El número de muertos por el terremoto en Nepal alcanzó 5.057 personas, anunció este martes la división de desastres naturales del ministerio del Interior. Además hay más de 10.000 personas heridas por el temblor de magnitud 7,8 que el sábado sacudió Nepal y los países vecinos, indicó a la el jefe de la división, Rameshwor Dangal.
Desde ayer muchos habitantes de Katmandú iniciaron un éxodo tras el violento terremoto, mientras Naciones Unidas prepara una gran operación humanitaria para paliar la falta de comida y de agua en Nepal.
Familias enteras se agolpaban en buses, algunas personas incluso viajaban en el techo de los atestados vehículos. Muchos habitantes también emprendieron el viaje para llegar a sus pueblos natales y determinar la magnitud del desastre allí.
Este éxodo comienza en un momento en que los equipos internacionales con perros entrenados, maquinaria pesada para remover los escombros y provisiones lograron aterrizar en el país.
“Ahora mismo, es importante prevenir otro desastre tomando las precauciones adecuadas contra las epidemias”, dijo a la prensa el portavoz del ejército, Arun Neupane.
Ante el miedo de la falta de provisiones, la gente también se agolpaba en las tiendas y en las estaciones de gasolina.
Muertos en India y China
Elisabeth Byrs, vocera del Programa Mundial de Alimentos (PMA), dijo que la agencia “lanzaría un programa a gran escala” a partir de hoy.
En el barrio de Balaju, un hombre se enfrentó al dolor de perder a su hija.
“Ella era todo para mí. No hizo nada malo, ella no tendría que haber muerto”, dijo Dayaram Mohat, padre de una adolescente de 14 años, que fue sacada de los escombros por la policía utilizando una grúa, martillos e incluso cavando con las manos.
“Necesitamos más equipamiento para poder detectar sonidos y localizar a supervivientes”, dijo el coronel Naresh Subba.
El temblor también desató un alud en el Everest, donde se confirmaron 18 muertes. Allí se encontraban al menos 800 personas, incluidos muchos extranjeros, según las estimaciones de responsables locales.
Ayer, los helicópteros lograron rescatar a montañistas que se encontraban de varados, después de una primera operación para evacuar los heridos.
"Miedo y confusión"
Miles de personas que perdieron sus hogares pasaron la noche en el exterior, en tiendas de campaña. El suelo todavía tiembla de vez en cuando y muchos no han pegado ojo en toda la noche, mientras trataban de protegerse de la fuerte lluvia bajo unos plásticos.
“Esto es una pesadilla. ¿Por qué no terminan las réplicas?”, se preguntó Sanu Ranjitkar, un mujer de 70 años que se aferraba a su perro y respiraba con la ayuda de una máscara de oxígeno.
Envueltos en mantas de plástico, muchos habitantes de Katmandú estaba desesperados por conseguir ayuda e información.
“Hay mucho miedo y confusión”, comentó Bijai Sreshth mientras intentaba escuchar por la radio algún mensaje del gobierno. “No sabemos qué va a pasar con nosotros ni el tiempo que vamos a pasar aquí”, lamenta este padre de tres hijos, que se refugió junto a ellos, su esposa y su madre en un parque.
El vocero del ministerio nepalí de Interior, Laxmi Prasad Dhakal, avisó que el país necesita helicópteros para las operaciones de socorro en las zonas rurales, así como agua potable y víveres para los supervivientes.
Los hospitales están desbordados y los médicos, movilizados las 24 horas, trabajan en condiciones muy precarias. Los depósitos de cadáveres están saturados.
Los socorristas nepalíes reciben de a poco el refuerzo de cientos de activistas humanitarios llegados de países como China, India o Estados Unidos.