La divisa estadounidense cotiza a $65,50 para la compra y a $70,50 para la venta en el Banco Central. Abrió sin cambios después del leve incremento que se registró el viernes ($0,25 en ambos segmentos), pero con el impuesto País, se vende a $91,65.
En tanto que en el mercado paralelo se vende a $125 y se compra a $115. Así, la brecha entre el valor de venta oficial, con el impuesto, y el de compra alcanza el 25%.
"Puré", ¿realmente conviene?
La diferencia entre el precio de venta en los bancos, y el valor al que se compra la divisa en el mercado paralelo alentó una vieja estrategia atada al cepo cambiario, y es que muchos deciden comprar los u$s200 mensuales, para luego venderlos a un precio más alto y obtener una diferencia en pesos.
Ahora bien, si se obtiene el tope de compra en un banco se habrán gastado $18.330, si luego estos se venden a $115, se obtendrán $23.000, es decir $4.670.
En principio, se puede hablar de una ganancia, pero no de una alternativa de ahorro, porque hay que considerar el impacto que tiene la inflación a largo plazo sobre la moneda local, y que no pesa para para los ahorros en dólares.
Es decir que si se cumplen las proyecciones de los analistas del Banco Central, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (al 8 de mayo), y para diciembre la divisa supera los $85,40, o los $111 (más el impuesto País), la ganancia se habrá reducido considerablemente, y no será posible utilizar los pesos para volver a comprar los dólares que se convirtieron (por el cepo).
“Si alguien necesita un diferencial, pero va a gastar todo su dinero en el mes, conviene que compre los u$s200 en cuanto cobra el sueldo e inmediatamente los venda para adicionar esa diferencia al salario, y obtener un sobresueldo. Ahora bien, si se compran los dólares para ahorrar, hay que quedarse en moneda dura”, explicó al respecto el economista Daniel Garro, titular de Value International Group.