Las entidades se reunieron, nuevamente, en la bodega Centenario para analizar la situación del sector. No faltó nadie, porque la convocatoria ampliada incluyó a dirigentes de San Juan y de La Rioja y hasta de sectores que no coinciden en los planteos, especialmente de gente de la Zona Este frente a lo que suelen opinar las entidades que nuclean a las bodegas de vinos finos. Y el documento final fue duro, exigiendo el estricto cumplimiento del 35% de derivación a mosto; sacar sobrestocks de manera urgente por parte del Gobierno; declarar la emergencia económica, previsional, laboral e impositiva para el sector; el rechazo del tratamiento express de la ley de aguas y exigir una inmediata auditoría de datos del INV, “ante las dudas que se han generado por las cifras publicadas”.
Al hacer alusión a las motivaciones de la actual situación, se indica que es el Gobierno nacional el que debe hacerse cargo de la crisis, por la inflación en el costo interno, el tipo de cambio ruinoso, la concentración económica y las distorsiones de la cadena de valor. Los gobiernos provinciales porque han incumplido las medidas anunciadas y han fracasado en la regulación destinada a retirar stocks y el INV, que debe responder por los pronósticos errados que promueven la especulación de precios.
¿Tienen razón las entidades en sus planteos? En gran parte sí. Desde estas columnas hemos hecho alusión a los errores de la política económica nacional o a los pronósticos errados, por segundo año consecutivo, de la cosecha por parte del INV. Pero el documento no tiene nada de autocrítica y como ejemplo debemos señalar que quien no cumplió con el 35% a mosto fue el propio sector. Que el año pasado muchas de las entidades coincidían con el INV y luego miraron para otro lado cuando se conocieron los números definitivos. No se dice nada sobre la “transformación” de vinos blancos hacia tintos utilizando las uvas tintoreras, en detrimento de la calidad. En este aspecto, sólo cabría mencionar lo señalado por una empresa importante en el mercado interno, que señaló que de diez muestras que recibe, debe rechazar 6 o 7 y tampoco se habla sobre el operativo de compra que implementó el Gobierno provincial y que se diluyó ante la falta de oferta por parte de los tenedores de vinos. Es en este tipo de reuniones en las que afloran las diferencias entre la “vieja” y la “nueva” vitivinicultura y que llevan a pensar que tiene parte de razón la presidenta de la Nación cuando, en una reunión con gente del sector, les preguntó por qué “siguen fabricando (elaborando) productos que el mercado no quiere”.
Lo cierto y lo concreto es que el Estado nacional debe transformar sus políticas o adoptar algún tipo de medida que permita hacer más competitivos los vinos en el exterior y así favorecer las exportaciones; que debe controlar la cadena de valor a los efectos de que la mayor ganancia no quede sólo en la distribución y que el INV debería dejar de lado algunas acciones políticas y derivar su accionar hacia los planos eminentemente técnicos.
Una luz de esperanza
Luego de mantenerse durante tres años en una meseta y de una fuerte caída el año pasado, las cifras dadas a conocer por el INV sobre los despachos abren una expectativa favorable. Según el organismo nacional, en marzo la comercialización subió 23,18% respecto del mismo mes del año pasado; las exportaciones de mosto bajaron 19%; en el mercado interno los vinos varietales subieron 23%, los sin distinción de varietal 14% y los espumantes 4,29%. En relación con las exportaciones, subieron 17% en dólares y 53% en volumen, mientras los fraccionados mostraron un incremento de 20%. En el acumulado enero-marzo, mientras el mosto de exportación cayó 41%, los vinos tuvieron un incremento de 7,7%.
Esa situación puede tener una relación casi directa con un estudio de mercado realizado por una empresa porteña respecto del mercado de bebidas, y que hace referencia a cambios en el consumo. Así, por ejemplo, la principal bebida gaseosa no puede sostener su crecimiento -inclusive a nivel mundial- y por eso se ha volcado hacia una bebida con menor contenido de fructuosa o que el cambio también ha llegado a las aguas en razón de que ahora se vende 90% sin gas y sólo 10% con gas, cuando hasta no hace mucho era al revés, según se indicó.
“El mundo y la Argentina van hacia bebidas y comidas con menos grasa y menos azúcar”, dijo un dirigente consultado, quien agregó que en ese esquema el vino sigue teniendo una muy buena imagen en la población. “Nosotros tendríamos que tener nuestro propio estudio a los efectos de establecer qué quiere la gente y responder como corresponde”, dijo el dirigente, quien destacó que “debemos trabajar en conjunto con medidas propositivas y no gastar el tiempo en discusiones estériles. Lo cierto, lo concreto y lo real es que la gente quiere bebidas naturales y el vino lo es, pero también exige calidad”. Manifestó entonces que las empresas más importantes ya han advertido esta situación y están ofreciendo mayor calidad en el segmento de los “finitos” que les ha dado excelentes resultados. En relación con las exportaciones, la fuente consultada destacó que “hay 225 bodegas mendocinas que están exportando, que ‘sacan’ del mercado, anualmente, 200 millones de litros de vinos”.
El plano político
El final del comentario para lo que sucede en el plano político: “La gente vota de acuerdo con su humor”, dijo un dirigente sectorial, razón por la cual estima que es factible que desde el gobierno nacional se dejen de lado las diferencias que tenía con Mendoza y se den a conocer algunas medidas que favorezcan al sector. “A la Nación, el costo de las medidas le puede salir 300 ó 400 millones de pesos, una cifra insignificante si tenemos en cuenta todo lo que está en juego”, señaló la fuente, la que aclaró además que “si ese dinero favorece la exportación, retornará en dólares al país, por lo que la cuenta final será positiva”. En ese mismo esquema, aclaró que si bien hasta hace pocas semanas se hablaba de 200 millones, ahora esa cifra subió porque se incorporó más vino en esta cosecha porque la gente fue renuente a hacer mosto.
También se supo que continúan los contactos entre Aníbal Fernández con algunos dirigentes sectoriales, y que Adolfo Bermejo y Guillermo Carmona están accionando, en el mismo sentido ante otros funcionarios nacionales e inclusive la propia presidenta de la Nación. Los próximos días -o quizá una o dos semanas, no más- dirán si esas gestiones logran los resultados esperados por el sector.