El lapso de unas pocas horas bastó para que otros dos periodistas fueran asesinados a tiros en México.
Uno, reconocido y galardonado experto en crimen organizado; el otro, un joven reportero que trabajaba en un semanario local; ambas muertes agravan una tremenda problemática que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto no ha sabido enfrentar y mucho menos solucionar.
Los hechos sangrientos de la jornada del lunes empezaron cuando, al mediodía, Javier Valdez, corresponsal del diario La Jornada y fundador del semanario Riodoce, fue atacado por desconocidos que le dispararon cuando transitaba por una calle de su ciudad natal, Culiacán, capital del Estado de Sinaloa, cuna del cártel que lleva el mismo nombre y del extraditado capo Joaquín "El Chapo" Guzmán.
Tiroteado a plena luz del día, Valdez, de 50 años, se dirigía a las oficinas de Riodoce, cofundado por él en 2003. Las autoridades estatales no saben si su asesinato tuvo que ver con su profesión pero, según el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), semanas atrás expresó estar preocupado por su seguridad.
“Su pérdida es un duro golpe para el periodismo y la sociedad mexicanos, quienes ven cómo la sombra del silencio se extiende por todo el país”, señaló anteayer la organización, que exigió a las autoridades investigar de forma exhaustiva el caso.
Valdez se convirtió en el quinto periodista en ser asesinado en México en lo que va de 2017.
Sin embargo, horas más tarde, en la noche del mismo lunes, la cifra aumentó con la muerte de Jonathan Rodríguez Córdova, un reportero de 26 años que fue ultimado a balazos cuando iba en compañía de su madre en el Estado de Jalisco, en el oeste del país.
Rodríguez viajaba en un automóvil junto a su madre, Sonia Córdova, subdirectora comercial del semanario El Costeño de Autlán, donde también trabajaba él. Ambos fueron atacados por desconocidos armados. "El agredido, Jonathan Rodríguez Córdova, se reporta fallecido.
La señora Sonia Córdova es trasladada al hospital ZMG para recibir atención médica", informó la fiscalía de Jalisco. Córdova, de 48 años, resultó gravemente herida, aunque el ataque iba dirigido a su hijo, quien con anterioridad había sido secuestrado en dos ocasiones.
Crónicas de riesgo
Como en el caso de Valdez, las autoridades todavía no saben cuál fue el motivo del asesinato del joven reportero, aunque sobre el veterano periodista hay sospechas de que su labor en investigaciones sobre el narcotráfico podrían haber sido la causa de su asesinato.
Sus crónicas y reportajes sobre los cárteles en Sinaloa fueron publicados en diversos medios y le sirvieron para escribir varios libros, como "Huérfanos del narco" y "Narcoperiodismo, la prensa en medio del crimen y la denuncia", su más reciente publicación.
En los últimos meses, en Sinaloa, carteles antagónicos se disputan el control del territorio tras la extradición de "El Chapo" a Estados Unidos, en enero último.
El crimen de Valdez, además, fue condenado por Peña Nieto quien, a pesar de la inmanejable situación, aseguró que su gobierno busca proteger a los periodistas. "Reitero nuestro compromiso con la libertad de expresión y prensa, fundamentales para nuestra democracia", escribió el mandatario en Twitter.
Desde 2010, sobre 50 casos de asesinatos de periodistas, sólo hay tres condenas a culpables. México es el país más peligroso para esta profesión.
Con los dos asesinatos de anteayer, suman 6 los periodistas asesinados en México en lo que va del año. Los casos anteriores son los de Cecilio Pineda Birto, periodista independiente, en Guerrero; Ricardo Monlui, director editorial de El Político, en Veracruz; Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada, en Chihuahua y Maximino Rodríguez, que trabajaba para Colectivo Pericú, en Baja California.
A esto se le agrega lo que ocurrió el fin de semana último, cuando siete periodistas, entre ellos dos extranjeros, fueron retenidos, agredidos, amenazados y asaltados por un centenar de pistoleros en el Estado sureño de Guerrero, donde les quitaron sus equipos de trabajo con los que habían ido a cubrir la información sobre los brotes de violencia en esa zona.
De acuerdo con “Artículo 19”, otra organización de defensa de los periodistas que alude en su denominación al texto a uno de los artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos, casi la totalidad de los ataques a reporteros en México han quedado impunes. De los más de 50 casos de periodistas y trabajadores de medios de comunicación asesinados o desaparecidos en México desde 2010, la organización indica que la fiscalía especializada en la materia, creada en 2006, sólo ha conseguido tres condenas, lo que posiciona al país como uno de los más peligrosos para ejercer el periodismo.
"Te pueden matar en cualquier momento"
Su voz era serena, segura, como la de quien está acostumbrado a lidiar con el peligro todos los días.
En enero del año pasado entrevisté a Javier Valdez, el periodista que investigaba a los narcos mexicanos que fue acribillado el lunes en Sinaloa, en medio de una ola de asesinatos de reporteros que conmueve al mundo.
Lo llamé por teléfono desde Washington a Culiacán en el contexto de una entrevista que el capo narco “Chapo” Guzmán había otorgado desde la clandestinidad al actor estadounidense Sean Penn, y que había sido publicada en la revista Rolling Stone.
Valdez era un periodista muy conocido en Estados Unidos. Por sus investigaciones y la valentía de sus reportajes había recibido los premios Moors Cabot, de la Universidad de Columbia, y el de Libertad de Prensa del Commitee to Protect Journalists (CPJ), entre otros.
Pocos conocían los entresijos del narcotráfico en Sinaloa como Valdez.
Pionero
Fundador del semanario Riodoce, que fue atacado en 2009 por desconocidos que lanzaron una granada contra el edificio, reportero de La Jornada y autor de varios libros sobre el comercio de drogas, hablamos sobre los riesgos de ejercer la profesión en ese sitio, uno de los más peligrosos de la tierra para los periodistas.
Valdez me dijo esa vez: “Es muy complicado porque no alcanza con ser valiente ni hacer periodismo, sino saber hacer periodismo y saber cuándo vas a publicar una historia y en qué momento. No es cancelar la historia sino saber en qué momento vas a publicarla. Te mantienes en tregua porque si la publicas te pueden matar”.