León Ferrari denunció “los vínculos diabólicos del poder” y las consecuencias del autoritarismo, dijo el pintor Carlos Alonso.
Conmocionado por la muerte de Ferrari, ocurrida el jueves a los 92 años en la ciudad de Buenos Aires, Alonso contó que la noticia le produjo un profundo pesar ya que coincidió además con una fecha muy dolorosa para él: el día del cumpleaños de su hija -Paloma, quien permanece desaparecida.
“León Ferrari desafió la tradición para poder extender el campo de la libertad de expresión. Creo yo, para acercar también el lenguaje del arte a la gente”, señaló Alonso.
El artista mendocino radicado en Unquillo añadió: “La noticia de su muerte me sorprende en un día en el que yo tenía mi propio duelo. El 25 de julio es el cumpleaños de mi hija Paloma, desaparecida por la dictadura militar en 1978”.
En el mensaje que hizo llegar a la prensa, el autor de la serie “Manos anónimas”, un conjunto de pinturas que aborda la temática de los tormentos y las desapariciones, explica que quiere “agradecer fraternalmente, donde esté León Ferrari, por haber luchado con su vida y su trabajo en defensa de los derechos humanos, y por haber denunciado en sus obras, los vínculos diabólicos del poder, y las consecuencias de la intolerancia y el autoritarismo”.
"Sólo guardo buenos recuerdos"
“Fue un gran artista y un hombre tierno. Yo guardo de él sólo buenos recuerdos”, concluyó Alonso, uno de los grandes maestros de la pintura argentina y un creador cuyo compromiso político se manifestó con mucha fuerza en sus obras.
Paloma Alonso fue secuestrada a principios de 1977, y se supone que fue llevada a la Esma.
El hijo de León Ferrari, Ariel, también desapareció en la última dictadura militar, mientras el artista estaba exiliado en Brasil.