Doha, el paraíso de la construcción ilimitada

Es un lugar en el que se vive en un estado permanente de gestación.

Doha, el paraíso de la construcción ilimitada

La capital del estado qatarí crece de manera continua a base de edificaciones suntuosas de todo tipo, inclusive las dedicadas al deporte.

En esta ciudad pareciera que varias de las profecías maravillosas insertas en "Las Mil y una Noches" tuvieran continuidad en este siglo XXI. Recorrer Doha es integrarse a un espacio en el cual la imaginación se permite llevar los límites siempre hacia delante.

Es un lugar en el que se vive en un estado permanente de gestación, de aquello que puede concretarse en el futuro a mediano y largo plazo hasta consolidarse como algo impensado en este presente. Podría utilizarse la metáfora de que todo está en movimiento, en un estado de construcción - literalmente hablando - en el cual no existe la palabra imposible.

El progreso va de la mano de la utilización de recursos económicos que en suelo sudamericano se asemejan a una utopía. Hay gente trabajando en movimiento continuo.

La planificación del Estado cuenta con una relación simétrica con la inversión privada a máxima escala planetaria. Invertir en Qatar es lo más parecido a un cheque al portador, en esta franja de territorio cuya única frontera terrestre es Arabia Saudita. La ubicación estratégica dentro del Golfo Pérsico asegura esa bonanza financiera.

Como además esta zona es la segunda exportadora del mundo de gas natural, luego de Rusia, su riqueza tienta a trabajadores de diferentes regiones del planeta, especialmente a africanos y asiáticos. Estos realizan las tareas manuales más significativas y conforman una masa cercana a 1.500.000 personas, en una población que apenas cuenta con alrededor de 300.000 nacidos aquí.

Según cifras oficiales, el PBI per cápita supera por el doble al de Estados Unidos, con un cálculo global de casi 132.000 dólares. Alrededor del 60 por ciento de la población reside en Doha.

Los qataríes buscan jugar en las grandes ligas de la consideración mundial y encontraron en el deporte un cauce para su necesidad de difusión. Como les sobra disponibilidad de dinero, acaban de organizar el Abierto tenístico de Qatar con el lujo de contar - entre otras prominentes figuras - a Novak Djokovic, Rafael Nadal y David Ferrer, quien se adjudicó el título.

Ahora demuestran su capacidad organizativa en el Mundial de Balonmano, en 2019 los espera el Mundial de Atletismo y en 2022 la Copa del Mundo de fútbol.

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