Dos divas se reúnen en pos del rating

Verónica Castro ha vuelto a enloquecer a América Latina con “La casa de las flores”. Así, rejuvenecida, se la verá hoy con Susana.

Dos divas se reúnen en pos del rating
Dos divas se reúnen en pos del rating

"Ella nació en México, pero es de todos nosotros. Ella es de todo el mundo. Canta, baila, actúa, conduce y todo lo hace muy bien. Aparte está cada día más linda", decía Susana Giménez, presentando a Verónica Castro la primera vez que se sentó en su living. Allá por 1996.

Se dieron unos buenos "guayabazos" (como dirían los mexicanos) o, traducido, se tiraron unas buenas flores entre sí. Los elogios fueron, vinieron, y la charla -la primera de muchas que se realizarían en el mismo living- quedó grabada en la memoria de muchos.

La amistad se había consolidado. Se habían admirado a la distancia, se habían visto y reconocido como mujeres populares, idolatradas y así empezó a cocinarse esta larga relación.

Una amistad que hoy tendrá un nuevo capítulo, cuando se emita por Telefe y Canal 9 Televida (a las 22) el segundo especial del año de Susana Giménez (el primero fue junto a Carlos Tevez en Fuerte Apache, el miércoles 15 de agosto). 

Ahora, el programa quiere llevarse el mejor rating del prime time del domingo. Y, con semejante complot de divas, es probable que lo logre.

Desde Acapulco

Las veremos desde Acapulco, bajo el sol en un jacuzzi, cantando con mariachis frente al mar, pescando, lanzándose al vacío en una tirolesa o cantando en karaoke una canción de Paquita, la del Barrio. Ellas dos son suficientes. Amigas, al descubierto para todo el continente.

Una: actriz, ex-vedette, un pasado de modelo y un presente como conductora. Más allá de haber filmado unas 30 películas, desde 1987 conduce uno de esos programas que, de tan clásicos, parecen siempre haber estado ahí: "Hola Susana" o, últimamente, simplemente "Susana Giménez". 

La otra: actriz, cantante y presentadora de televisión mexicana. Aunque ha conducido (algunos ciclos famosos como "La movida", en 1991) se la recuerda por sus dramáticas y lacrimógenas interpretaciones en telenovelas. Unas 20 en total, entre las que muchos recordarán "El derecho de nacer", "Verónica: el rostro del amor", más recientemente "Los exitosos Pérez" (versión mexicana de "Los exitosos Pells") y, estrenada el mes pasado, "La casa de las flores"; que está disponible en Netflix y propició un "revival" del melodrama mexicano: culebrón, descarado, adictivo, pero ahora puesto con mucha inteligencia a la par de las nuevas tecnologías, la sensibilidad kitsch y las discusiones acuciantes (el consumo de marihuana, la transexualidad).

Verónica Castro hizo un quiebre. Abandonó la Televisa de toda su vida, donde empezó su carrera desde abajo: “Me pasé 15 años de mi vida en un pasillo de Televisa.

Me llamaban ‘el comodín’, pues había estudiado artes dramáticas, baile... Salían al pasillo, preguntaban quién podía bailar, hacer un coro o quién tenía licencia de locutora y todo lo hacía yo. Era el comodín de Televisa”, le decía en esa primera entrevista a su amiga Susana. Y así creció desde los pasillos, hasta convertirse en una cara cotizada aquí y en Rusia.

Así es Verónica: la que admitió que no se casó porque no quería que los hombres le sacaran la plata, la que rechazó rotundamente la posibilidad de revelar su vida privada para hacer una serie (“¡Ni por los 5 millones de dólares que le dieron a Luis Miguel!”), la que le tiene miedo a los millennials. “Me tienen atacada”, dijo antes de su debut en Netflix.

Ella es la que ha declarado que hoy es otra, no más la de las telenovelas que conocen las señoras; y es más: que no volverá a ser la misma. La que, según información filtrada antes de la emisión del especial, le aconsejó a Susana Giménez que se hiciera un lifting en la papada.

Susana, que habla con rodeos de su edad, al lado de Verónica, que dice con orgullo que tiene 65 años y que “está más cerca de los 70”.

Hacia Mendoza

La amistad entre Susana y Verónica tuvo un punto muy sensible justamente aquí, en Mendoza.

Y dice así: en 2013, la diva de los teléfonos le organizó la operación de los ojos a la diva de las telenovelas. Lo hizo, tal como había hecho ella misma antes, en el Instituto Zaldívar, que está en la calle Emilio Civit. “Yo no sabía que me iba a operar, ella preparó todo”, contó. Fue una especie de regalo.

Verónica recordó su experiencia en un video institucional que se difundió a través del canal de YouTube del instituto, donde cuenta su emoción al tomar contacto con la gente,  al ver las instalaciones maravillosas, “un lugar que parece del espacio, con un montón de aparatos”.

La operación se hizo en pocos minutos y con ella consciente.

Fue el 17 de junio de 2013 que ella pasó por nuestra provincia y se llevó una de las mayores satisfacciones de su vida. “Efectivamente, estaba yo operada”, dijo incrédula. Días después, cuando quiso leer las letras chiquitas de su oración a San Miguel Arcángel, pudo comprobarlo definitivamente. “Un milagro”, habrá pensado.

La Verónica que vendrá

Desde que “La casa de las flores” está en una de las mayores plataformas streaming del mundo, Verónica Castro ha renacido en energías profesionales y en popularidad. Si bien nunca dejó de estar activa, ahora fidelizó un nuevo público que quizás nunca antes la había (o la habría) visto.

“¿La telenovela como género tiene los días contados?”, le preguntaron en una reciente entrevista en diario Clarín: “Todavía tiene su público. No me atrevería a decir ‘ya desapareció, que se muera’. Porque hay señoras en casa a las que sí les gusta, quieren esa continuidad diaria, que les platiquen su historietita diaria, que les digan sus tres chácharas y que las dejen en su suspenso. Pero hay gente que ya está en la modernidad: los chavos nuevos ya no se conforman con seguir el capitulito de la abuela de diario. Quieren que ya en los trece capítulos pase toda la novela. La juventud de ahora viene así: dame sustancia, carne, me la quiero comer rápido y bien. Así está esto”.

Lo cierto es que ella no volverá a ser la misma, y que de acá en adelante no abandonará la dinámica de las redes: “Me metí en las redes sociales y dije ‘esto es otro mundo, esto es lo mío’. Platicar en Twitter, postear en Facebook, meterte a Instagram…   Te cuentas los chismes, las broncas, me encanta y lo disfruto horrores”, lanzó.

Y ante la pregunta inevitable de si se terminó para ella profesionalmente el formato telenovela, respondió que no sabía. “Si pudiera darse más adelante, por qué no. Pero es que ya después de haber tocado esto me va a saber diferente. Ya después de haber trabajado en Netflix va a ser difícil que quiera uno regresar a la pantalla chica: ¡queremos la pantalla más chiquita!”.

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