Cuando tres terroristas suicidas atacaron el principal aeropuerto de Estambul el martes, causando la muerte de 45 personas, Turquía inició un ritual que ya ha refinado con tantos atentados explosivos recientes: buscar indicios sobre cuál de las dos principales amenazas terroristas del país era responsable.
Durante el último año, Turquía ha soportado 14 ataques terroristas importantes, en los que han muerto más de 200 personas. El gobierno turco culpó al Estado Islámico (EI) por el del martes.
Pero aunque ese grupo, también conocido por sus siglas en inglés de ISIS e ISIL, ha sido acusado de algunos ataques, otros han sido atribuidos a grupos kurdos.
Estas dos amenazas son diferentes en muchas formas importantes, y el EI y los kurdos son enemigos entre ellos. Aun cuando sus inicios fueron separados, su violencia se ha vuelto parte de un más grande y empalmado conjunto de problemas, el cual comparte raíces en la guerra civil de Siria.
La crisis kurda empezó en los años ’80, cuando un grupo llamado Partido de los Trabajadores Kurdos, o PKK, empezó una insurgencia. Desde tiempo atrás, Turquía había oprimido a su minoría kurda, incluso prohibiendo su idioma. El PKK buscaba la independencia kurda, un objetivo posteriormente suavizado a sólo la autonomía política.
La geografía es importante aquí: los kurdos viven principalmente en el sureste de Turquía y en partes cercanas de Siria, Irán e Irak. Son un grupo étnico distinto de los turcos y los árabes, pero en gran medida se apegan al mismo islamismo sunita que sus vecinos.
El conflicto kurdo de Turquía se extendió durante gran parte de los años 80 y 90, pero se enfrió al empezar este siglo. En 2012 y 2013, Turquía y grupos kurdos negociaron un cese al fuego.
Pero algo más estaba ocurriendo al mismo tiempo: la guerra civil en Siria. Ese país también tiene una minoría kurda largo tiempo desfavorecida, la cual aprovechó el caos para hacerse de su propio miniestado de facto.
Algunos kurdos turcos cruzaron la frontera para ayudar, convirtiendo a la región kurda ahora autónoma de Siria en un refugio y una inspiración.
Cuando Turquía aplicó mano dura para sofocar las crecientes ambiciones de los kurdos turcos, ayudó a iniciar un ciclo de violencia que está empeorando rápidamente.
Partes del sureste de Turquía parecen una zona de guerra, con ciudades enteras bajo sitio por parte de los militares turcos y estaciones de policía que son atacadas con bombas incendiarias por grupos kurdos.
En otras partes de Turquía, los kurdos han llevado a cabo atentados explosivos y otros ataques, principalmente contra blancos militares, pero en ocasiones afectando a civiles.
La amenaza del EI
Cuando empezó el levantamiento popular de Siria en 2011, Recep Tayyip Erdogan, entonces primer ministro de Turquía, fue uno de los primeros líderes extranjeros que hizo un llamado al presidente Bashar Assad de Siria para que renunciara. Su gobierno empezó a dar refugio a grupos rebeldes contrarios a Assad ese año.
Turquía también toleró a los combatientes extranjeros que cruzaban su territorio en camino hacia Siria, llenando las localidades fronterizas de contrabandista y sus protectores, y de un creciente número de hombres de barbas largas que pretendían unirse a una lucha impregnada de extremismo.
Cuando el EI empezó a gestarse en Siria e Irak, los gobiernos occidentales presionaron a Turquía para que tomara medidas enérgicas contra estos combatientes. Pero el país fue lento en responder, lo cual muchos analistas y funcionarios occidentales tomaron como prueba de que Turquía estaba más preocupada por ayudar a derrocar a Assad.
Turquía ha dado algunos pasos contra el grupo, como permitir que EEUU use sus bases aéreas para lanzar ataques en Siria e Irak.
Cuando el EI empezó a perder territorio en 2015, respondió con ataques terroristas contra sus enemigos en el extranjero. Eso parece haber incluido a Turquía, con ataques principalmente dirigidos a mítines políticos y turistas extranjeros.
El factor Sirio
Sin un bando lo suficientemente fuerte para ganar rotundamente la guerra de cinco años de Siria, todas las partes están emprendiendo acción internacional para tratar de romper el estancamiento. Esa acción a menudo involucra presionar, engatusar, hacer uso de influencias o atacar directamente a Turquía, que es fundamental para la guerra porque está muy cerca y debido al papel asertivo que ha adoptado en Siria desde los primeros meses del conflicto.
Estas partes incluyen al EI y los grupos kurdos, pero también a los rebeldes con respaldo occidental, quienes dependen de la rutas de contrabando turcas y la política del país de permitir a EEUU llevar a cabo ataques aéreos desde sus bases.