Dólar: crónica de 2 arbolitos en el vendaval de la corrida

Ni economistas, ni evaluadores de consultoras, ni funcionarios (o ex) de Hacienda. Dos arbolitos cuentan de qué va su trabajo en la calle.

Dólar: crónica de 2 arbolitos en el vendaval de la corrida
Dólar: crónica de 2 arbolitos en el vendaval de la corrida

El jueves 30 de agosto a las 13, el país padece una vez más una corrida cambiaria. El dólar, que a las 10 de la mañana pendulaba en los 35 pesos, ha trepado a los 40.

En la mini-city mendocina (San Martín y Catamarca y Espejo y 9 de Julio) la gente parece más preocupada por el aire helado que ha invadido al Centro que por el billete verde intratable.

Los arbolitos de la Galería Tonsa son pocos: "Es que hay incertidumbre y nadie quiere vender o comprar por si mañana se va a 50", dice Alejandro, un arbolito de 27 años.

La incertidumbre a la que alude se traslada a las casas de cambio de la zona. Solo Cambio Santiago (Catamarca y San Martín) exhibe su pizarra con dólar: $ 39 compra; $ 43 venta. Las demás casas optaron por sacar sus pizarras de las vidrieras.

Dos arbolitos de 47 años (Pablo) y de 27 (Alejandro) -cuyas identidades no serán develadas- accedieron a una charla en medio de una jornada agitada.

"Compro, vendo, dólar, pesos, cambio, cambio", es el susurro que los distingue en la fauna callejera. No hay quien no los haya oído.

-¿De dónde viene la palabra arbolito?

Pablo: -Por lo que sé, viene de la City porteña; y puede tener dos tipos de acepciones: o porque eran hombres que estaban 'plantados' en la calle o porque ofrecían dólares y el dólar es verde.

-¿Es ilegal ese trabajo?

P: -El Banco Central, con Federico Sturzenegger a la cabeza, en noviembre de 2017, sacó una resolución por la cual se iba a poder vender divisas, por ejemplo, en hoteles y casas de comercio. A las casas habilitadas les iban a permitir poner gente para que oferte en la calle. La idea era reemplazar al arbolito histórico, pero no ha pasado. No sé muy bien qué fue de esa resolución.

-¿La Policía puede detener a alguien que compra y vende dinero por la calle?

Alejandro: -Creo que  no está permitida la compra y venta de divisa sin autorización. Pero es algo que se da en la práctica. Cuando hay procedimientos, como de Gendarmería en las galerías, van en busca de arbolitos grandes. Si el monto a comprar o vender es bajo, la transacción se hace en la calle, pero si se trata de bastante, el arbolito dirá "tengo oficina propia". Y allí irán. Nunca hay problemas.

-¿Para quién trabaja un arbolito?

P: -En la mayoría de los casos son cuentapropistas que reportan a las llamadas cuevas. Los arbolitos son tipos que, cuando hay mucha volatilidad (diferencia entre la compra y la venta), aparecen en más cantidad; cuando esa diferencia no está solo quedan los históricos.

-O sea que cualquiera puede ponerse a vender y comprar dólares.

A: -Y... (sonríe). Creo que si te parás en la puerta de la galería te pasaría como si te ponés a lustrar zapatos en una zona donde ya hay lustrabotas, te sacan a patadas (risas).

-¿Siempre están en la Tonsa?

P: -No solo ahí. Hay en el aeropuerto, en la terminal, en hoteles, en casinos. Por eso trabajamos de lunes a lunes; los turistas son buenos clientes.

A: -Hay una idea en el inconsciente colectivo de que la Tonsa es peligrosa. Y todo lo contrario, es uno de los lugares más seguros. Que te den un centavo de menos, o un billete trucho es imposible. Porque si a alguien le interesa que allí no pase nada es a los arbolitos. Hay códigos que respetamos, uno es no estafar a nadie.

-¿Por qué un comprador puede optar por un arbolito y no por una casa de cambio o un banco?

P: -Un poco es por la paranoia de pasar por el banco y quedar registrado. "No quiero que me investigue la AFIP", te dicen algunos que van a cambiar apenas unos dólares para ir de vacaciones a Chile.

