Hay ciertas utopías que en el boxeo son prácticamente imposibles, en un deporte de contacto, donde la jerarquía marca la diferencia lógica y absoluta.
Así fue que Weiss, Farías y su equipo se embarcaron en esta historia internacional seducidos por la posibilidad de dar un salto de calidad, con un abismo mediante.
No hubo equivalencias deportivas con Juárez y Román; fue lo que prevaleció.
Las entidades, promotores y manager siguen permitiendo estas situaciones, donde el negocio está muy por encima de quienes lo generan: los boxeadores.