La dura crítica del Papa a la trata y el aborto

Ante diplomáticos acreditados en la Santa Sede, Francisco expuso con su claridad habitual la postura de la Iglesia Católica en lo que se refiere a estos temas tan sensibles que están golpeando a la sociedad actual en diversas partes del mundo.

La dura crítica del Papa a la trata y el aborto

En un largo discurso reciente, el papa Francisco condenó la trata de seres humanos, calificándola enérgicamente como un delito contra la humanidad. Además, por primera vez deploró públicamente el aborto.

Las impactantes expresiones del Pontífice se produjeron en el Vaticano, en el marco de una audiencia con el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede. Ante los representantes de 183 países, el líder de la Iglesia Católica enfatizó que la trata de personas es un delito que amerita ser juzgado con la mayor rigurosidad por la comunidad internacional.

Además de su profunda repulsa y preocupación en lo personal, Francisco también dirigió un llamamiento "a los creyentes y no creyentes, a los responsables de la sociedad y de las naciones", para aunar fuerzas contra "la plaga de la trata de personas".

El Pontífice no dejó de referirse a otras de sus preocupaciones, las guerras intestinas en muchas regiones del mundo, como caldo de cultivo para el atroz negocio de la trata.

En tal sentido se refirió a lo que llamó "las heridas de la paz", concretamente "las guerras sangrientas en Siria, Oriente Medio y África".

Debe recordarse que cuando Estados Unidos y otros países aliados estuvieron a punto de realizar el año pasado ataques contra el régimen de Damasco, fue el Papa quien se puso al frente de un reclamo de búsqueda de consensos que impidiera tal acción.
 
Pero, luego de sofocada dicha posibilidad bélica, reflexionó sobre las causas que habían llevado a los sirios a más de dos años de enfrentamientos sangrientos con múltiples víctimas inocentes.

Ante los diplomáticos acreditados en la Santa Sede, Francisco también criticó que las personas "sean descartadas como cosas no necesarias", con lo cual mantuvo el hilo conductor de varios de sus discursos y homilías.

Y puso como otro ejemplo de la miseria humana que lleva a la trata y la esclavitud la situación en Lampedusa, la isla siciliana que visitó en una de sus primeras misiones, donde el año pasado se ahogaron unos 400 inmigrantes que intentaban entrar en dos barcazas a Italia. Al respecto recalcó que "hay una indiferencia general ante esas tragedias".

Por otra parte, por primera vez desde que fue elegido al frente de la Iglesia, en marzo de 2013, Francisco lamentó con "horror" que "haya niños que no podrán ver jamás la luz" por ser víctimas del aborto.

Debe recordarse que previamente el Pontífice argentino había dejado en claro que bajo su conducción la Iglesia no cambiaría su postura al respecto. El aborto "no está sujeto a supuestas reformas o modernizaciones. No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana", había asegurado ya.

El gesto del papa Bergoglio no nos debe sorprender. Desde su elección como pontífice dio pautas claras de lo que pretende sobre el rumbo del clero y de los laicos más comprometidos.

Su anhelo, hecho público, de una "Iglesia pobre y para los pobres" y sus deseos de que los religiosos y ministros lleguen a la gente con un mensaje entendible, sencillo, sirven de fundamento para posturas terminantes como las que expresó sobre la trata de personas y el aborto.

Sin medias tintas, la Iglesia del papa argentino pretende comprometer a las clases dirigenciales del mundo en el abordaje profundo de los asuntos que competen a la dignidad humana.

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