La eco-finca donde se cosecha según las fases de la Luna

Laura Manzano es una cultora de la "agricultura biodinámica" y lleva adelante su propio emprendimiento en la provincia, junto a su marido y su pequeña hija. Allí recibe a turistas extranjeros que, a cambio de alojamiento y comida, la ayudan en las tareas

La eco-finca donde se cosecha según las fases de la Luna

Con una enorme panza que revela sus 8 meses de embarazo, Laura Manzano está lejos de pensar en descansar. A pesar de haber terminado la cosecha 2014, ahora trabaja con las semillas y en la preparación del compost para la próxima temporada.

Es que ella es la mentora y dueña de la finca biodinámica Cosmos, en Lavalle, y le pone su cuerpo y alma al emprendimiento.

Allí planta tomate, lechuga, zapallo, habas, arvejas, ajo, cebolla, quinoa, amaranto, y cuida ovejas, pollos y gallinas, utilizando los principios de la agricultura biodinámica, que considera el espacio agrícola en todas sus dimensiones y tiene en cuenta, entre otras cosas, las fases de la Luna.

"Vivo acá desde hace 16 años y siempre me gustó el campo pero había algo que no me cerraba. Hace más o menos 8 años descubrí la agricultura biodinámica y para mí fue la clave", recuerda Laura mientras recorre su espacio.

Ese descubrimiento fue en Villa General Belgrano, Córdoba, donde se realizan cursos y encuentros sobre el tema. "Había una flor muy linda llamada ?cosmos' que me llamó mucho la atención y me dije que cuando llegara a Mendoza iba a empezar mi propia huerta con ese nombre", narra.

Así fue como se inició en este estudio y en su aplicación. "Empecé con una huertita de dos por dos y fui creciendo hasta que ocupé todo el terreno y también incorporé animales", sigue Laura. Junto con el papá de su hija Ema (1), y de la que viene en camino, comenzó a transformar el lugar: "Los dos somos universitarios y aun así elegimos esto como una forma de vida. Es lo que se llama la nueva ruralidad, cuando uno opta por vivir en el campo pero con otro conciencia".

Luego de varios años la familia ha logrado que el emprendimiento sea autosustentable, pero aún no pueden vivir del mismo.

"Elaboramos productos con lo que tenemos y los comercializamos, pero en pocas cantidades porque la gran mayoría los consumimos", dice la emprendedora. Conservas de tomate, dulces y vinos son algunos de los productos. "Nos salen unos 20 ó 30 envases de cada cosa y se los vendemos a los visitantes para poder comprar los insumos que necesitamos", precisa.

Este año además han alcanzado un gran logro: "Fue el primer año que hemos podido plantar con semillas propias que sacamos del invernadero y la verdad que ha sido un gran placer no tener que depender de nadie para sembrar, porque teníamos todo acá".

La Luna y sus fases

Como cultora y constante aprendiz sobre este tipo de práctica, Laura explica los conceptos en los que se basa: "Es una agricultura orgánica, agroecológica, que tiene en cuenta el espacio agrícola en todas sus dimensiones".

Según asegura, lo que se busca es darle nuevamente vida al suelo para que las plantas que se produzcan tengan los mejores nutrientes y propiedades: "Trabaja mucho con lo que sucede, como hacían antes nuestros ancestros. Por ejemplo en qué fase está la Luna, su posición y en qué constelación del zodíaco está, porque cada constelación representa uno de los cuatro elementos".

De esta manera se toman como referencia calendarios ya armados que van indicando qué actividad es conveniente hacer y qué tipo de semillas es conveniente plantar.

"Es una guía que te ayuda mucho a planificar el trabajo, pero tampoco hay que volverse loco y fanatizarse, cada uno va tomando lo que le va sirviendo", aclara. Esto es así, porque en su caso, cuenta con agua de riego por turno: "No siempre te llega el agua en el momento indicado pero hay que utilizarla porque es lo más importante".

Otro de los principios importantes de la agricultura biodinámica es tener la mayor diversidad posible y buscar el equilibrio entre animales, plantas y la familia que vive allí. "Es fácil decirlo, pero difícil encontrarlo. Ahora creemos que estamos cerca del equilibrio con diez ovejas, gallinas que nos dan huevos y pollos para comer", señala Laura.

Por último, es fundamental para su práctica la realización de preparados biodinámicos.

"Son como una medicina homeopática para la tierra que se hacen con flores, plantas, excremento y algunas partes de animales, como por ejemplo cuerno de vaca", precisa esta licenciada en Administración de Empresas. Cada año entierran estos preparados en otoño y en primavera: "Cada uno tiene un ciclo, su tiempo para prepararlo y para enterrarlo de acuerdo a lo que se busca que capte".

Esta incorporación a la tierra reemplaza los agroquímicos y mejora la calidad del suelo. "El terreno donde ahora está la huerta era un callejón súper duro, lleno de salitre, con tierra malísima. Y ahora hay una huerta con tierra hermosa que da verduras riquísimas y sanas", subraya Laura.

Visitas extranjeras

Para llevar adelante todo el trabajo ella se encuentra prácticamente sola: "Mi marido trabaja en Buenos Aires y viaja constantemente".

Por eso es que hace tres años decidieron implementar un intercambio con extranjeros, que consiste en ofrecerles comida y alojamiento a cambio de trabajo en la huerta. "Esas son las reglas principales, pero el intercambio supone muchísimo más porque todos terminamos aprendiendo algo nuevo", destaca la joven mamá.

Así, ya han pasado por Cosmos más de 40 personas de distintas partes del mundo: "Inscribimos la finca en una página que promociona estos tipos de intercambio (Wwoof) y fue automático, ahí nomás empezamos a recibir solicitudes".

La condiciones que ponen: un máximo de tres personas y que se queden por lo menos un mes, porque se calculan por lo menos 10 días para adaptarse. "El trabajo con ellos es distinto porque lo hacen siempre con alegría y entusiasmo. Por suerte la mayoría habla bien español y todos quieren aprenderlo", apunta Laura.

Como Lydia y Pascal, una pareja de franceses de Toulouse que llegó hace dos semanas y están instalados en la finca junto a sus hijas Manon y Alice.

"Para nosotros el turismo no implica conocer solo los lugares bonitos, sino que nos gusta conocer de verdad cómo vive la gente de cada lugar", dice Lydia en un excelente español. Así fue como encontraron la casa de Laura por internet: "La estamos pasando muy bien porque hacemos todo con gusto. Nosotros tenemos una huerta allá así que nos encanta el campo", cuenta mientras prepara pan casero con sus hijas.

"Se despiertan cada mañana y vamos armando una rutina de trabajo. También trabajan de acuerdo a sus propias ideas y cada uno va dejando algo de ellos acá", remarca Laura, quien recuerda a un estadounidense que le armó su página web y a unos alemanes que ayudaron con el invernadero.

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