La economía atraviesa momentos complicados. Solo un par de sectores se recuperan levemente. El sector agrario logra destacarse, al compararse con la baja producción de 2018, afectada por la sequía. Es lo que los economistas denominan “el rebote del gato muerto”. Aluden a que, de la misma manera en que tirando un gato muerto desde un segundo piso no queda inerte sobre el suelo, sino que acusa un leve rebote, también en una economía, en profunda recesión durante un prolongado lapso, en algún momento tiene que producirse algún recupero, en comparación con niveles que habían descendido profundamente. Veamos algunos factores:
A. Inflación: En febrero, el gobierno mantenía su previsión del 23% de inflación, según presupuesto 2019. El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), con pronósticos de los principales economistas era el 31,9%. Los lectores de Los Andes contaban con información anticipatoria privilegiada, ya que pudieron acceder, cuatro meses antes (LA, 12-03-19), a un pronóstico del 42%, que nos parecía más razonable. Así, a fines de julio, el FMI había actualizado su pronóstico al 40,5% y los economistas estimaban un 43%. Respecto del dólar, los contratos de futuro (acuerdos que obligan a las partes contratantes a comprar o vender en una fecha futura determinada) del BCRA, del 29/07 pactaban un dólar, para fin de diciembre, de $ 54,099, exactamente el pronóstico publicado en LA 12/03/19.
B. ¿Qué pasará? Esos valores quedan ahora desactualizados. En el bimestre agosto-setiembre la inflación podría oscilar, en total, entre el 12 y 15%. Si esto es así, la inflación 2019 podría oscilar alrededor del 60%. El gobierno congeló precios de combustibles, sin acuerdo con las empresas. Además, postergó incrementos en peajes, reajustes en préstamos UVA y facturación de consumos estacionales del gas, que serán distribuidos en cinco cuotas en 2020, Todo esto complicará la gestión futura. Los paliativos anunciados, $ 2000 mensuales que se percibirán a fines de setiembre y octubre, no compensan la inmediatez de los incrementos en alimentos. El aumento del mínimo no imponible, que requiere aprobación legal, tendrá similar demora. La eliminación del IVA es una medida correcta, pero no implicará una reducción de precios en la misma magnitud. Independientemente de algún enfoque publicitario, desaparecida esa "cuña" entre oferta y demanda, las elasticidades precios (o sea la reacción de cantidades transadas antes cambios de precios) en los tramos pertinentes de las funciones de demanda y oferta y las elasticidades cruzadas con productos competitivos determinarán qué parte de esa reducción será disfrutada por los consumidores y cuanto percibirán la producción e intermediación.
C. Endeudamiento: Para solucionar el tremendo endeudamiento de LEBAC (ver LA 11-07-2017, 10-05-2018 y 22-07-2018) el Banco Central optó por un enfoque aún más pernicioso: las Leliq. De un endeudamiento renovable cada 28 días pasó a renovaciones semanales, con tasas actuales del 74% (tasa efectiva: 108,50% anual), que provocan la retracción de empresas para endeudarse, con efectos sobre inversión, capital de trabajo y nivel de actividad. El BCRA considera estos altísimos niveles como tasa de interés mínima, endógena, absorbiendo eventuales excesos de liquidez, como mecanismo desinflacionario principal. El monto de Leliq alcanza actualmente a más de un billón doscientos cincuenta mil millones. El BCRA paga diariamente intereses, por más de $ 2.500 millones, capitalizándolos en Leliq, con pingües negocios para las entidades financieras. Antes de retirarse del mercado, hace un mes, los fondos internacionales ganaban mensualmente, lo que con bonos de USA les llevaría tres años. La "formación de activos externos", eufemismo para aludir a la fuga de capitales, alcanzó en este gobierno a más de us$ 70.000 millones, cifra superior al préstamo del FMI, cuyos sucesivos aportes solo aseguran pagar a los acreedores externos, a medida que se producen vencimientos y permitir retiros de los fondos de inversión.
D. PASO: El viernes 09 se creó una exagerada burbuja en el mercado de acciones, pretendiendo derivarse del pronóstico de una óptima elección gubernamental. La lógica debacle del lunes provocó un rompimiento del inestable equilibrio imperante, con el consecuente desborde del dólar, favorecido por la inacción gubernamental.
E. ¿Fracasó el gobierno? Fueron ganadores las empresas energéticas, las entidades financieras y los beneficiados con desgravaciones importantes. La gran mayoría del país sufrió importantes perjuicios. El poder de compra de los salarios bajó en mayo 8,9% en relación con 2018 (Reporte empleo registrado, Ministerio Producción y Trabajo), llegando solo al 85,7% en relación con 2016. Desde mayo de 2018, se perdieron en un año, 217.100 puestos de trabajo registrados. Con tendencia creciente, la desocupación llegó al 10,1% en el primer trimestre. Todo ello implica disminución del consumo, con efectos sobre la producción. En abril, según INDEC, el uso de la capacidad instalada era 61,6%, el más bajo para abril en los últimos 16 años. Cierran numerosas empresas pequeñas y medianas. Otras recurren a los procedimientos preventivos de crisis, con suspensiones y despidos. Aumenta la pobreza.
F. ¿Resultados previsibles? Nuevamente los lectores de Los Andes recibieron información anticipatoria privilegiada. En "Políticas económicas: pautas para entender lo que pasó y pasará" (LA, 14/11/2017, pág. 8) se describieron las cinco políticas típicas del neoliberalismo, que como lamentable hoja de ruta se cumplieron sistemáticamente. Se ejemplificó con lo que ocurrió en el gobierno de Thatcher, que a modo de espejo se reflejó en nuestro país y se explicó, en fecha tan temprana, lo que pasaría, tal como ocurrió. Solo la acción de la oposición parlamentaria y del sindicalismo impidió una concreción total de algunas de las intenciones.
G. ¿Responsabilidades? Corresponden a los partidos gobernantes en coalición. Comienzan, en la derrota, a surgir los clásicos argentinismos: "yo no sabía", "yo no estaba", "no me consultaron", pero cualquier alto dirigente de esos partidos, aun cuando no tenga formación académica en ciencia política o en economía, no podía ignorar, por su experiencia, los resultados previsibles de políticas neoliberales. Si no supo, no pudo o no quiso discrepar en su momento con las decisiones, no es leal hacerlo ahora, pretendiendo asignar toda la responsabilidad al Poder Ejecutivo.
