Dólar, el dolor de una grave enfermedad

Detrás de todos los artificios que el gobierno nacional viene imponiendo para tratar de evitar la suba del dólar se encuentra toda una anticuada concepción de la política económica, que viene desde muy atrás y que casi siempre ha logrado exactamente lo co

Dólar, el dolor de una grave enfermedad

Lo que viene ocurriendo con el precio del dólar desde hace varios años y, más aún luego de impuesto el denominado “cepo cambiario” en octubre de 2011, es uno de los síntomas visibles de los graves problemas que aquejan a la economía argentina.

Una de las tantas penosas consecuencias de la falsificación de la historia, de nuestra historia, en que incurre el oficialismo nacional, al suplantarla por un “relato”, vale decir un cuento, que nos impide recurrir a las enseñanzas del pasado para arreglar los problemas del presente. En consecuencia desprecia el verdadero aporte de la historia a la política.

Si pudieran hacerlo, consultando los muy buenos libros de historia de la economía argentina con que cuenta el país, comprobarían que la relación de nuestra moneda con el oro en el siglo XIX y con el dólar después de la Primera Guerra Mundial, es posible que constituya el indicador más relevante y certero para descubrir cómo se incuban las grandes crisis económicas y financieras.

En otros términos, en las enormes fluctuaciones de valor de nuestra moneda respecto al oro primero y luego respecto a las llamadas monedas duras, se esconde nuestra enfermedad crónica: el desaforado gasto público, el déficit fiscal, el endeudamiento interno y externo, la emisión monetaria, las inflaciones cada vez más altas, la desconfianza.

Lo que hoy ocurre con el mercado del dólar es lo que pasa cuando el Estado interviene en los mercados, creyendo que porque se dispone de poder político se puede fijar cualquier valor y que todo seguirá igual. Lo que hace es introducir cada día mayores distorsiones en el sistema de precios, induciendo decisiones poco racionales en los agentes económicos.

En el caso concreto del tipo de cambio basta repasar algunos valores para advertir el desquicio en que estamos: un exportador de soja recibe $ 3,30 por cada dólar exportado, una bodega $ 4,80, un turista que sale del país paga $ 6,20, y al que no le queda mas remedio que ir al “mercado paralelo” (ilegal) debe pagar $ 8,40.

Mientras tanto, a nadie escapa que los precios internos se van acomodando, tarde o temprano, al valor más alto del dólar y la consecuencia es la creciente pérdida de competitividad de las empresas, especialmente de las economías regionales.

En el último Informe de Coyuntura del Ieral se sostiene que el tipo de cambio llamado “blue” de $ 8,40, es EL valor que tenía el dólar en setiembre de 2007, ajustado tanto por la inflación argentina como por la de Estados Unidos. Esto muestra que la brecha cambiaria no es el resultado de conspiradores y especuladores, sino una realidad de la economía.

En el mismo informe se señala que si bien ha habido casos en que la diferencia entre el dólar oficial y el paralelo fue superior a la actual, en porcentajes superiores al 50% la brecha se ha mantenido en forma prolongada solamente en tres ocasiones. La consecuencia es lo que importa: “En todos los casos, las reducciones fuertes de la brecha cambiaria no se produjeron a través de una importante caída del tipo de cambio paralelo, sino mediante una devaluación considerable en el tipo de cambio oficial”.

Hay una enorme coincidencia entre los economistas acerca de que el problema es que sobran pesos, de que es imposible mantener el tipo de cambio emitiendo a más del 35% anual. A ello se agrega una acentuada incertidumbre, ya que en materia económica el gobierno carece de credibilidad, las expectativas de devaluación son cada más intensas.

El ex director del Banco Central Aldo Pignanelli ha dicho que se “está transitando un camino muy peligroso y del que no se sabe a dónde conducirá. El Banco Central ha emitido tantos pesos que los camiones de caudales no tienen capacidad para transportarlos”.

Otro ex funcionario de Economía, Jorge Todesca, sostiene que el gobierno debe dar marcha atrás en la política cambiaria: “El problema es que este equipo de funcionarios no tiene capacidad suficiente para revertir esta situación, por lo que a esta altura resulta necesario cambiar jugadores, poniendo funcionarios que sepan, porque los que están no saben manejar la situación”.

Esto es lo que piensa una buena parte de la población, lo digan o callen por temor.

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