Dos de cada tres chicos que beben llegan a tomar más de 5 tragos en una sola noche

Advierten que menores de 18 años no deben consumir.

Dos de cada tres chicos que beben llegan a tomar más de 5 tragos en una sola noche
Dos de cada tres chicos que beben llegan a tomar más de 5 tragos en una sola noche

Aunque los especialistas advierten que los menores de 18 años no deben beber alcohol por el impacto en el sistema nervioso y otras consecuencias asociadas, en la práctica se aprecia que esto ocurre. Y no sólo eso sino que hay un verdadero abuso.

De quienes beben, 6 de cada 10 aceptó haber tomado 5 tragos o más en una misma ocasión durante las últimas dos semanas previas a la consulta.

En el Sexto Estudio Nacional Sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas en Estudiantes de Enseñanza Media publicado en 2016 (lo último disponible)  66% de los jóvenes que bebieron tuvieron esta conducta.

La mitad de los adolescentes que toma bebidas alcohólicas lo hace porque lo divierte o le da placer. Además, esta práctica está fuertemente asociada a boliches, bares, fiestas y otros eventos, en particular cuando estos son de noche. Estos datos surgen del "Análisis de los contextos individuales y sociofamiliares en jóvenes escolarizados y su relación con el consumo de alcohol y marihuana" de Sedronar.

Allí se destaca que el consumo episódico excesivo de alcohol es una práctica habitual de los jóvenes estudiados que son estudiantes de entre 13 años y poco más de 17. 

Ante esta situación y el comienzo de la época de fiestas, desde diferentes ámbitos vuelven a alertar que los menores de 18 años no deben consumir alcohol.

"Es evidente que hay abuso de consumo de alcohol durante los festejos, por eso hay dispositivos de prevención. El día de la primavera es un día en el que se bebe a toda hora y el alcohol es un actor más de esa reunión que generan", consideró Marta Hintuchi, coordinadora del Plan Provincial de Adicciones. 

Esta práctica preocupa por la proporción que consume, por la manera en que lo hace (de manera compulsiva) y por las consecuencias.

Casi la mitad (46,4%) de los estudiantes secundarios mendocinos tomó alcohol el último mes, un poco por debajo de la media nacional, que es de 50,1%. De ellos, 46% tuvo un consumo problemático, reflejan los trabajos.

Consecuencias

Ante este escenario, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) emitió un comunicado en el que subrayó que los menores de 18 años no deben consumir alcohol y advirtió sobre las consecuencias. 

"La enzima que metaboliza el alcohol en el hígado funciona correctamente recién entre los 18 y los 20 años, por lo que las borracheras en los adolescentes son más agudas y más dañinas para sus neuronas", explicó Graciela Morales, médica pediatra y secretaria del Grupo de Trabajo de Adicciones de la SAP.

En tanto, Sergio Saracco, jefe del departamento de Toxicología de la provincia, explicó que las drogas "afectan el cerebro prefrontal que está vinculado al juicio, la conducta, la afectividad, por lo que el consumo previo a los 25 años afecta esto con consecuencias en la impulsividad y el juicio crítico". De allí otro tipo de consecuencias como accidentes vehiculares, relaciones sexuales no protegidas o conductas de riesgo.

Asociaciones riesgosas

Marta Hintuchi explicó que hay tres factores que inciden en este consumo. Uno de ellos es que los adolescentes asocian la diversión con el alcohol y en particular con la nocturnidad. Este vínculo es el que hay que tratar de disolver.

El segundo tiene que ver con la inclusión en el grupo de pares que, a veces, hasta puede volverse una presión. "La inclusión depende de si se participa o no de las prácticas que se proponen", mencionó.

Y una tercera variable está vinculada a la relación con el mundo adulto. Este punto tiene varias aristas: el modelo que observan en los adultos, si intervienen o no en la vida del adolescente y, si lo hacen, cómo.

Naturalización

Uno de los principales factores que favorecen  esta conducta es su naturalización. El hecho de que muchos pares lo realicen impacta en la toma de decisión.

“Existe consenso respecto a su uso como entretenimiento, lo cual refuerza la naturalización del consumo de esta sustancia en los jóvenes", advierte uno de los informes.

"Al analizar las percepciones de riesgo, sólo el 10% (de los adolescentes) considera riesgoso el consumo episódico de alcohol. Se observa entonces una naturalización del consumo entre los estudiantes", concluye.

Por otra parte, señala que la percepción de riesgo no estaría funcionando como barrera para el consumo. La mitad de los consumidores anuales de alcohol lo hicieron de forma abusiva y, sin embargo, le dan más peso al riesgo que implica el consumo frecuente.

Entre los amigos y los padres

Entre los adolescentes que han consumido alcohol recientemente la mayoría aduce apelar a sus amigos cuando tienen un problema, entorno que adquiere un rol privilegiado, algo propio de la edad. Sin embargo, quienes no han tenido consumos de riesgo se inclinan más por consultar a su madre o padre que quienes sí lo han tenido. De los primeros, 58% elige a su madre y 35% a su padre; mientras que, de quienes consumieron excesivamente, esta proporción desciende a 43% y 25% respectivamente. 

Por ello Marta Hintuchi hizo referencia a la incidencia que tiene el vínculo con los adultos que son referentes para los adolescentes. Por un lado, algunos muestran un modelo contrario a lo que pregonan con consumo excesivo de alcohol u otro producto.

Además hay padres que no intervienen en la vida de sus hijos y no se enteran qué hacen. Otros se van al extremo contrario: "Tienen exceso de límites como, por ejemplo, prohibir como única opción o que no participen de las actividades porque habrá alcohol", detalló.
"Hay que intervenir para que pueden participar pero plantear límites claros", cerró.

Cinco consejos para los padres

La SAP ofreció cinco consejos para promover que los chicos crezcan saludablemente, sin que la bebida sea un problema.

1. Inculcarle valores desde niño. Por lo general, los padres se preocupan por el alcohol cuando sus hijos entran en la adolescencia pero la realidad es que diversas actitudes, como la tolerancia a la frustración, el cuidado de las pertenencias y el aprender a compartir, son algunas de las cualidades que contribuyen a una juventud saludable. Éstas deben trabajarse desde el nacimiento como parte de una crianza sana, que desembocará en conductas positivas.

2. Ocupar el rol de adulto responsable. Para que los hijos reconozcan en sus padres un ejemplo a seguir, éstos deben ser medidos en sus acciones. Tomando el caso del alcohol, si bien pueden beber en moderada cantidad en una reunión social o con la comida, deben transmitir que éste es un consumo controlado y espaciado. Esto se reproduce en otros ámbitos en los que el adulto funciona como un ejemplo.

3. Proponer una relación asimétrica. Los padres no deben intentar ser 'amigos' de sus hijos, sino quienes deben marcar límites ante actitudes contraproducentes de los adolescentes. Muchos manifiestan que prefieren que sus hijos beban en su casa para que estén contenidos e inclusive les compran el alcohol.

4. Generar un vínculo de diálogo. El padre no debe ser ni muy autoritario ni permitir cualquier conducta. Se debe buscar lograr una relación en la que el chico le pueda transmitir sus sentimientos e inseguridades y en la que los papás le hagan entender que se preocupan por su bienestar.

5. Fomentar su seguridad y madurez. Es importante aceptarlos como son, valorar sus avances y darles responsabilidades para que puedan tomar su propio camino.

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