En Viña del Mar (Chile), país al que había ido a pasear junto con su esposa Margarita del Carmen Rojas, trasandina de nacimiento, falleció el eminente hombre público mendocino, José Enrique Marianetti.
La muerte sorprende a Marianetti a los 88 años, luego de una agitada existencia en la que se desempeñó como médico (era doctor en Medicina), psiquiatra, médico legista, criminólogo (fue el primero en recibirse en nuestra provincia), perito judicial, escritor, poeta y artista plástico.
La Medicina fue su gran vocación. Trabajó en los hospitales públicos y muchas antiguas familias de los departamentos lo recordarán como un esforzado médico rural. También tuvo un compromiso con el Derecho, tal vez heredado de su famoso padre, el abogado y político comunista Benito Marianetti, y tal vez por esa circunstancia profundizó estudios de Psiquiatría y Medicina Legal, hasta lograr una maestría en Criminología.
Fue autor de diversos libros de medicina legal, neurociencias y medicina experimental, que son citados por la literatura especializada en esos tópicos.
También escribió una historia de Luján de Cuyo y libros de poesía y narrativa.
Hace unos años redactó una autobiografía, que publicó bajo los auspicios de la Biblioteca Popular Municipal Juan Bautista Alberdi, titulada "Mis días, mis páginas".
Se desempeñó como profesor universitario durante décadas, dedicándose a la formación profesional y humana de miles de médicos, psicólogos y abogados. En más de una oportunidad fue cesanteado sólo por ser hijo del doctor Marianetti, fallecido en 1976. Pero, con los años recuperó cargos y honores. Ejerció también la docencia en el nivel secundario, donde enseñó Biología. Algunos alumnos, varones y mujeres mayores de 40 años, recuerdan a un profesor exigente, ciertamente riguroso, pero con un profundo sentido de comprensión en la relación con el estudiante y de gran didáctica en el dictado de la materia.
Como hemos señalado, hijo del legendario intelectual y dirigente político Benito Marianetti, José fue testigo de veladas inolvidables en la tradicional casa de Perú 975, de ciudad, ya demolida, refugio de encuentro con innumerables figuras de la cultura y la política de los años '60 y '70, como Salvador Allende, Nicolás Guillén, Rafael Alberti, Atahualpa Yupanqui, Armando Tejada Gómez, Jorge Cafrune, Mercedes Sosa, entre muchos otros, en años de intolerancia, en los cuales no eran bien vistas esas reuniones por las autoridades de turno. Y como había hecho su progenitor, la casa del médico, en calle Cubillos de Chacras de Coria, se abrió muchas veces a la visita de personalidades de distintos ámbitos, ideologías y quehaceres.
Le sobreviven sus tres hijas, Gabriela, Claudia y Victoria, fruto de su primer matrimonio con Ana María López, ya fallecida; seis nietos, además de su hermana Nerina, y su actual cónyuge, Margarita Rojas, con quien se casó en 2005.
"Se nos va un ser imprescindible. Un humanista fino y sencillo. Un hombre de ciencia y de letras; de una enorme pasión por el conocimiento (diverso, infinito, comprometido con los problemas del prójimo, que lo llevó a abrazar la ciencia y el arte con la misma entrega, con la misma convicción) y con un profundo e infatigable compromiso con la libertad. Ese es el norte que nos lega. Así quisiera recordarlo, siempre", evocó Nicolás Sosa Baccarelli, abogado, escritor y estrecho colaborador de José Enrique Marianetti.