La última medición de Reale- Dalla Torre Consultores arroja datos reveladores en cuanto a la mejora en las expectativas económicas, y su impacto en la imagen presidencial respecto del mes de junio.
El estudio indica que mejoró la percepción sobre la situación económica personal un 5,3%, en tanto que el pesimismo referido a la evolución de la macroeconomía y su rebote en la economía doméstica disminuyeron 10 puntos porcentuales comparado con el mes anterior.
Los economistas aseguraran que hay datos objetivos -aunque coyunturales- que respaldan dicha percepción: el segundo trimestre muestra una notable recuperación de la economía -2,3% respecto al trimestre anterior-.
Influyó básicamente en el humor social el cierre de las paritarias que con buen "timing" el gobierno programó cercano a las primarias provocando un incremento de casi el 1% en el salario real, así como un mayor impacto en el aguinaldo; la actualización de los subsidios sociales - la AUH subió por primera vez por encima de la inflación, suponiendo una suba del 7,7% anual en términos reales- y una mejor cosecha a buenos precios internacionales, entre otros aspectos que lógicamente se trasladan al consumo.
En términos de opinión pública - siempre sensible a los vaivenes económicos-, los datos permiten inferir que la percepción de un leve aumento del poder adquisitivo produjo paralelamente una moderada mejora en la predisposición de la ciudadanía con respecto al gobierno.
La Presidenta aumentó en el último mes su imagen positiva 3 puntos -de 38% a 41% - y mejoró 6 puntos porcentuales la evaluación positiva de su gestión - de 29,5% a 35,7%- . Dicha mejora impactó también en la intención de voto del Frente para la Victoria provincial, aumentando en el mismo período de 30,4% a 36,2%.
En el plano político, los números del estudio confirman que el virulento cruce producido entre Fayad y Cobos por el trámite de jubilación este último, no redundó en beneficios para ninguno de sus protagonistas.
Cobos no pudo esta vez aprovechar el "efecto Bambi" que otrora le prodigara un ala protectora y solidaria de la ciudadanía, cuando en tiempos de Néstor en vida el kirchnerismo lo vapuleaba. Al contrario, disminuyó la distancia que lo separaba del candidato oficialista. Así como tampoco el tándem Iglesias/Fayad pudo capitalizar a su favor los votos que supuestamente se le escaparan al ex vicepresidente.
El peronismo en cambio, pasando factura una vez más a las mezquindades de la oposición, mantuvo a sus candidatos al margen de toda disputa y logró al menos hasta ahora, consolidar su caudal electoral.
No obstante, la cuenta regresiva hacia las Paso ha comenzado y lo concreto es que Cobos aún lidera con cierta comodidad la intención de voto de cara al 11 de agosto. Habrá que ver si el equipo de campaña de Abraham tiene un as bajo la manga para sacar ventaja de la incipiente recuperación de la imagen presidencial y del debilitamiento que le proporcionará a Cobos el enfrentamiento con sus ex aliados. De lo contrario, el candidato radical se impondrá en agosto sin mayores dificultades. Para octubre falta una eternidad.