Actividad: la demanda eléctrica de empresas cayó casi 10% en 2020

De 19 sectores relevados, 13 tuvieron un menor ritmo de trabajo en el último año. La incidencia de la pandemia fue determinante.

En baja. Los sectores vinculados a las industrias básicas de hierro y acero mostraron una retracción del 53% en el uso de electricidad. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes.
En baja. Los sectores vinculados a las industrias básicas de hierro y acero mostraron una retracción del 53% en el uso de electricidad. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes.

El sector empresario de Mendoza demandó en 2020 un 9,7% menos de energía eléctrica que en 2019. El dato, que se asocia directamente al nivel de actividad económica, se desprende de un informe del Ente Provincial Regulador Eléctrico (EPRE), que muestra el consumo que tuvo cada sector durante el año pasado. Algunas actividades, como la metalmecánica y la hotelería, tuvieron bajas cercanas al 50%.

Sectores destacados

La extracción de petróleo crudo tuvo una caída en el consumo por encima del promedio, con el 10,5%. Se trata de la única de las cuatro actividades que concentran el 50% de la demanda en la provincia que tuvo un retroceso, ya que la refinación del petróleo (11,6% de participación) requirió un 2,1% más que en 2019, la elaboración de vino (5,8% de participación) aumentó el consumo un 0,7% y la fabricación de productos plásticos (4% del total) fue la actividad que más creció, en su demanda con de electricidad con 10,9%.

En cuanto a las actividades más afectadas, la caída más abrupta en el consumo se dio en las industrias básicas de hierro y acero, que cerró el año con un saldo negativo de 53,1%. Le siguieron la hotelería (-45,2%), conservas de frutas, hortalizas y legumbres (-27,1%), elaboración de soda y aguas (-27,1%) y venta de combustibles (-17,3%). En total, de los 19 sectores que mide el EPRE, 13 cayeron y solo seis crecieron.

La mirada de los empresarios

Mauricio Badaloni, presidente de Unión Industrial de Mendoza (UIM), evaluó el estudio del EPRE y consideró que los indicadores son una traducción perfecta de la realiadad. “Se puede percibir en todos los órdenes industriales”. aseguró.

El dato del consumo de energía es preocupante, porque indudablemente Mendoza no ha encontrado un piso. En otras provincias tienen algunas obras en marcha o proyectos que marcan una reactivación, pero acá nos cuesta encontrar indicadores positivos, salvo mejoras aisladas, como en el caso del vino. La problemática que estamos viendo coincide con la disminución de demanda de energía eléctrica y con la caída del consumo de combustible”, lamentó.

Badaloni señaló, en coincidencia con el mencionado informe, que “en Mendoza la problemática se ha visto muy marcada en algunas industrias como la metalmecánica o turismo en general” y que, si bien la metalmecánica ha mostrado indicios de recuperación a nivel nacional, “en Mendoza la realidad es que le está costando recuperarse, con indicadores muy bajos”.

La excepción de la industria plástica, que cerró con un crecimiento superior al 10%, Badaloni entiende que puede explicarse en la sustitución de productos plásticos en lugar de otros que pueden ser más costosos o el aumento de la demanda de piletas. “Tenes envases descartables y cosas por el estilo que pueden haber reemplazado a otros que se elaboraban con algún componente de aluminio, un producto que tiene su precio anclado al dólar. También puede ser por la demanda de materiales refinados para la fabricación de piletas, que han tenido una gran demanda”, estimó.

Julio Totero, secretario de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la Provincia de Mendoza (Asinmet) consideró que, dentro de su sector, los servicios petroleros fueron los que más cayeron. “Esto es por una cuestión lógica de lo que fue durante el año la caída del consumo. Al estar parada la sociedad por un largo tiempo hubo menos destilación, menos producción y se le suma la falta de inversión”, declaró.

Para Totero, el consumo eléctrico está asociado a las máquinas encendidas dentro de una fábrica, y la marcada disminución en el consumo marcó una retracción en el nivel de actividad. Así mismo, resaltó que en algunos sectores los niveles de actividad ya venían bajos desde 2019.

“Hubo algunos sectores de la actividad económica que tuvieron una actividad más o menos constante a lo largo del año, pero hubo otros que sí estuvieron frenados. En la metalmecánica hubo una fuerte caída en los meses de abril y mayo, después se recompuso un poco la actividad, pero a nivel general terminó con una caída de alrededor del 15% por debajo de 2019”, estimó sobre el retroceso del sector.

El representante de Asimet detalló que la industria metalmecánica local, que depende básicamente de la siderurgia, y la fundición de acero han tenido caídas importantes, al igual que el consumo de energía durante 2020. Pero se mostró optimista respecto a una recuperación para este año.

“Entendemos que va a haber una recuperación que se va a poder ver recién en la segunda mitad de 2021. Algunos indicios se empezaron a ver después de mayo del año pasado y esto puede seguir si se resuelven algunas cuestiones de abastecimiento y logística, que aún están complicando la situación. Habrá que ver si esa recuperación logra equiparar los niveles que teníamos en 2019, esperemos al menos llegar a esos valores y sigan recuperando”, agregó.

Por qué creció la industria vitivinícola

Como lo muestra el informe del EPRE, la elaboración de vino fue una de las únicas cinco actividades que aumentó su consumo de energía en 2020. Aunque esto podría relacionarse directamente con el crecimiento del consumo durante el año pasado, lo cierto es que se trata de un sector con demanda eléctrica estacional, que depende del rendimiento de la cosecha. “Las variaciones que se pueden registrar en nuestra industria están relacionadas con la elaboración. Para un depósito, la cantidad de vino no es influyente. Ya sea que esté lleno o que tenga solo diez cajas, los equipos de frío están prendidos para mantener la temperatura”, explicó Patricia Ortiz, presidenta de Bodegas de Argentina.

Así mismo, la bodeguera sostuvo que la gran demanda para la industria del vino se da en estos primeros meses del año, en época de cosecha. “Nosotros tenemos picos de consumo eléctrico entre los meses de febrero y mayo, sobre todo por el uso de equipos de frío y en las empresas que elaboran blancos. Después, el consumo es bastante regular”, consideró.

En el caso de las fincas, el consumo depende directamente del uso de los pozos de riego. Es por eso que Ortiz estimó que en un año más seco, el productor deberá demandar más electricidad. Algo que no se dio durante 2020, cuando la caída en la demanda de energía eléctrica fue de 3,8%.

En 2020 hubo una cosecha un poco mejor que la anterior”, remarcó Ortiz, por lo que se entiende el crecimiento del 0,07% en el consumo de energía eléctrica. En tanto que en este 2021, se puede esperar que la demanda eléctrica disminuya un poco, ya que se espera una cosecha menor.

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