El Centro Amigo del Discapacitado Motor (Cadim) donó al jardín nucleado Tomás Lancelotti, de San Martín, dos juegos inclusivos que serán instalados en el patio del establecimiento escolar, junto al resto de los columpios y hamacas, y con los que se busca promover la integración de los niños con algún tipo de discapacidad.
El primero de ellos es un curioso Ta-Te-Ti montado en una estructura de rodillos, que los chicos mueven con sus manos y que sirve como entretenimiento, pero también como ejercicio cognitivo; el segundo, bastante más complejo en su construcción, se trata de una hamaca que puede contener una silla de ruedas sin peligro para su ocupante.
"Es un proyecto que surge de Cadim y que apuesta a la inclusión. En 2012 ayudamos a montar algunos de estos juegos en una plaza de Junín y también hay otros en Rivadavia, pero creemos que llevarlos a una escuela era el siguiente paso", explicó Fernando Alim, miembro de la institución que atiende personas con discapacidad motora y cerebral.
Apoyados por el trabajo metalúrgico de dos empresas de San Martín, la gente de Cadim proyectó y construyó dos juegos que luego fueron donados al jardín nucleado Tomás Lancelotti, que tiene seis secciones de niños de cuatro y cinco años, junto a la escuela primaria Fray Justo Santa María de Oro.
"La entrega de estos juegos es sin duda muy positiva. En este jardín siempre hemos recibido niños con alguna discapacidad, que comparten con el resto de sus compañeros todas las actividades", señaló Sandra Rubio, directora del jardín:"En estos momentos tenemos tres niños integrados y las maestras hacen un trabajo permanente por su desarrollo", puntualizó.
La instalación definitiva de los nuevos juegos, especialmente en caso de la hamaca, va a demandar primero reacomodar el resto de los juegos en un patio pequeño donde juegan decenas de niños.
"Es cierto, hay que hacer adaptaciones en el patio para que los nuevos juegos tengan su lugar, pero lo importante es que estamos logrando un espacio inclusivo en una escuela común", dijo Alim y cerró: "Muchas maestras trabajan por la integración de los chicos discapacitados y generalmente lo hacen a pulmón, sin elementos adecuados. Nuestra intención es contagiar este entusiasmo y que con ayuda de otros y del Estado, tal vez, multiplicar estos espacios en otras escuelas".