El estudio liderado por David Grassi, científico italiano, puso bajo la lupa a 19 hombres y mujeres con hipertensión. En la prueba se les pidió a los participantes que consumieran dos tazas de té negro al día (algunas de las cuales no eran té sino placebo) durante ocho días.
Los investigadores notaron que los participantes que consumieron té negro redujeron significativamente los niveles de presión arterial mejorando, así, su salud cardiovascular, específicamente en los índices de reflexión y rigidez. Además, el té negro disminuyó la presión sanguínea sistólica y diastólica. También pudo probarse que previene el aumento de la presión sanguínea luego de consumir una comida con carnes altas en grasas.
Los autores del estudio añadieron que los "hallazgos sugieren que el consumo regular de té negro puede ser relevante para la protección y el cuidado de la salud del corazón".