos compradores brasileños no estén en la posición de pagar lo mismo ya que poseen su moneda devaluada”, comentó Arribas. En este marco, la demanda que se espera por parte de México coloca en una situación diferente a los exportadores mendocinos que tendrán otro margen para negociar los precios. Es que no es lo mismo tener uno que más mercados que, por otra parte, reconocen la calidad del producto local que puede diferenciarse por variables diversas como calidad, calibre, empaque, etc. “Hay otras cuestiones que modifican el precio del producto”, explicó Di Césare.
El dirigente empresarial agregó que la eliminación de barreras por parte de México es un paso importante para mejorar las exportaciones y la competitividad en líneas generales. No obstante, recordó que eso dependía de aquel país mientras que Argentina todavía cuenta con regulaciones que producen sobrecostos con relación a sus competidores directos. “Hay controles básicos que deben hacerse para establecer diversas garantías, pero todo lo que implique burocracia excesiva, pérdida de tiempo y una dinámica ineficiente perjudica nuestra competitividad”, puntualizó Di Césare. Por ejemplo, las demoras innecesarias en aprobar los cargamentos implican pérdidas de turno en los puertos, mayores costos laborales, de conexión o espera. “Sin dejar de controlar lo que es clave para asegurar la competencia leal, es importante que el sistema sea eficiente y no perjudique la dinámica comercial”, reclamó el gerente de Asocamen.