"Será como poner un hombre en la luna, el final para las sillas de ruedas". Bajo este argumento se anunció en 2012 que el puntapié inicial del mundial de Brasil estaría a cargo de una persona parapléjica que, utilizando un exoesqueleto robótico, daría unos pasos y patearía una pelota. Con su pensamiento, esta persona controlaría los movimientos al instante y podría caminar. Sin embargo, exponentes de la comunidad científica pusieron en duda la eficacia de este artefacto utilizado en la previa de Brasil-Croacia.
De acuerdo con Andrew Schwartz, investigador de la Universidad de Pittsburgh, lo que se exhibió en la ceremonia inaugural del mundial no fue producto del control cerebral. En este sentido, el científico señaló que "probablemente el dispositivo estuvo preprogramado. No estamos convencidos de que se trate de señales reales controlando la locomoción". Para llegar a esta teoría, el especialista se basó en declaraciones de uno de los responsables del exoesqueleto, el brasileño Miguel Nicolelis.
Semanas antes de la ceremonia inaugural, Nicolelis admitió que en lugar de utilizar implantes cerebrales, lo que requería una cirugía, el voluntario que utilizó el exoesqueleto se colocaría un gorro con electrodos que leerían una señal eléctrica a nivel superficial. Sin embargo, el científico minimizó este cambio en la revista Science. "Decidí que en el caso de la locomoción, estaba bien empezar con la fase conocida de la tecnología", manifestó, evitando así una intervención quirúrgica.