A los agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) les llamó la atención de inmediato: "¿Qué hace ese hombre solo que se pasea por el hall del aeropuerto y camina como Robocop?", deben haber pensado el martes pasado al comienzo de la tarde en al aeroestación Francisco Gabrielli de Mendoza.
El hombre al que hacían referencia, lo sabrían poco después, se llama Jorge Luis Saad, es un brasileño de 58 años de edad, con domicilio en San Juan, de profesión abogado (aunque no ejerce) y que se dedica a comprar casas viejas, restaurarlas y luego venderlas.
A la hora señalada, a las 15.30, Jorge Luis debía hacer el preembarque por la línea LAN para partir hacia Santiago de Chile. Luego, desde ese país tomaría otro vuelo para llegar a una ciudad de Estados Unidos donde lo esperaba uno de sus hijos. Pero Jorge Luis ni siquiera salió de Mendoza.
Ya en la cola del preembarque, los efectivos de la PSA -quienes escrutan sigilosamente a quienes esperan llegar a la sala de pre-embarque- también advirtieron el nerviosismo propio de quienes saben que lo que están haciendo no se debe.
Apresado
No más llegar a la sala, y después de pasar sin inconvenientes la puerta con detectores de metales, Jorge Luis fue invitado a pasar por el escáner del aeropuerto, algo a lo que no se negó: "El tema es que una vez que le hicieron el mapeo, todo salió a la luz", contó a este diario el abogado Ariel Benavídez, quien junto con Marcelo López asumieron la defensa de Saad.
De ese modo, cuerpo del brasileño a través del escáner, dejaba ver una importante cantidad de billetes (después se supo que eran 54.600 dólares y 1.200 pesos argentinos) esparcidos por toda su fisonomía; algo que resultó curioso fue que la gran mayoría de esa plata estaba escondida en la zona de sus genitales; para ello, el hombre los había colocado de una manera prolija, pero eran demasiados papeles para que pasar desapercibidos.
De todos modos, las sorpresas no terminaron con los dineros ya que a través de esa suerte de radiografía que es el escáner, los efectivos detectaron seis lingotes de oro adheridos a sus extremidades; para llevar a cabo esa tarea, el abogado-restaurador se había valido de una cinta de empaque especial.
Más problemas
Las peripecias de este brasileño -que no cuenta con antecedentes y que llevaba una vida normal en San Juan, casado con una sanjuanina con la que tuvo dos hijos- intentó escapar del sitio, lo que provocó un revuelo correspondiente a esa situación en un ambiente tan sensible como lo es un aeropuerto. Cuando lo recapturaron -a los pocos metros- el hombre dijo que "había visto a su esposa por entre los vidrios y que quería ir con ella", según contó una fuente judicial
Una vez que Saad quedó al descubierto, la gente de Policía Aeroportuaria llamó a las autoridades de la Justicia Federal, quienes le pidieron al hombre que se desnudara y dejara lo que llevaba a la vista de todos: "debe ser un buen restaurador de casas porque había que ver la prolijidad quirúrgica con que había colocado los billetes y los lingotes en distintas partes de su cuerpo", indicó una fuente.
Desde la PSA del aeropuerto Gabrielli (de donde es muy complicado conseguir información para la prensa por su estricto protocolo de seguridad) indicaron que todos datos acerca de estos procedimientos se proporcionarían desde Buenos Aires; aunque sí corroboraron que una detención de esas características había ocurrido el martes pasado.
La suerte de Saad quedó sellada de manera judicial con dos delitos pero en grado de tentativa: el delito de contrabando (artículo 864 inciso "D") y el de evasión (artículo 280).
Desde la tarde del 2 de abril, Jorge Luis Saad es uno de los habitantes de la U-32. Según les ha dicho a sus abogados lo único que quiere es salir y estar con su familia. Para ello deberá recobrar los no pocos dólares y los no pocos lingotes de oro que quedaron bajo custodia judicial en la secretaría "B" del Juzgado Federal I de Mendoza.
Ayer, desde la Policía de San Juan, llegó un informe en el que se explicaba que Saad no cuenta con antecedentes, con lo que es factible que mañana mismo él, sus dólares (un poco menos de los que llevaba ya que deberá cancelarle a sus abogados) y su oro regresen a la provincia San Juan.
Dólares y lingotes de oro hasta en los genitales
Un brasileño de 58 años que vive en San Juan fue detenido el martes en el aeropuerto Gabrielli. Llevaba 56 mil dólares y 6 lingotes de oro adheridos a su cuerpo. Una vez preso quiso escapar y provocó un escaldado. Está preso desde ese día y mañana quedará
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