Desde aquel 20 de marzo que empezó a mostrar calles prácticamente vacías e irreconocibles, hasta este 20 de mayo con actividad casi normal. Dos meses en que los mendocinos aprendieron a vivir otra vida, con nuevas costumbres y sin fecha exacta del regreso a la normalidad. La cuarentena en Mendoza.
La noche del jueves 19 de marzo el país escuchaba al Presidente Alberto Fernández anunciando el ingreso al estado de aislamiento social, preventivo y obligatorio. Todo una novedad, que tenía como fin evitar los contagios de Covid-19 y la amenaza de una causa penal para quienes no lo cumplieran.
El acatamiento en Mendoza siempre fue definido por las autoridades del Gobierno como "exitoso", más allá de que los medios llevaban casi a diario el número de infractores que empezaban a ser procesados. Las noticias iban desde la sumatoria de contagios por coronavirus a los imputados por violar la cuarentena.
Si bien la actividad era casi nula-salvo los rubros esenciales que no tuvieron un parate-, varios mendocinos no respetaron las normas y salieron igual pese a las sanciones y a la pandemia.
La Policía debió trabajar para ir detrás de ellos y mostrar rectitud. El último reporte del Ministerio Público Fiscal, hace dos semanas, detalló más de 5.200 imputados por quebrantar el aislamiento.
Los días que los jubilados ganaron las calles
La primera semana de cuarentena era óptima hasta el viernes 27 de marzo, cuando los que más debían cuidarse abandonaron sus casas: los abuelos.
En aquella jornada se pagaban jubilaciones y pensiones y los adultos mayores se volcaron masivamente a los cajeros automáticos para hacerse de sus haberes. Filas interminables, con poco distanciamiento social y con el miedo latente de contagios.
Las escenas se repetirían una semana más tarde, el viernes 3 de abril. El Gobierno Nacional había tomado nota del colapso en los cajeros días antes y decidió abrir los bancos únicamente para pagar jubilaciones y asignaciones universales. Otra jornada caótica, que derivó en la apertura de las entidades sábado y domingo, algo totalmente inusual. Estos acontecimientos generaban el temor de "tirar por la borda todo el esfuerzo hecho en las primeras semanas", se decía.
La aglomeración de personas en estos lugares distaba mucho del nuevo aspecto de la ciudad: escaso tráfico, micros semivacíos, un centro con negocios cerradas y persianas bajas y escuelas sin asistencia. Los supermercados fueron los sitios que siempre mantuvieron la afluencia de clientes.
Nuevas costumbres
El 15 de abril será recordado por los mendocinos. Todos, sin distinción, comenzamos a incorporar a nuestra vestimenta un atuendo más: el tapabocas.
El uso obligatorio de barbijos-sujeto a multas económicas para quien no lo lleve puesto en la vía pública-fue otra medida del Gobierno Provincial que encontró altísimo acatamiento. Es extraño, hoy por hoy, ver a alguien que no lo tenga puesto en la calle.
A fines de abril llegaría el nuevo ordenamiento para las compras. Según la terminación del documento son los días que corresponde ir a negocios cercanos, a excepción de las salidas vinculadas a temas de salud.
Mientras, las semanas pasaban y las actividades exceptuadas eran cada vez más, por lo que la provincia comenzaba a moverse de nuevo.
Un poco de aire fresco
El confinamiento dejó de ser casi total y el esparcimiento al aire libre regresó a la vida de la gente. También guiándose por el último número del DNI para salir tal o cual día, el gobernador Rodolfo Suárez permitió el 27 de abril las caminatas y paseos de no más de una hora y en un radio de 500 metros del domicilio.
Los ciudadanos aceptaron las condiciones y la nueva propuesta de esta semana: se amplió a una actividad física un poco más intensa; trote y la posibilidad de andar en bicicleta hasta 5 kilómetros de distancia.
Vida casi normal
La semana pasada reabrieron los comercios del Gran Mendoza, otra gran prueba del distanciamiento social. A esto se sumaron los restoranes con el "pase y llave" y otros tantos rubros, siempre con horario de cierre a las 18 y con el último número del documento como referencia. Los bancos desde hace bastante atienden por turnos y la construcción se va reactivando de a poco.
Todo esto más controles policiales un tanto desbordados y quizás también más flexibles, hacen que Mendoza ya esté prácticamente de vuelta. Aún se espera por el reencuentro familiar y el de los amigos.
Conformidad del Gobierno
Las autoridades locales no disimulan la satisfacción por los resultados obtenidos en este proceso, que encuentra a Mendoza con un buen panorama a futuro.
"El balance es positivo, en términos generales. Se va evaluando el equilibrio entre lo sanitario, las necesidades económicas y el cumplimiento de las normas nacionales. En este contexto, hemos recibido una respuesta favorable de la sociedad; si todos seguimos cumpliendo como hasta ahora, el horizonte es bueno", explicó el ministro de Gobierno Víctor Ibañez.
"La flexibilización y la gradualidad de las medidas, vienen dando resultados. Tenemos una semana sin casos positivos, no hay tantos contagios y la gente responde y se adapta a los protocoles estrictos. Este es el camino, el no respetar esto nos haría retroceder", agregó el funcionario.