Dueños de todo

En el Deportivo Guaymallén, los barrabravas parecen haber tomado el poder. Responsables de la renuncia de Moya, influyeron en la elección de Freddy Funes y administran la cantina del club. Algunos antecedentes de violencia.

Dueños de todo
Dueños de todo

Algo huele mal en Rodeo de la Cruz. Desde hace poco más de un año, las instalaciones del Italiano son territorio de la barrabrava, que se pasea por las mismas con total impunidad y comienza a hacer sus negociados en el corazón del club.

La anterior dirigencia decidió irse tras la constante presión que recibían. Pedidos de entrada y dinero fue sólo el comienzo de una situación que hoy tiene a los violentos al frente de la cantina del club y las canchas de césped sintético que se construyeron hace unos meses en el ingreso al estadio y que próximamente comenzarán a alquilarse.

Como se ve, han ganado espacio, acceden a todos los sectores del estadio sin permiso alguno e incluso el camarín les es familiar. La salida de Carlos Moya es una clara muestra del poder que ganaron los hinchas en los últimos tiempos (Ver la polémica salida...). Incluso la llegada de Freddy Funes obedeció a una decisión de los barras.


Quién es quién en la barra
Un individuo de nombre José es el líder de este grupo que hoy maneja las instalaciones del club. Su hermano Alberto (su mano derecha),  se encarga de "ir al frente", tal como señalan quienes lo conocen. Sus peleas con Raúl Masman y el DT Alejandro Abaurre a la salida de la cancha lo pintan de cuerpo entero. No es un hombre de muchas palabras.

En la segunda línea aparecen dos individuos apodados “El Chicho” y “El Chueco”. Incluso este último tendría una relación directa con Manuel Gil, quien está al frente de la presidencia de la entidad y, según señalan allegados al club, que alguna vez supo parar con la barra en la popular.

También aparece en escena un empresario de la zona, que se acercó hace un tiempo al club y de buena relación con los barras. Él se encargó de la construcción de las canchas de césped sintético que administrarán José y los suyos. Incluso se lo señala como el verdadero presidente. “El hace y deshace”, dicen.

Cuentan exjugadores que  en ocasiones los barras eran quienes les pagaban los sueldos. “Contaban ellos los billetes y te hacían firmar los recibos”, afirmó un hombre que ya no está. Como se ve, han copado todos los sectores.

El Camping del Club es otra cuestión de pelea dentro de la entidad. El foco del conflicto estaría puesto en los terrenos aledaños a ese predio, en los que el empresario pretendería hacer negocios personales. Dicen los que recorren a diario los pasillos del club, que la interna es feroz y la tensión es constante entre éste y un directivo.

El pedido de entradas aparece cada fin de semana y nadie se anima a decirles que no. “Llegó un momento que solicitaban una cantidad de entradas que era igual a la cantidad de personas que ingresaban”, le contó a este diario un allegado a la entidad que nunca tuvo cargo en la Comisión Directiva por miedo a los violentos.

Suele vérselos en la cantina del club, donde administran la venta de golosinas y bebidas. Se desconoce el destino de ese dinero y tampoco tampoco se sabe que pasará con la administración de las canchas.

Echan y eligen técnicos, se pasean por las instalaciones, amenazan y presionan por doquier con total impunidad. Algo no está bien en Rodeo de la Cruz.

La polémica salida de Moya

“Yo no te voy a decir qué pasó. Renunciamos por temas  que el presidente y los jugadores saben. Pasaron cosas que infringieron las reglas que habíamos establecido” dijo el ex DT.

Eso de lo que habla Moya es una visita de los barras tras la derrota 1-0, en casa, contra Argentino. Cuentan que unos doce individuos aparecieron en el camarín para  presionar y amenazar al plantel y cuerpo técnico.

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