Históricamente, a esta altura del año, la gran mayoría de las familias que podían salir de vacaciones ya tenían decidido el lugar.
Era el momento en que comenzaban las llamadas a los distintos lugares turísticos para conocer precios y formas de pago, en razón de que la forma de viajar u otros aspectos ya estaban solucionados. Más aun, en la gran mayoría de los casos, los más prevenidos habían comenzado a generar ahorros desde que terminaron sus vacaciones anteriores, aún a pesar de que la inflación les comía una parte importante de lo guardado.
Pero este año la situación cambió diametralmente. Medidas económicas incomprensibles, como el cepo al dólar (a pesar de que la Presidenta dijo que no había “cepo”, pero no explicó qué otra acepción se le podría dar) han generado desconcierto o decepción y más de uno se está preguntando si este año podrán gozar de sus merecidas vacaciones. Porque los cambios y las medidas se suceden en forma permanente y lo que le ocurre a las empresas respecto de la falta de previsibilidad, también llegó a las familias.
¿Cómo acordar ahora el alquiler de un departamento en Chile, Brasil o Uruguay -por señalar sólo algunos ejemplos- si no se sabe si mañana se podrán obtener los pesos chilenos, los uruguayos o los reales para afrontar el pago?
Para los mendocinos, las cosas se complican exponencialmente. Por una cuestión de distancias, las playas del Pacífico de Reñaca, Viña del Mar o La Serena se “argentinizaban” durante el mes de enero. Decenas de miles de comprovincianos cruzaban la cordillera para disfrutar de las playas, donde se sentían como en casa por la buena relación que siempre se mantuvo con la gente del país vecino.
Ahora las decisiones económicas argentinas han confundido hasta a los funcionarios chilenos, quienes en un principio comenzaron indicando que no aceptarían el pago de los alquileres o las compras con plata argentina para luego volver sobre sus pasos y señalar que aconsejarían a los comercios recibirla. Y, al igual que Uruguay, han salido a anunciar la posibilidad de “compensar”, con la devolución del IVA en las compras, la decisión argentina de gravar con un porcentaje el pago con tarjetas de crédito.
Para colmo de males, los problemas generados para viajar a países vecinos provocaron, por una cuestión de mercado -oferta y demanda- aumentos importantes en los alquileres en las playas del Atlántico. Los informes señalan que veranear en Mar del Plata, Necochea o Pinamar tendrá un costo bastante mayor que la ya importante inflación que sufrimos.
Con una agravante: como los más previsores ya alquilaron o contrataron hoteles en el mes de setiembre, a medida que se acerca el verano los precios seguirán en aumento.
Si nos atenemos a las declaraciones del controvertido viceministro de Economía, Axel Kicillof, la situación no sólo no va a cambiar, sino que se profundizará. Al justificar el cepo cambiario como medio para que los dólares sirvan para financiar las importaciones de la industria y no para viajes al exterior, aseguró que de ahora en más “los dólares serán para buscar petróleo y no para gastar en lujo”.
Quizás sin proponérselo, pero de hecho lo consiguió, dejó en claro dos cosas: que los problemas económicos y financieros del país no son tan sólidos como se intenta imponer a nivel oficial y que poco les interesa a los funcionarios la molestia e indignación que están generando en gran parte de la población.
También cabría aclarar que la casi totalidad de esos funcionarios que consideran que salir del país de vacaciones es “un lujo”, cuentan con propiedades, para nada modestas, en los balnearios de Uruguay o de Brasil.
