Doce días de gobierno - Por Rosendo Fraga

La justicia, por su parte, acentúa el giro hacia el nuevo oficialismo.

Doce días de gobierno - Por Rosendo Fraga
Doce días de gobierno - Por Rosendo Fraga

A doce días de haber asumido, la política exterior de Alberto Fernández muestra conflicto con  EEUU y cierta recomposición de relaciones con Brasil.

El funcionario más importante de Trump para la región, el Director para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional (Claver-Carona) interrumpió su visita a Buenos Aires, sin asistir a la asunción de Fernández. Tanto en Buenos Aires como en Washington hizo públicas sus razones: la presencia en la asunción del Ministro de Comunicaciones de Venezuela (Rodríguez) del ex presidente Correa y la actitud del gobierno argentino frente a Evo Morales.

Fue explícito al decir que si Argentina optaba por ser “abogado de las dictaduras” complicaría las inversiones y la negociación con el FMI. El enviado de Trump para América Latina (Abrams) insistió públicamente en que Argentina debía impedir que Evo Morales dirigiera la campaña electoral de su partido para las elecciones bolivianas, desde su territorio.

En cambio la llegada del Vicepresidente brasileño para la asunción de Fernández (Mourao) -un General que representa la decisiva opinión del Ejército en el gobierno- fue útil para que Bolsonaro cambiara su posición pasando a elogiar el discurso inicial de Fernández  y manifestando que deseaba reunirse con el presidente argentino para trabajar juntos. A eso se agrega un gesto: las mujeres de ambos compartieron el encuentro con el Papa en el Vaticano.

Pero frente a la presencia de Evo Morales en Argentina y las primeras medidas adoptadas por el nuevo gobierno argentino, Bolsonaro retomó la crítica, diciendo que “iban en dirección a Venezuela”-

El discurso de asunción de Fernández mostró una línea peronista “moderada” y los proyectos que envió al parlamento el 17 de diciembre, pusieron a prueba su capacidad de gobernabilidad. Habló de cerrar “la grieta” y convocó a la unidad nacional. No se centró en la herencia del pasado, como había pensado hacerlo. Ponderó a Alfonsín, buscando ampliar la base de sustentación del gobierno. Pero definió dos sectores sobre los que dice estar dispuesto a realizar reformas: el Poder Judicial y el servicio de inteligencia (AFI). Todavía no está claro cómo lo hará, pero en los dos ámbitos hay amagos de resistencia.

Seguidamente, sus primeras medidas sumaron más sectores afectados. La suba de retenciones al campo -que coincidió con el curioso procesamiento de los dirigentes de la Comisión de Enlace del campo por un corte de ruta en 2008- crearon un malestar que ya el fin de semana se manifestó en asambleas.

El restablecimiento del protocolo sobre el aborto que había suspendido Macri, generó tensión con la Iglesia, que el Presidente trató de moderar en el encuentro con el Episcopado que mantuvo en la semana que finaliza.

La doble indemnización por despido que estableció por 6 meses generó críticas en el empresariado. Pero su iniciativa central son los proyectos de emergencia que Diputados comenzará a tratar en Comisión el 19 de diciembre, que logró la media sanción en la madrugada del 20 y sanción definitiva en Senado en la noche del mismo día.

La emergencia -que implica la delegación de facultades del Congreso al Ejecutivo- estuvo vigente entre 2002 y 2015 y Macri no intentó renovarla.

Las designaciones en las segundas líneas del gobierno realizadas en los últimos días, buscaron satisfacer en este ámbito a los gobernadores, el sindicalismo y los movimientos sociales, que obtuvieron poca o nula representación a nivel de ministerios, buscando mantener la cohesión de la coalición electoral que es el Frente de Todos. Cabe agregar que este sector presentó su organización como sindicato (UTEP) para participar en el Consejo Económico Social que prepara el gobierno.

Por su parte la Vicepresidenta Cristina Kirchner acompañó la asunción de sus partidarios más caracterizados y tuvo un rol importante en la relación con los enviados del exterior que vinieron. Recibió a los delegados de China, Rusia y Cuba (el Presidente), tres relaciones internacionales de Argentina en las que ella quiere jugar un rol.

Al mismo tiempo estuvo presente en la asunción del gobernador de Buenos Aires (Kicillof) y de la intendenta de Quilmes (Mendoza). En ambas circunstancias habló en un lenguaje y un tono más duro que el de Fernández. Tuvo críticas más fuertes respecto a la justicia, los medios y el gobierno de Macri, al que acusó de haber perseguido a su familia.

En las segundas líneas también se hizo evidente su influencia, especialmente en la designación del número dos del Ministerio de Justicia (Mena). La propuesta para el cargo de Procurador General de la Nación (Rafecas) parece ser una iniciativa compartida por ambos integrantes de la fórmula presidencial.

La justicia por su parte acentúa el  giro hacia el nuevo oficialismo. De los 74 detenidos por las denuncias de corrupción contra el kirchnerismo, continúan encarcelados sólo 6 y el ex Ministro Julio De Vido logró la prisión domiciliaria.

A su vez la oposición se debate entre precipitar una política  “dura” o dar un tiempo al gobierno, para esperar su desgaste. La primera actitud está presente en declaraciones como la ex titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, quien comparó al gobierno con el nazismo por la presencia en el país de un delegado de Maduro y el ex presidente Correa.

Los sectores “duros” del PRO, convocaron desde las redes sociales una marcha hacia el Congreso, junto con un “cacerolazo” nacional, contra la “triple emergencia” y el aumento de impuestos, para capitalizar el descontento del campo y sectores medios. No fue exitosa. El mismo sector impulsó que los legisladores opositores no dieran quórum para que el oficialismo logrera aprobar la emergencia antes de Navidad.

La UCR, eligió autoridades el martes 17, reeligiendo al diputado Cornejo como presidente del partido, en base a un acuerdo con el presidente del interbloque de Cambiemos en diputados (Negri) y el Gobernador de Jujuy (Morales). El Radicalismo se vuelca más bien por no atacar frontalmente al gobierno desde el primer momento. En posición similar estaría el Jefe de Gobierno porteño (Larreta) quien fue duramente criticado por Cristina, al reclamar ella más fondos para la provincia de Buenos Aires. El sector del PRO que responde al ex diputado Monzó, comparte la misma línea.

En conclusión, Alberto Fernández sorteó con éxito su primera prueba en materia de gobernabilidad con la probación de las emergencias en el Congreso y también logró que la Vicepresidenta le dejara el centro de la escena en estos días.

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