Si la disputa electoral es una carrera que también puede definirse por la cantidad de intendencias en juego, la oposición avanzó ayer dos previsibles casilleros. Sin embargo, los triunfos de Rodolfo Suárez en Capital y Jorge Difonso en San Carlos deben leerse también en el contexto de una competencia más abarcativa, cuyo premio mayor -se sabe- es la gobernación. En ambas comunas, además, el Frente para la Victoria (FpV) cayó en el porcentaje de votos que obtuvo en febrero.
En esa pulseada es donde las victorias del radical y del demócrata massista cobran verdadero sentido más allá del impacto netamente departamental. Es que pese a la relativa incidencia de sus electorados en el total provincial, los municipios que se desengancharon del cronograma local ofrecieron anoche sendas alegrías para Alfredo Cornejo. Capital es desde siempre una de las grandes apuestas de la UCR y uno de los sostenes de su perfomance provincial. De hecho, Suárez se encolumnó detrás del intendente de Godoy Cruz inmediatamente producido el fallecimiento de Víctor Fayad, y muchos atribuyen al candidato de Cambia Mendoza un rol central en la estrategia desdobladora y de anticipación del capitalino. Difonso, por su parte, admitió públicamente que a nivel provincial, tanto por su vínculo con el Partido Demócrata como por el Frente Renovador de Sergio Massa, está apoyando el armado opositor que lidera Cornejo.
En un escenario post PASO donde tras 15 días todavía no se conoce quién ganó en Guaymallén, y lo que es peor aún, si ese resultado será aceptado por todos los contendientes (en especial del oficialismo); lo que a su vez podría generar aún más zozobra para el FpV en ese populoso departamento, la confimación de ayer no es un dato menor. Asimismo, de validarse allí la ventaja de Luis Lobos sobre Alejandro Abraham, en el radicalismo creen advertir que las chances de Marcelino Iglesias se agrandan. A ello habría que sumarle también el ajustado final en Las Heras, que forzó al vicegobernador y candidato Carlos Ciurca a pedir licencia para dedicarse de lleno a la campaña y tratar de evitar que el fenómeno de Daniel Orozco se transforme en un tsunami imprevisible; o que la ya adversa situación que el peronismo tiene en Luján con Carlos López Puelles termine posibilitando que Omar De Marchi se redima, y que una ola similar llegue hasta el Tupungato de Joaquín Rodríguez, o aún más sorpresiva, hasta el General Alvear de Juan Carlos De Paolo.
Descontada también una buena elección general opositora en Godoy Cruz, Rivadavia, Junín, La Paz y una pelea más pareja en otros distritos adversos como Maipú y San Rafael, es en ese mapeo donde los lugartenientes de Adolfo Bermejo fruncen el ceño cuando lo pronosticado parece asomarse como una rebelde tendencia. O lo que podría ser todavía peor, en una dura sentencia.