Economía en graves problemas

El elenco de aprietos que heredará la próxima gestión de gobierno.

Economía en graves problemas

Las características del complejo y largo proceso electoral han llevado a que la política ocupe el centro de la escena cotidiana y haya puesto a la economía, y sus muy graves problemas, en una especie de segundo plano. Por otro lado, la aparente mejora de algunas variables -brecha cambiaria, algo menos de inflación que el año pasado- crean para algunas personas una sensación de que las cosas no están tan mal. Incluso no faltan entusiastas que repican que lo peor de la recesión ya pasó, que estamos mejorando.

Cierto es que a medida que pasan las semanas y se percibe más próximo el cambio de gobierno las expectativas se van modificando. Los decisores económicos van día a día, esperando que no haya algún descarrilamiento fuerte.

El carácter “ciclotímico” de buena parte del país “colabora” para cambios repentinos en el humor colectivo; pasamos rápidamente del optimismo al pesimismo y viceversa. Es por ello, no por masoquismo, conveniente repasar algunos aspectos de la realidad económica que serán herencia para el próximo gobierno.

En primer lugar, el contexto económico externo hace ya algún tiempo que ha dejado de ser favorable a nuestro país. Los precios de los principales productos exportables, si bien parece que han dejado de caer, se encuentran en niveles bastante bajos en relación con años pasados. A la vez, los precios de los productos importados están subiendo. Así ha reaparecido un viejo conocido de la economía argentina: el deterioro de los términos del intercambio.

Esta situación, que implica pérdida de competitividad de importantes sectores, más los efectos del cepo cambiario y la fuerte caída del comercio exterior, también nos traen otro viejo conocido: el estrangulamiento del sector. Exportamos menos, no hay divisas, debemos importar cada vez menos, afectando a la actividad económica en general. En el terreno del comercio exterior se ha desperdiciado una década favorable a la celebración de tratados de libre comercio entre países y bloques, lo que sí han hecho nuestros competidores.

En el frente externo tenemos los conocidos problemas y dificultades que vienen del Brasil. Su economía está en recesión, ha devaluado su moneda. Siendo nuestro principal socio comercial, hace más de un año que el intercambio cae continuadamente. El Mercosur languidece desde hace mucho tiempo. El vecindario no ayuda; lo mismo dicen ellos de nosotros.

En el orden interno, los desequilibrios se agudizan y el Gobierno ha decidido no hacer nada. Tratando de llegar a las elecciones, sólo aplica medidas coercitivas para mantener algunas variables aparentemente controladas, como el tipo de cambio. En otros casos, como en las cuentas del Banco Central y las reservas, aplica la conocida receta de “contabilidad creativa”, para mostrar que hay suficiente donde no hay casi nada. La situación patrimonial del Central y descalabro monetario será unos de los problemas más difíciles para el próximo gobierno.

Repetidamente en esta columna nos hemos ocupado de señalar el descontrolado incremento del gasto público, en todas las jurisdicciones, y de la bajísima eficiencia de ese gasto descomunal. Sobresale el gasto destinado a mantener el clientelismo no sólo de las personas sino también de una buena cantidad de empresas ineficientes. Ejemplos son los enormes subsidios al transporte de urbano en Buenos Aires, al consumo de gas y energía eléctrica, donde también los más beneficiados están en el área metropolitana. Como contrapartida, la presión fiscal ha llegado a niveles que asfixian a quienes pagan, con un sistema tributario aberrante en materia de equidad y eficiencia.

En materia de endeudamiento público, a pesar de los discursos del desendeudamiento, este gobierno transferirá al futuro una deuda pública mucho mayor que la de fines de 2001. En materia de inversión privada y pública hace varios años que está en retroceso. El año pasado sólo alcanzó 19,7% del PBI, mientras Colombia y Perú tuvieron 24,4% y 26,8%, por eso ellos crecen y nosotros retrocedemos. No es necesario describir el estado de la infraestructura de caminos, producción y trasmisión de energía, ferrocarriles.

El principal pilar de la economía, el sector agropecuario, está estancado en su producción conjunta desde hace cuatro años. Todos confían en que se den señales claras de que el sector puede mejorar rápidamente.

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