El nuevo gravamen sobre la compra de dólares para atesoramiento generó desconcierto entre los empresarios. Pese a que el Banco Central comunicó que “el cepo reforzado” busca garantizar la recuperación de divisas para destinarlas a la prefinanciación de exportaciones, los sectores agroindustriales de la provincia ya comenzaron a advertir un posible efecto negativo en sus operaciones.
El 35% con que se gravará la compra para atesoramiento, que se suma al 30% en concepto de Impuesto País, no afectará a la empresas de forma directa, dado que las operaciones de exportación e importación se mantienen en el dólar oficial. Sin embargo, la medidas implementada por el Gobierno podría afectar a las empresas en el pago de sus deudas, limitar importaciones, aumentar el costo de los insumos y aumentar la brecha cambiaria para los productores.
Efecto adverso
“El BCRA se propone reducir la participación de grandes empresas en las líneas de financiamiento que las entidades financieras ofrecen para la prefinanciación de exportaciones. La iniciativa apunta a que aquellas grandes empresas con acceso a los mercados de crédito internacional, aprovechen las nuevas condiciones generadas por la normalización de la deuda soberana, liberando margen de financiaciones para el crédito local de pequeñas y medianas empresas exportadoras”, explicó la autoridad monetaria, junto con las medidas para desalentar el ahorro en la divisa extranjera.
No obstante, el presidente de la Federación Agraria Argentina, Carlos Achetoni, consideró que los pequeños y medianos productores se verán perjudicados por el nuevo cepo. “Muchos de nuestros gastos en insumos están dolarizados y luego le vendemos mayormente al sector interno, que está tremendamente castigado por la crisis económica que se profundizó con los efectos del Covid-19”, indicó.
“La aceleración en el precio del dólar real, la inestabilidad que se constata permanentemente y las consecuentes restricciones, son producto de la gran incertidumbre que existe en relación con el rumbo del país y la falta de certezas y de seguridades. Todo esto atenta contra las posibilidades e intenciones de inversiones, lo que afecta fuertemente nuestra economía”, agregó.
Por otro lado, Achetoni señaló que tanto en el presupuesto nacional como en la proyección de las producciones agrícolas y la inversión, se debería contar con previsibilidad y seguridad jurídica, que descomprima todas las especulaciones que surgen.
Por su parte, Mario Bustos Carra, gerente general de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo, opinó que los empresarios no deberían verse afectados, porque el dólar oficial se mantiene por debajo de los $ 80 para las operaciones de compra y venta en el extranjero. Sin embargo, advirtió que “todos estos movimientos generan incertidumbre, y ante ella, algunos proveedores de insumos pueden tomar recaudos y cobrar distintos valores (aumentos)”.
Bustos Carra, insistió en que “la influencia de la política en la economía” es la que genera conflictos. “Siguen atacando las consecuencias, y no las causas de por qué los argentinos no quieren pesos, y buscan refugiarse en el dólar”, apuntó.
El empresario consideró que el sector del comercio exterior ha hecho muchos esfuerzos para mantenerse y destacó que las cifras para Mendoza son buenas, a pesar de las dificultades. “Lo peor que se puede hacer es mandarle señales inciertas que generan incertidumbre”, indicó. Además, comentó que el efecto trasciende lo puramente económico, porque un exportador que pertenece a un país que no inspira confianza, luego es un exportador a quien le costará cerrar operaciones.
También compartió su opinión el presidente de Coninagro, Carlos Iannizzotto. “Las medidas anunciadas pueden aumentar la brecha cambiaria, lo que se traduciría en un desaliento a la actividad, y en cambio alentaría las especulaciones”, lamentó.
“Para los exportadores es un desaliento ya que mantiene el dólar oficial cuando todas las demás cotizaciones se elevarán. Es decir, más brecha, más desincentivo para exportar y para liquidar”, advirtió.
Iannizzotto recordó además que el Gobierno sigue sin exhibir un plan, y en cambio presenta medidas aisladas. “Este intervencionismo del Estado que se mira a sí mismo, sin mirar hacia afuera, aumenta la brecha cambiaria y no incentiva el ingreso de dólares al sistema. Argentina tiene más de 200 mil millones de dólares afuera, por la especulación, dinero que no entra en el circuito productivo”, apuntó.
Así, para el referente del sector agrario, no es verdad que no hay dólares. “Los hay, pero fuera del sistema y hay que generar incentivos para que ingresen. Mantener el intervencionismo cambiario, genera lo contrario”, apuntó.
“El país necesita producir, dar empleo y alentar a las Pymes. La nueva medida no va a generar ese efecto porque no tiene medidas complementarias en lo fiscal y lo financiero, sino que simplemente restringe la posibilidad de hacerse dólares. Todos los meses vemos aumentar el índice de desempleo y reducirse el Producto Bruto, por lo tanto, solicitamos que no haya atraso cambiario, y que se considere la situación de las economías regionales que no sólo exportan con un dólar desfasado, sino que además, tienen retenciones”, agregó.
Atraso cambiario
El titular de Coninagro planteó un panorama más amplio, y es el que tiene que ver con la expectativa de devaluación medida con Rofex (el Mercado a Término de Rosario S.A.), en dónde el dólar futuro se negocia en $106, contra los $76 en que cotiza la divisa en el mercado oficial para el segmento comprador.
“En un país con una expectativa de inflación del orden del 40% no es un número exagerado, pero no deja de ser un número importante. Mientras no se descomprima eso, actúa como un incentivo a retener. No quiere decir que los productores lo harán necesariamente, ya que hay otras situaciones en el medio (ciclo productivo, etc.), pero es algo que debería mirarse para evitar incentivos a la demora en la liquidación”, cerró Iannizzotto.