Dos equipos y una pasión

En plena pretemporada, ex compañeros de Enzo Pérez (hoy en el Tomba y Racing), analizaron la actuación del mediocampista mendocino.

Dos equipos y una pasión
Dos equipos y una pasión

La cita era a las 17 en punto. Los pocos jugadores tombinos que paseaban sus nervios en el lobby del hotel, ‘desaparecieron’cuando llegó la hora de hacer rodar la pelota y la Selección daba el puntapié inicial frente a Holanda.

Los más retrasados, como Rodrigo Salinas, bajaron y rápidamente fueron en busca del agua para los mates durante el juego. “Hay que preparar todo, ya falta poco”, desliza en el camino el Potro.

Después llegó el turno de visitar la habitación 152, y ahí nos atendieron con mucha onda, Federico Lértora y Santiago Gallucci Otero, compañeros en esta excursión por Pilar. “Uno se pone ansioso antes y durante el partido comienza el sufrimiento”, marca el volante, ex Ferro. Santi asiente con la cabeza y se prepara para vivir la semifinal sin perder ningún detalle. Ambos se lamentan por las situaciones perdidas: “Nos faltó el toque final”, comenta Federico cuando Higuaín no puede empujar un centro de Messi. Los muchachos son profesionales al máximo, pero lo sienten como amateurs. Es que la camiseta argentina no admite categorías ni colores y se expresa a flor de piel.

Pasa el primer tiempo y Santiago se da una vuelta por la confitería, y es que los volantes se bajaron el termo de un suspiro y hay que reponer el agua para el complemento.  Por ahí también andan algunos integrantes del cuerpo médico, que aprovechando la estadía de Racing en el mismo hotel, vieron el partido con el Loco Ibáñez, un amigo y viejo conocido.

Los 15’ de entretiempo sirven para que los futbolistas busquen algo de comida y pasen los nervios del compromiso. En un momento surge la estampa de Daniel Oldrá, y al pasar manifiesta su enorme alegría por el rendimiento futbolístico de Enzo Pérez. Pero el Gato ya tendrá su espacio para hablar de uno de sus niños mimados en el fútbol.

Los futbolistas del Tomba se cruzan con los de Racing, se saludan y algunos se quedan conversando. Diego Milito está con su familia de visita, pero no se quiere perder el juego y mira de reojo el televisor de uno de los café que tiene el Sheraton Pilar. A los colombianos Rentería y Roger Martínez poco les importa y lo viven relajados.Y claro, es que su equipo se despidió en cuartos.

Se fueron los noventa minutos y el alargue es una realidad, no vuela una mosca en el hotel. Sólo se escuchan los gritos de algunos pasajeros que no paran de sufrir. Lértora y Gallucci siguen prendidos a la TV, al igual que el resto de los futbolistas.

Fin. Hora de los penales. El corazón a mil. Los gritos retumban cuando Romero se agiganta y tapa dos penales. Llega Maxi, la pelota besa la red y explota todo. Sí, por fin en una final del Mundo después de tanto tiempo. Por un día, el Tomba se vistió de celeste y blanco.

"Enzo jugó un partido brillante"

Lo vio crecer. Fue quien lo llevó del Cruzado a la Bodega. Con un debut adolescente en Maipú sobre sus espaldas, la carrera de Enzo Pérez no paró de crecer desde que se puso la camiseta del Tomba. Ascenso a Primera, Copa Libertadores con Estudiantes (LP), varios títulos en el Benfica (Portugal), y el sueño cumplido de estar con la Selección en un Mundial.

El Principito cabalga dejando atrás holandeses, y desde este lado el Gato Oldrá sufre, pero también vive con orgullo la presencia del volante en Brasil. “Fue el mejor jugador de la cancha, tuvo un partido brillante. Jugó con mucha confianza y se equivocó pocas veces. Es un orgullo, pero no sólo por la relación que tengo con él, si no también porque es mendocino y le demostró al mundo que uno de los nuestros puede jugar un Mundial y a gran nivel. Ojalá que salgan otros jugadores que repitan la historia”, remarca Oldrá, casi con el pecho inflado.

La tranquilidad con la que juega Enzo es algo que no le llama la atención al Gato porque sabe perfectamente la capacidad del maipucino. “Siempre jugó igual, tiene una gran personalidad y temperamento. Enzo sabía desde chico lo que quería, tenía claro todo. Además es un vertical y eso es fundamental”, agrega Oldrá. Y es que Pérez jugó un buen partido entrando por Di María ante Bélgica, y ayer fue una de las figuras del elenco nacional. “Me alegro mucho por él y su familia”, cuenta Daniel.

Su crecimiento fue tremendo en los últimos años, y deja en claro que su progreso no pasa desapercibido. “Evolucionó mucho en el último tiempo, juega en distintas posiciones y eso le da experiencia. Participar en competencias importantes le dio un plus”. Oldrá reconoce que la ubicación que le dio Sabella con Holanda fue la adecuada: “Con nosotros jugaba igual cuando decidimos ubicarlo por las bandas no nos equivocamos. Hacía estragos por los costados con el Pipa Villar”. Si lo dice el Gato, así es... Es palabra autorizada.

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