En el quinto día del juicio por la muerte de Genaro Fortunato, dos testigos pusieron en apuros la defensa de Julieta Silva que se basa en que no vio a Genaro Fortunato en medio de la calzada producto de la lluvia, la baja luminosidad y la falta de los anteojos.
Héctor Ontiveros y Matías García se encontraban en las afueras de Mona Bar la misma noche y presenciaron el momento en que la imputada arrolló al rugbier.
Ambos sostuvieron ante el tribunal que, bajo las mismas condiciones ambientales de Silva (lluvia y baja luminosidad), pudieron divisar el cuerpo de una persona tirado en la calle desde una distancia de 60 metros y antes de que se produjera el atropello.
"Se veía una figura, era una persona", sostuvo Ontiveros mientras que García relató de manera concisa: "Veo que viene un auto, un cuerpo tirado y el auto que le pasa por arriba". También ambos coincidieron en que no tuvieron dificultad para darse cuenta que lo que estaba tendido en el asfalto era un cuerpo y que "estaba boca abajo".
Otro aspecto sobresaliente de las declaraciones de la jornada la dio Ontiveros que contradijo al cuidadoche Ariel Aksenen al afirmar que el "trapito" le hizo señas a Julieta Silva para que detuviera la marcha antes de embestir a Genaro.
El trapito levantaba los brazos”, afirmó el testigo y le aclaró al fiscal que le hizo señas "antes de atropellarlo".
La semana pasada Aksenen había manifestado que salió a los gritos y a las señas a Julieta -que iba manejando- pero una vez que impactó contra el cuerpo de Genaro.
También declaró una chica -de nombre Verónica- que estuvo cerca de la pareja y escuchó un diálogo entre Silva y Fortunato dentro del boliche mientras esperaba comprar un trago. A diferencia de los amigos de la pareja -que retrararon a Genaro como muy alterado y además celoso- la testigo afirmó que la persona que estaba malhumorada era Julieta. "Se la notaba enojada, molesta y con una mirada fea", expresó.