Con un volumen de producción disminuido a poco más de la mitad del potencial y calibres menores que los esperados, la oferta de duraznos enlatados en mitades podría alcanzar este año apenas para abastecer a un mercado interno donde el negocio sigue desvirtuado por el manejo que hacen mayoristas y grandes cadenas de venta masiva.
El panorama ya se insinuaba después de las heladas de los primeros días de setiembre pasado y se ratifica ahora, en plena cosecha, donde se evidencia no sólo que hay menos frutos por planta, sino que el tamaño de esos frutos es menor, todo lo cual se refleja en una oferta de materia prima sensiblemente acotada y en el eterno tironeo entre productores (los que tienen fruta para ofrecer) e industriales, hasta encontrar un punto de equilibrio que haga viable el negocio.
Alberto Barro, productor del Valle de Uco, señaló que “este año las quintas no están rindiendo los kilos que esperábamos”. Apuntó que “ya veíamos que no iba a ser una cosecha normal, pero ahora se está notando más porque el durazno no dio el tamaño que tenía que dar”. Eso, a pesar del raleo natural que hubo a raíz de las heladas.
Es que, cuando se produjo la primera helada tardía, los montes estaban en plena floración, y “en la segunda, que fue alrededor del 25 de setiembre, los frutos estaban cuajando, y creo que esa fue la originó el problema de tamaño muy pobre que tenemos”.
Barro tiene unas 28 ha implantadas con durazno para industria, repartidas en dos fincas situadas en la zona periurbana de Villa Seca, Tunuyán, y en otra que está a unos pocos kilómetros de allí, sobre el Corredor Productivo.
Está terminando de cosechar las variedades de maduración más temprana y, hasta ahora, esos cuarteles “nos han estado dando, en términos de frutos por planta, aproximadamente el 60% de una producción normal”.
Avanzaron también sobre algunos cuarteles de la segunda variedad que madura, y la proyección es un poco más alentadora, “alrededor de un 65% de un año normal”, estimó.
Por otra parte, la temporada presenta limitaciones en el tamaño. “Siempre hemos sacado un calibre de 120 o 110 (milímetros de diámetro), y este año estamos en los 90 y no pasamos de ahí”, apuntó Barro.
Contrario a ello, “hay variedades que no van a servir para mitades y terminarán moliéndose”.
Son casos puntuales, pero hubo fincas que se helaron y -suponiendo el caso de los productores que no sufrieron daños- se hizo raleo, y cuando llegue el momento de cosechar, la fábrica no va a recibir esos duraznos para mitades, porque la máquina que los parte no puede sostenerlos.
En cualquier caso, “el problema va a ser para el productor, que va a tener menos kilos para vender”, reflexionó el productor de Tunuyán.
Por su parte, el Ing. Agr. José Viard, que representa a la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Tunuyán ante la Federación del Plan Estratégico del Durazno de Industria (Fepedi), apuntó que “se van a terminar haciendo menos latas que lo esperado, porque ya se ve, en las primeras variedades que maduran -como el Pavía Catherina- que no está el tamaño” adecuado.
Estimó que en las variedades que siguen “aparentemente se va a mejorar un poco el tamaño”. De todos modos, indicó que “en un año normal, habría mucha fruta que no iría a la lata, pero este año quizás se trabaje un poco más al límite de los 57 ó 58 mm de diámetro”, de manera que igual se va a aprovechar la fruta, porque “si en una cosecha normal se podría pedir cierto nivel de excelencia, ahora vamos a tener que bajar un poco la vara”.
De todos modos, Viard reveló que “hay mucho interés por parte de las fábricas, lo cual es el indicador de que los kilos no están”. Calcula que va a terminar haciéndose “entre 75 y 80 millones de latas”.
Señaló, por otra parte, que este año va a ser sensiblemente menor el volumen que tendrá por destino la elaboración de pulpa.
“Si en temporadas normales ronda el 25% de la cosecha, ese año probablemente no supere el 10% porque se va a estirar al máximo el aprovechamiento de la fruta para mitades”.
Algo similar opina Raúl Giordano, del establecimiento industrial Angiord, quien cree que se van a cumplir los programa de mitades previstos, y se van a terminar haciendo “entre 90 y 100 millones de latas”.
Mejoró el precio
En otro orden, Alberto Barro -titular de la Federación del Plan Estratégico del Durazno de Industria (Fepedi)- subrayó que “el año pasado no tuvimos precio hasta febrero, pero este año los productores nos pusimos muy firmes y le advertimos a la industria que si no hablábamos de precio no cosechábamos”.
A raíz de esto, el sector elaborador “habló de $ 6,50 el kilo de durazno de primera calidad, como precio base”. Comentó que con ese precio, “los números podrían cerrarnos, pero habrá que ver, a final de la cosecha, cuántos kilos sacó cada uno, para saber realmente cómo cerro el balance".
