Poco conocida es la figura de don Cipriano Ibáñez entre los pobladores del departamento de Lavalle, pero este pionero fue, sin duda, uno de los personajes más progresistas que tuvo la villa a fines del siglo XIX.
Su historia es apasionante. Hombre que emergió de Lavalle, llegó a estar con grandes figuras de la sociedad británica y francesa en sus viajes al Viejo Mundo. Regresó a nuestro país y, en ocasiones, regresó a su amada tierra lavallina.
Nace un Ibáñez
El matrimonio Ibáñez vio cómo la vieja Mendoza quedaba totalmente en ruinas. Aquella trágica noche del 20 de marzo de 1861 perecieron muchos de sus habitantes. Muy pocas casas quedaron en pie y la ciudad, con sus imponentes templos y casas, quedó reducida a escombros. Los mendocinos comenzaron a reconstruirla, trasladándose un poco más al oeste.
En setiembre de 1862, la joven pareja tuvo a un niño. Lo bautizaron con el nombre de César Cipriano, en la Parroquia Principal o Iglesia Matriz.
El pequeño cursó sus primeros estudios y, al crecer, asistió al Colegio Salesiano, donde se graduó como bachiller en 1880. Al poco tiempo, se estableció en el departamento de Lavalle y se casó con Agustina Ibarzábal Albino, nieta de don Roberto Albino, uno de los colaboradores que tuvo el General San Martín durante la gesta libertadora.
Don Cipriano comenzó a extender sus campos, dándole especial prioridad a la agricultura y a la cría de ganado . Su visión de futuro y el don para los negocios lo llevó a forjar una fortuna. Invirtió parte de su dinero en la industria harinera. Muchos de sus vecinos afirmaban su honradez y sus buenas virtudes.
Molinero y benefactor
Hacia 1888 , este hacendado estableció un molino harinero que, al cabo de un tiempo, se transformó en uno de los más importantes del departamento.
Su producción llegó a abastecer a toda la población de la zona con harina de trigo.
Por aquellos años, don Cipriano tenía más de trescientos obreros que trabajaban en su hacienda. Muchos de ellos se dedicaban a las tareas de la cosecha del trigo.
Luego de unas temporadas, comenzó a proyectar en la zona una pequeña colonia para los inmigrantes que llegaban desde distintos países con el objeto de ayudarlos. A Ibáñez le preocupaba el bienestar de las personas y la promoción del trabajo.
Intendente progresista
Hacia 1895, el gobierno provincial llamó a elecciones municipales y la mayoría de los vecinos eligieron a don Cipriano como intendente municipal de Lavalle por un período de dos años.
Cuando asumió, el 25 de setiembre de ese año, puso en práctica toda su experiencia como empresario de mentalidad progresista.
Fueron muchas las obras que realizó en el período de su mandato. Entre las más importantes, cabe recalcar el fomento de la agricultura y la ganadería y el incentivo a otros hacendados para acrecentar la producción en aquel departamento. Otra de las medidas que tomó durante su gestión fue la incorporación de trabajadores inmigrantes, en su mayoría de origen italiano, para las labores del campo.
De viaje por el mundo
Después de finalizar su mandato como intendente, Cipriano Ibáñez partió hacia Europa. Durante varios años, se afincó en las dos capitales más importantes en aquella época: París y Londres. Allí, entabló amistades con grandes comerciantes de la alta sociedad de ambos países.
Regresó a Argentina y falleció en su casa de Buenos Aires, el 17 de octubre de 1917 a los 55 años de edad, dejando muchos proyectos inconclusos.
Sus restos descansan en el cementerio de la Capital.