Mendocinos y turistas que se preparaban para vivir desde cerca un nuevo Carrusel vendimial en las distintas esquinas del microcentro dieron su veredicto: adhirieron unánimemente a la causa y al mensaje de los manifestantes que marcharon previamente en rechazo a la megaminería en Mendoza y en defensa de la ley 7.722 (en defensa del agua).
Mientras la colorida y enérgica "contramarcha" (como la denominaron, teniendo en cuenta que antecedió al Carrusel) avanzaba por calle Sarmiento, fue despertando la aprobación de la sociedad, acto que se reflejó con aplausos y gente sumándose al canto que ya se ha transformado en un himno de la defensa del recurso hídrico -"El agua de Mendoza no se negocia"-.
Sin embargo este acompañamiento favorable prácticamente se esfumó cuando la movilización llegó a calle Chile y giró en dirección norte, donde precisamente estaba ubicado el palco oficial de un lado de la calle y una especie de platea preferencial para miles de militantes que adhieren al gobierno provincial y al nacional, y quienes desde hace años ya tienen reservados sus lugares en la vereda oeste de la Plaza Independencia. Allí se desató un particular duelo verbal, que no pasó a mayores.
La política de medio ambiente y el aval a varios emprendimientos mineros en suelo argentino han sido criticados desde siempre por las Asambleas Populares y por los grupos de vecinos autoconvocados que rechazan la megaminería y defienden el agua pura. Fueron estos incluso, quienes lograron que se diera marcha atrás con el emprendimiento minero San Jorge, previsto en Uspallata. Este panorama es el que ha enfrentado ideológicamente las posturas de los ambientalistas y vecinos con algunos funcionarios nacionales y provinciales, y es lo que ha llevado a que en las últimas marchas se haya evidenciado un enfrentamiento ideológico.
Mientras la marcha en rechazo de la minería contaminante -de la que participaron más de 3.000 personas y que se prolongó durante más de tres cuadras- avanzó por calle Chile entre Sarmiento y Espejo, el himno de defensa del agua vociferó con más fuerza que nunca y sus protagonistas intentaban mantenerse indiferentes a lo que ocurría del otro lado del vallado. Desde ese sector, en tanto, los cánticos reivindicando los logros del ex presidente Néstor Kirchner y la figura de la actual mandataria, Cristina Fernández, fueron haciéndose más notorios, también haciendo oídos sordos al mensaje ambientalista que pasaba frente a sus narices.
"¡Gorilas!", llegó a escucharse varias veces por parte de los militantes, a lo que los asambleístas respondieron con palabras como "vendepatrias" y "traidores".
Cuando la contramarcha -de la que también participaron partidos opositores (el FAP, el Partido Obrero y el PCR, entre otros), los estatales de ATE y gremios de docentes (Fadiunc) y en la que también se pidió por la aparición de Johana Chacón y Soledad Olivera- dejó atrás la zona del palco oficial, de inmediato salieron del desayuno de la Coviar y fueron ubicándose en sus sitios los intendentes, algunos miembros del gabinete y el gobernador Francisco Pérez.