El productor de Tunuyán recordó que “la temporada pasada se suponía que pagaban $ 3,50, pero cuando se hizo la clasificación, terminaron pagando $ 3,20” el kilo.
José Viard, en tanto, señaló que las industrias “empezaron ofreciendo 6 pesos el kilo y después subieron a $ 6,50 por kilo para operaciones de 1 millón de kilos o más, siempre que al menos el 85% de la materia prima fuera de primera calidad”, apta para mitades enlatadas.
Confió en que “el precio de las variedades tardías podría mejorar un poco más”. Resume que el panorama es alentador, pero para el productor que pueda cosechar.
Es que, “si bien estamos en el 55% ó 60% de la producción potencial, no es que a todos los productores les quedó el 60% de su producción".
Razonó que “al que cosechó el 70 u 80%, con estos valores se le enciende una luz de esperanza, pero el problema es para gente que cosechó el 20% o no tiene qué cosechar”.
Pero las complicaciones por el precio siguen. Alberto Barro advierte que los camiones vuelven a buscar más fruta a la finca, y no saben qué registro tenía la industria sobre el volumen y calidad de lo que el productor había entregado. Temen que “dibujen” esos datos y, al momento de hacer la liquidación, los $ 6,50 terminen siendo menos.
Hay dudas sobre el futuro del negocio
Sobre la tendencia del negocio del durazno enlatado, en mitades, el productor de Tunuyán Alberto Barro señaló: “No lo veo muy claro, porque este año tal vez nos vamos a salvar (los que podamos cosechar) porque no hay cantidad, pero si hubiese sido una temporada de producción normal, hubiera sido crítico”.
Es que “los industriales ya venían diciendo que no hay ventas, que el precio de las latas no aumenta, que los supermercados estaban abastecidos”.
Lo mismo plantea José Viard. “Si bien creo que las 140.000 ó 160.000 toneladas de producción no van a existir más, porque se siguen erradicando plantaciones -aclaró- cuando uno hace proyecciones no puede menos que preguntarse qué va a pasar cuando tengamos una cosecha normal”.
Cambios de actitud
En otro orden, el presidente de la Fepedi, Alberto Barro, pidió un cambio de actitud de los elaboradores.
“Mi pronóstico -dijo- es que si el sector industrial sigue actuando con el mismo criterio, no tenemos futuro. Los industriales creen que no sabemos producir otra cosa, y no es así. De hecho, hay mucha gente que ha dejado de producir durazno de industria”.
Barro aseguró que “en todos los países que están en este negocio, los productores y los industriales van de la mano, porque el negocio es uno, y todos son parte de él”, mientras que “acá seguimos con que un año los matamos a ellos, y otro año nos matan los industriales a nosotros”.
A todo esto, el industrial Raúl Giordano denunció que “los supermercados han tomado al durazno, como suelen hacer con otros productos, para aplicar estrategias comerciales que, en realidad, no entendemos”.
Se quejó porque “le ponen precios muy bajos, para cambiar el dinero o para perderlo a veces, o muy altos, cuando pareciera que no quieren vender”.
Otras veces, “uno puede encontrarse, en la góndola, con latas de 50 pesos y con latas de 18”; y apunta: “la calidad es la misma; una lata vacía vale lo mismo; la mano de obra vale lo mismo; el azúcar también; y adentro le vamos a echar la misma cantidad de gramos, independientemente del tamaño de las mitades”.
Por otra parte, el referente de los industriales recordó: “Antes, una lata de durazno valía lo mismo que un kilo de helado; hoy el kilo de helado está a 200 pesos o más, y la lata de duraznos, que alcanza para cuatro personas, vale igual que un yogur, que alcanza para una. Hay desfases que no entendemos”, remarcó.
Pero también apuntó hacia los decisores políticos. “El tiempo va pasando, y la economía no se recupera y no responde a las expectativas que teníamos”, advirtió.
Reconoció que “se han hecho cambios, pero en algunos casos no se han medido consecuencias, o no se han contemplado paliativos”.
Puso como ejemplo que “se abre el mercado interno para que puedan venir productos de afuera y tenemos que estar peleando para que no entren; tenemos que esforzarnos para ser competitivos el exterior; tenemos que buscar la forma de recuperar el consumo interno... me parece que estamos haciendo sacrificios en vano”, reflexionó.
Recordó que “todos esperábamos el segundo semestre del 2016; ahora esperaremos el segundo semestre del 2017 y, si bien se nota alguna mejora, en términos de control de la inflación, por ejemplo, lo cierto es que las industrias van quedando, los productores también van quedando, y no veo políticas de Estado”, subrayó Giordano.
Indicó que “eso da lugar al sálvese quien pueda”, por lo cual reclamó también otra actitud de la dirigencia política, empresarial y sindical.