El presidente Mauricio Macri echó ayer al jefe del Banco Central, Federico Sturzenegger, y nombró en su lugar a Luis Caputo, un hombre que llegó al Gobierno desde Wall Street y es el artífice del endeudamiento para financiar la gestión.
En medio de una sostenida crisis cambiaria que se cobró 14.832 millones de dólares de reservas internacionales en dos meses y tras un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que plantea exigencias, Macri definió cambios.
El actual ministerio de Finanzas se reunificará con el de Hacienda. Estas dos carteras habían sido separadas por el propio Macri en diciembre de 2016, tras la salida de Alfonso Prat Gay.
Fuentes oficiales dijeron a Los Andes que aún no se sabe el nombre de quién ocupará la reestablecida secretaría de Finanzas, aunque en el mercado señalaban como candidato a Guido Sandleris, el jefe de asesores de Dujovne y uno de los negociadores con el FMI.
Sandleris fue nombrado el lunes como secretario de Política Económica y viceministro de Hacienda, para reemplazar a Sebastián Galiani, quien hoy dejará la función pública. Ahora, se estima que el economista Nicolás Gadano podría finalmente ocupar ese lugar.
Los cambios empoderan a Caputo y también a quien ahora será el jefe de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne. En manos de estos dos funcionarios estarán hasta el fin del mandato de Cambiemos los destinos de la política económica.
Las acciones de Dujovne en el interior del Gobierno subieron fuertemente en las últimas semanas cuando Macri le encargó la negociación con el FMI y él obtuvo un crédito de 50.000 millones de dólares para financiar la gestión.
Si bien las novedades surgieron sin filtraciones previas, fuentes oficiales dejaron entrever que fue la propia directora gerente del FMI, Christine Lagarde, la que pidió a Macri la salida de Sturzenegger y el nombramiento de Caputo.
Según pudo saber este diario de fuentes de la Casa Rosada, Macri venía planificando cambios de Gabinete desde su viaje a Canadá, donde se entrevistó con Lagarde, pero esperaba hacerlo después del 21 de junio cuando el FMI depositara los primeros 15.000 millones de dólares del crédito acordado.
Los tiempos se aceleraron: la crisis cambiaria recrudeció y el mercado financiero avisó al Gobierno que la desconfianza se mantenía en pie, por lo que el jefe de Estado tomó la decisión en una reunión privada anoche en la quinta de Olivos junto a Dujovne y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
Las fuentes consultadas por este diario no negaron que hubo presiones de la "mesa chica" (integrada por la UCR y la Coalición Cívica) a Macri para realizar cambios sensibles ante la caída de la credibilidad por el deterioro del frente externo de la Argentina y la baja en la imagen de la gestión económica.
La señal de alerta para el Gobierno fue lanzada por el mercado financiero a partir del martes cuando a pesar de la promesa oficial de venta de 7.500 millones de dólares que lleguen desde el FMI, el peso fue sometido a una devaluación del 7,7% en tres ruedas.
Caputo, quien fue nombrado en comisión hasta tanto el Senado resuelva el pliego, tendrá ahora una doble tarea: frenar la corrida cambiaria que se inició violentamente el 7 de mayo y, por otro lado, desarmar la "bomba" de 1,2 billones de pesos de Lebac que armó Sturzenegger.
Pero la misión principal de Caputo será poner, de una vez por todas, un freno a la inflación, que este año terminará -de acuerdo a las previsiones de todas las consultoras económicas- en torno al 30%, por encima del 24,8% logrado el año pasado.
El funcionario, llamado 'Toto' en el Gabinete, cuenta con la confianza plena de Macri y el resto de los ministros dado que a principios de año anticipó el endeudamiento para cubrir el 75% de las necesidades financieras del país porque preveía la tormenta financiera que llegó a mediados de abril con la suba de tasas de interés en los EEUU.
“Caputo es un orgullo para este país y para el Gobierno; dejó todo lo que estaba haciendo para venir a la Argentina. Es uno de los mejores en Finanzas en el mundo”, supo decir Peña en febrero cuando la oposición política ponía en tela de juicio el desempeño del funcionario por el elevado endeudamiento del país.
