Dos días en la vida…recorriendo Viña

Te invitamos a recorrer Viña del Mar de la mano de sus habitantes; en un viaje de prensa cargado de actividades turísticas encantadoras.

Por Natalia Lerena

Dos días en la vida nunca vienen nada mal, sobre todo si la escapada se disfruta en paisajes paradisíacos, callecitas encantadoras y gastronomía autóctona de excelencia.

Invitados a descubrir atractivos pocos conocidos, nos adentramos en Viña del Mar, de la mano de los integrantes de su municipio. Encantadoras personas que nos mostraron y nos permitieron ser parte de esos rinconcitos secretos tan propios para los viñamarinos.

El sol y la brisa marina nos recibieron con todo su esplendor. Hicimos base en el Hotel Conference Town.  Enclavado en los hermosos bosques de Reñaca, posee un entorno único. Con vistas a varias hectáreas de cerro, naturalmente forestado e intervenido únicamente con la plantación de grandes eucaliptos y flores ornamentales. Rodeado de árboles añosos, permite conectarse con la naturaleza y relajarse en ambientes confortables.

Mendocinos montañeses morimos por la playa. Este año nuestras selfies pueden tener de back, nuevas escenografías. Pudimos comprobarlo en el Mirador de los Lobos, donde las olas rompían con fuerza majestuosa en grandes rocas que forman la bahía.

Para los que buscábamos realizar deportes en un entorno único; la Playa del Deporte, nos esperaba  al ritmo de la Zumba, para compartir con los viñamarinos, de la música y los ejercicios al borde del mar.

Y, siguiendo nuestro camino, encontramos el Muelle Vergara (1910). Restaurado e inaugurado recientemente; nos recibió con todo su esplendor. Un sitio ideal para recorrerlo tomados de la mano, viviendo con romanticismo el atardecer en la playa. Cuentan los mendocinos, asiduos a Viña, que hace varios años, un restó se ubicaba en este muelle. También cuentan que cuando había marejada, sólo los valientes y amantes de la adrenalina,  disfrutaban del espectáculo de las olas rompiendo sobre el salón principal.

Nuestro día dos arrancó en un espacio mítico de Viña, la famosísima Quinta Vergara. Silenciosa esperaba el próximo festival programado para el mes de febrero. Y en el centro de la ciudad descubrimos un café, "Locos por Viña", que guarda objetos de artistas exclusivos de este evento, que ya cuenta con 56 años de historia.

Todo viaje que se precie de placer, tiene que estar fusionado con delicias gastronómicas. Pescados y frutos de mar, maridados por cabernets y espumantes, nos esperaban en Chez Gerald, un restaurant costero con 50 años de historia. Conformado por distintos salones, posee una vista panorámica al mar.  La decoración preserva un estilo elegante y clásico. Almorzamos en el salón principal, “Doña Graciela”que recrea el interior de un barco. Sus columnas sostenidas por mascarones de proa y sus vitrinas repletas de objetos de la vida en el mar, le dan un encanto único y autóctono. Un lugar digno de conocer tanto por su ambientación como por los exquisitos productos de su cocina.

Salir de shopping  en Chile representa otro atractivo para los mendocinos. Pudimos comprobarlo en el “Mall Marina Arauco”, donde varios argentinos aprovechaban las promos para hacer sus compras navideñas.

En nuestro paseo, una verdadera joya arquitectónica nos aguardaba, el fabuloso  Palacio Rioja, declarado Monumento Histórico en 1985. Vale la pena conocer esta obra maravillosa que se presentó impecable ante nuestras retinas, gracias a un minucioso trabajo de restauración que lo trasladó a su época de esplendor.

Esta obra magnífica perteneció a Fernando Rioja. El encargado de diseñarla y construirla en 1906 fue el arquitecto francés, Alfredo Azancot, quien se inspiró en construcciones similares de la Europa del siglo XVIII. El palacio posee 1.620 metros cuadrados cubiertos y para su realización se incorporaron técnicas y materiales más flexibles para hacerla sismo resistente.

El Palacio Rioja es fiel testimonio de la “Belle Epoque” viñamarina. La mansión se estructura en dos plantas, donde los visitantes podrán admirar reliquias únicas en perfecto estado de conservación. Cabe destacar, además, que el diseño del jardín que rodea la mansión fue tan importante para la familia Rioja como lo fue el de la construcción central.

A quienes se acerquen a conocer esta maravilla, recomendamos observar detenidamente, entre otros objetos, la gran lámpara de bronce y las esculturas de los continentes que se exhiben en el hall central, los textiles murales, el mobiliario traído de Europa en estilos Barroco, Rococó y Chesterfield y el porta paraguas de bronce ubicado en la entrada de uso cotidiano.

Otra obra del patrimonio de Viña del Mar es el Hotel O'Higgins que nos recibió la última noche de nuestro recorrido.  Es el hotel más antiguo de la ciudad y se encuentra ubicado al frente de la Plaza Latorre, en el centro de la ciudad. Es propiedad del municipio de Viña y su concesión está a cargo de una cadena internacional de hotelería.

El municipio comenzó su construcción en el año 1931 a cargo de los arquitectos Vicente Collovich, Fernando Silva y Arnaldo Barison. Fue inaugurado formalmente en febrero de 1936, y desde entonces su estructura ha presentado varios cambios. Actualmente, se encuentra totalmente restaurado, manteniendo las características y detalles decorativos de antaño.

Agradecemos a Peter Crass el habernos cedido las fotografías del interior del Palacio Rioja.

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