Alejandro comenzó en el 2001. Llegó al trabajo de la mano de un amigo. Entonces estaban los  petrom (cuasimodena mendocina), lecop (nacional) y los pesos que escaseaban. Alejandro iba a ver abasteros que vendían su carne a la gente en petrom.

El carnicero se hacía de esa cuasi moneda pero necesitaba comprar carne en Córdoba, donde no aceptaban los petrom. Entonces aparecía Alejandro con los pesos y se los vendía a 0,95.

Así, el abastero podía hacerse de pesos para ir a Córdoba a por la carne aún a costa de perder ese 0,05% por peso. Alejandro ganaba ese pequeño porcentaje e iba con los petrom a un restaurante céntrico que se los recibía porque los proveedores del restaurante sí aceptaban la cuasi moneda mendocina.

En ese recorrido algunos perdían un poco a costa de seguir trabajando (carnicero, dueño de restaurante) y Alejandro, el intermediario, era el que con la especulación ganaba un poco con cada transacción.

-Entonces, el que maneja más efectivo es el privilegiado en esa cadena.

P: -Sí. Por eso en épocas como la de hoy, cuando vas a comprar un pantalón te ponen un precio más barato si lo pagás en cash porque probablemente no quede registrada esa compra; con tarjeta sí queda registrada. Es importante tener el efectivo.

-¿Qué ha pasado hoy (corrida bancaria)?

A: -La gente sale desesperada a cambiar sus pesos a dólares y cunde el desconcierto casi siempre a partir de las noticias. Algunas casas deciden no vender hasta que se sepa qué va a pasar. Y se crea un clima extraño. Los arbolitos no vendemos mucho en las corridas.

-¿Cómo creen que va a terminar esta corrida?

P: -En Argentina ocurre algo que no pasa en el resto de América Latina: la dependencia cultural con el dólar, el amor al dólar. No es porque seamos tontos. Tuvimos un ministro de Economía que dijo "el que apuesta al dólar pierde" (Lorenzo Sigaut, 1981, dictadura militar) y enseguida vino una brutal devaluación. Todos saben que el dólar nunca baja, sino que toma envión para saltar. Lo que sé es que los perejiles nunca salen ganando con esto. Ganan los poderosos.

-¿Siempre habrá arbolitos?

P: -Solo desaparecieron en la época de Menem, con el 1 a 1, cuando el negocio no tenía sentido porque no había brecha.

-¿Viven bien?

A: -La verdad es que no nos podemos quejar. Nos falta trabajo cuando faltan dólares. Pero echarle la culpa a los arbolitos de las devaluaciones es de ingenuos. Los que compran dólares y provocan las corridas no son los jubilados que dolarizan sus ahorros en pesos. Hay gente más importante que compra grandes cantidades y provoca esto que pasa ahora. El arbolito es el fenómeno en su menor escala. La plata fuerte se la llevan otros: las grandes empresas, los bancos y alguien más.

¿Por qué siempre es más caro en Mendoza?

Siempre la cotización del dólar es más cara en Mendoza que en Buenos Aires. De acuerdo con los especialistas, el fenómeno tiene que ver con una regla básica de cantidad de oferentes y demandantes: mientras más hay, menor es el precio.

"En la city porteña estará el dólar más barato que en cualquier lado del país por la cantidad de gente que lo requiere.

Eso se transfiere a Mendoza, donde la cotización es menor que, por ejemplo, en San Carlos", enfatiza el arbolito consultado.

El viernes fue un día para el “dólar puré”

El viernes 31 de agosto a las 9 de la mañana, en el hall de un banco que vende dólares a particulares con la sola muestra del DNI y sin necesidad de ser cliente (siempre que se trate de una suma pequeña), un hombre le entregaba fajos con pesos a varios chicos que iban a la ventanilla y compraban dólares.

"En la jerga eso se llama 'dólar puré' y aparece cuando la brecha entre el oficial y el informal se agranda. Esos chicos, enviados por ese hombre, de seguro que luego irán a la cueva con los dólares comprados oficialmente para después ser vendidos informalmente. Es el dinero que se tritura y se expande como la papa para hacer puré", aclara Pablo.

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