Seis mujeres hermosas se pasean por este lujoso hotel de la zona de Retiro. Son Luisana Lopilato, Carla Peterson, Elisa Carricajo, Maricel Álvarez, Violeta Urtizberea y Marina Bellati, todas las protagonistas del film “Las Insoladas” (en cartelera en los cines de Mendoza). Es que es el día en que tienen que realizar la promoción de este largometraje y no paran de dar notas y sacarse fotos. De este bello grupo de mujeres tenemos la suerte de entrevistar a dos: Violeta y Marina, dos actrices súper talentosas y con un muy buen humor, tanto que sus risas no van a parar durante todo el reportaje.
-Las dos eran chicas pero, ¿recuerdan algo de la década del noventa?
Violeta: La película transcurre en 1995, cuando yo tenía 10 años, pero tengo un poco fresca esa época. De todas maneras tengo la sensación de que los noventa se extendieron un poco, creo que hasta que terminó el famoso 1 a 1.
Marina: A mí me pasó algo curioso. Gustavo Taretto, el director, me dijo que íbamos a ser una película de "época" y enseguida me figuré con el miriñaque puesto. Cuando me dijo que transcurría en 1995 quedé shockeada, porque me di cuenta que un film basado en esos años ya califica en esa denominación. En 1995 yo tenía 14 años y recuerdo la estética, que hoy me parece bastante icónica.
-¿Qué las hizo decidirse por hacer esta película?
Violeta: Me sentía bastante reflejada con todo este mundo que plantea el film porque en el 2000 me fui a Cuba con mis primas para mi cumpleaños de 15. Más allá de eso, me gustó muchísimo el libro. Me interesaba contar ese mundo íntimo femenino que se genera y los hombres desconocen. Me parece que está muy bien transmitido.
Marina: Por mi parte, el guion enseguida me atrajo mucho. Además con el agregado que fuera una sola locación, seis actrices, y que sí o sí se iba a estar haciendo mucho pie en la actuación. Eso es atractivo porque el trabajo de uno queda bastante en primer plano.
-Les tocó filmar en el diciembre más caluroso que padeció la ciudad de Buenos Aires en los últimos 107 años. ¿Qué precauciones tomaron?
Violeta: Sí, justo cuando fue la semana de la alerta naranja. Nos cuidábamos mucho. Por suerte no teníamos que broncearnos en serio, ya que, por ejemplo, Luisna y yo tomamos cama solar previamente. Aunque usamos protector, durante el rodaje algo nos quemamos y hasta nos insolamos del calor. Nosotras, los técnicos, todos andábamos con toallitas húmedas en la nuca porque nos caímos al piso de la presión baja. Una locura.
Marina: Yo elegí no tomar cama solar y me pusieron todo el tiempo maquillaje. Lo bueno es que de toda esa hostilidad surgió naturalmente una camaradería entre nosotras. Creo que fue espontáneo, inteligente y amoroso de nuestra parte hacer hincapié en el grupo porque todas estábamos en la misma. La película también plantea algo muy parejo. Cada una tiene su personaje y cada una estaba encantada con el suyo y su situación.
-Ninguna de sus personajes es profesional, ¿por qué?
Violeta: Lo que quiso Gustavo es que cada una de ellas tuviera un trabajo enajenante y encerrado. Ninguna tiene un trabajo que le dé una gratificación, ni que tenga una vocación y se desarrolle y pueda canalizar.
Marina: Y lo mismo pasa con las parejas. Ninguna tiene una pareja plena o que la ate muchísimo a Buenos Aires. Entonces, más allá de los delirios y la insolación, a todas les parece perfectamente posible salir de ese lugar e irse a otra parte.
-¿Fue difícil el tema del baile?
Violeta: Fue difícil porque tenía que parecer que bailábamos bien. Es un grupo de chicas que se conocen porque estudian salsa hace mucho tiempo. Aprenderse una coreografía no es complicado para nadie, pero parecer que bailás bien sí es más complejo. Fue todo un tema.
Marina: Sí, eso es cierto. Yo estaba haciendo televisión todos los días y tenía que ensayar sola, y después me uní a las chicas y fue difícil. Durante el rodaje también ensayábamos. Fue muy desgastante porque ensayamos mucho.
Violeta: Y hubo cambios de coreografía en el medio. Primero se iba a hacer una, después fue otra. Cambiamos varias veces y eso lo complicó bastante. Fue algo así como el punto crítico.
Marina: Creo que sí, porque después ya nos daba hasta gracia todo el asunto.
-Usan modismos de esa época para hablar, aportaron ideas?
Violeta: Sí, aunque muchas cosas de las que se dicen ya estaban escritas. Sumamos nuestro granito de arena también.
Marina: Yo le pregunté mucho a mi hermana mayor, que tiene 40 años y, por lo tanto, en los noventa estaba en su apogeo. Vive afuera, así que me mandó una lista de algunas palabras que pudimos incorporar. Pero la verdad es que ya estaba escrito en esa coyuntura.
-Ambas tienen mucha experiencia tanto en cine, como televisión y teatro, ¿tienen alguna predilección por alguno de los formatos?
Violeta: Hay algo del cine que es muy lindo y es lo trascendental que tiene una película:va a quedar para toda la vida. Hay algo de eso que, como artista, está bueno saber que eso va a perdurar en el tiempo. El teatro y la televisión son más efímeros. En la cuestión de hacerlo, a mí me gustan las tres cosas sin excederme en ninguna porque me termino cansando.
Marina: Coincido mucho con Violeta. La verdad es que a mí me encanta actuar y me interesan los tres lenguajes, cada uno en su justa medida. La televisión me encanta, no tengo ningún prejuicio y me parece un gimnasio para los actores porque tiene esto de que hay que resolver inmediatamente las escenas. Hay algo de la inmediatez, de que es muy vertiginoso o de la urgencia que muchas veces saca lo mejor de mí. Con el cine tampoco tengo muchas experiencias pero las dos películas que hice me gustaron muchísimo.
-¿Qué proyectos tienen a futuro?
Violeta: Sigo con las grabaciones de “Viudas e Hijos del Rock & Roll” y la obra de teatro Las Lágrimas en el Centro de la Cooperación. Lamentablemente el ritmo de grabar una tira no me deja mucho tiempo como para hacer otra cosa.
Marina: Por mi parte en octubre empiezo a grabar una nueva serie en Pol-ka y acabo de estrenar una obra llamada Breve Ejercicio para Sobrevivir en el teatro Timbre 4, dirigida y escrita por Lautaro Perotti y con Santiago Marín como coprotagonista. Es un drama hermoso, que está bueno porque me desquito de toda la comedia que vengo haciendo.