Desde hace 9 días el Vaticano se ve con otros ojos desde este lado de América. Desde este "fin del mundo" y más allá de cualquier postura religiosa o política, la designación de Francisco, el Papa argentino, no ha sido indiferente a nuestra sociedad.
El ahora, su hogar, tampoco será vivenciado de la misma manera por los que viajen desde aquí, pues un connacional lidera la Iglesia de Cristo y a más de 1.200 millones de católicos. Es como "un pedacito nuestro" según una mendocina que viajará a Roma para ver al nuevo Papa.
Cierto es que curiosos, profesantes o cholulos llegarán con más interés y quizá quieran llevar banderitas para decir a otros que vienen de la tierra del Papa. Para adelantarse a la emoción, una guía que les servirá en su paseo por aquella tierra.
La plaza
. La enorme explanada se encuentra parcialmente cerrada por dos grandes brazos que forman una amplia galería de columnas repartidas en 4 filas. La altura es imponente, 13 metros. Sobre ellas se erigen 140 estatuas que representan a los santos.
En el centro está el obelisco traído de Egipto por Calígula en el año 36 d.C. Sin embargo se colocó en el lugar recién en 1586, para que funcionara como reloj de sol. La mole tiene 25 metros de altura y más de 300 toneladas de peso.
Dos fuentes a los lados pero muy separadas del centro, y dos bloques de piedra con dos estatuas: la de San Pablo, con una espada y un libro, y otra de San Pedro con las llaves. Hacia la entrada principal de la basílica la scala reggia de Bernini da mayor relevancia a la plaza. Sus columnas en orden decreciente provocan una ilusión óptica genial.
La basílica
. Sobre la tumba de San Pedro el más maravilloso templo católico, con sus 778 columnas, 44 altares, 395 estatuas, 135 mosaicos. Bramante fue el encargado de imaginar esta obra sin precedentes hacia 1513 cuando el Papa Julio II le encargó la empresa. Pero el artista falleció por lo que su lugar fue ocupado por el Miguel Ángel. Luego Carlos Maderno amplió la estructura a cruz latina y modificó la fachada.
Hoy vemos columnas corintias, el frontón con tímpano central coronado con balaustrada de 13 estatuas donde destaca la central correspondiente al Hijo de Dios. Entre las 5 puertas y las 9 ventanas se destaca la que usó el cardenal francés para anunciar la designación de Francisco. La otra, la loggia delle Benedizioni desde donde el Sumo Pontífice bendice "a la ciudad y al mundo" en Navidad, Pascua y el día en que asume.
La puerta central se abre sólo los años jubilares, cada 25 años, cuando el Papa utiliza un martillo ceremonial para iniciar y concluir el año festivo.
La cúpula
. Con 120 metros de altura y una paloma representando al Espíritu Santo iluminando la nave central con la luz solar, es estremecedora. Fue construida por Miguel Ángel, sostenida por 4 columnas en las que Bernini esculpió nichos para 4 santos: Bárbara, Verónica, Longino y Andrés. Si quiere verla de cerca deberá subir 330 escalones hacia la galería interior situada a 53 metros del suelo exactamente debajo del conjunto de mosaicos que reza: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y te daré la llave de los cielos".
El ábside
. Es un complejo diseño barroco realizado por Bernini que alberga la silla del Santo, de madera, y tumbas de mármoles a los lados. Desde la puerta no se tiene noción de las proporciones. Sólo al llegar hasta este punto se contempla la suntuosidad y las medidas extraordinarias de cada detalle en la decoración.
El baldaquino
. Bernini diseñó un gran dosel para ver, a través de éste, la tumba de San Pedro. Atrás el trono papal. Columnas de bronce, barrocas, en espiral con capiteles corintios.
Estatua de bronce de San Pedro.
Nunca pasa desapercibida porque siempre hay cola de gente para besarla. De cobre realizada en el siglo XII muestra el paso del tiempo pero más el gastado por los besos que los fieles dan al pie del santo, pues dicen que así se obtiene la indulgencia plenaria.
La Piedad
. Miguel Ángel con 24 años esculpió esta pieza desafiante con una figura vertical y otra horizontal. La idea de pirámide lo ayudó a completarla, aunque al final nadie creyera que fuera obra suya, por eso la firmó con una "M" en la mano derecha de la Virgen.
Los tesoros
. Se trata de regalos que recibieron los diferentes Papas a través del tiempo. Obras de arte de épocas y estilo diverso realizadas en oro, metales y piedras preciosas, muchas de ellas albergan reliquias de los santos.
Los museos
. Son 12 y conservan las obras y colecciones que pertenecieran a todos los Pontífices desde Julio II (1503-1513). Vale la pena contemplar las obras hasta llegar a la magna Sixtina sin perderse nada pues no hay forma de regresar.
En el trayecto, el Museo Profano Lateranense, el Museo Cristiano, el Lapidario Hebreo, la Galería de los Tapices, de los siglos XVI y XVII; la Galería de las Cartas Geográficas, las Salas Sobieski y la de la Inmaculada Concepción; las Estancias y la Logia de Rafael, la Capilla del Beato Angélico, el Apartamento Borgia, la Pinacoteca Vaticana, el Museo Misionero-Etnológico; la Pinoteca el Museo Egipcio y el Misionero Etnológico. La Capilla Sixtina al final.
Capilla Sixtina
. Es el sitio al que hay que llegar y por el que se desatienden muchos tesoros artísticos. Con los frescos más imponentes del renacimiento entre los que destacan la genial obra de Miguel Ángel, su Juicio Final, pero también los de Rafael Sanzio y Botticelli, son subyugantes. Ante la enorme San Pedro esta capilla parece mínima. Sin embargo es acogedora y simplemente genial. Construida entre 1477 y 1480, por orden del Papa Sixto IV, contiene una serie de paneles al fresco sobre la vida de Moisés. La cúpula, la mayor admiración de los visitantes.
Como ya es sabido, allí se celebran los Cónclaves y de allí sale el humo negro o blanco. Allí Francisco dio su primera misa la semana pasada para los cardenales que lo eligieron.