Una gran cantidad de animales marinos quedan accidentalmente atrapados en las redes de pesca. Y en este año ya se rescataron 16 tortugas marinas con ingesta de plástico.
La buena nueva para los protectores de animales marinos es que el jueves pasado, dos tortugas cabezonas (Caretta caretta) fueron reinsertadas a su hábitat tras someterlas a un cuidadoso tratamiento de recuperación. Una de ellas había sufrido graves infecciones en sus fosas nasales, por lo cual, el personal de la Fundación Mundo Marino de San Clemente del Tuyú, la asistieron con específicos estudios y medicamentos.
“A través de radiografías y de rinoscopias pudimos determinar que el foco infeccioso estaba concentrado en las fosas nasales, ya que nuestra preocupación era que también se haya expandido a los pulmones”, explicó Hiram Toro, coordinador operativo del equipo veterinario del Parque Educativo Mundo Marino. A
Y agregó: “Además de suministrar antibiótico intramuscular, tuvimos que realizar seis sesiones breves, distribuidas en el tiempo, y de no más de 10 minutos, para limpiar y extraer pus de sus fosas nasales. La brevedad de las sesiones se debió a generar el menor stress posible al animal en pos de conservar y mantener su bienestar”.
La rehabilitación llevó más de dos meses: “Si no se realizaba ese procedimiento, difícilmente esa tortuga hubiera sobrevivido. Por un lado, por el riesgo de que la infección se generalice y se vuelva sistémica. Por otro, porque un animal en esas condiciones es menos competitivo frente al resto para buscar alimento y desplazarse”, sintetiza Toro.
A la otra tortuga simplemente se la estudió para corroborar que no tuviera síntomas de ahogamiento por el enmalle en redes. Su rehabilitación duró pocas semanas.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la tortuga cabezona se encuentra “vulnerable”, mientras que la verde está “en peligro de extinción”.
En lo que va de este año, diez tortugas rehabilitadas por la Fundación Mundo Marino defecaron plástico durante su proceso de rehabilitación. Este se debe a los residuos que se depositan en el mar. Según el último censo de basura en playas, el 82 por ciento de los residuos registrados durante 2018 estuvieron compuestos por plástico.