Quizás cuando te mudaste, decoraste tu casa según tu gusto y tus preferencias. Elegiste el sofá pensando en los ratos que te estirarías a leer y el color de las paredes para que te diera calma -o marcha-, da lo mismo. No obstante, nunca pensaste que tendrías que estar en tu vivienda tantas horas como ahora.
Por eso, hoy más que nunca, te ofrecemos algunas ideas para que decores cada espacio.
1. Mantené tus horarios y tu rutina habitual. Se trata de establecer ritmos para las tareas, pero también para el ocio. Mediante reuniones con tus acompañantes de aventuras (familia, compañeros de piso, pareja…), podés acordar los tiempos.
El tema es que te acuestes y te levantes a la misma hora, y no alargues las horas de cama.
2. Volviendo al caso de los niños, es una ocasión perfecta para trabajar la autonomía a la hora de vestirse, doblar su ropa o ducharse. De igual manera, algunas de las labores pueden ser realizadas por ellos mismos, fomentando así su seguridad y estimulando la capacidad de colaboración. Con las prisas, a veces, acabamos haciendo cosas por ellos, que, sin lugar a dudas, podrían realizar ellos solos.
3. Sin ánimo de ser falsos optimistas, aprovechá la oportunidad para desconectar la pantalla. Es decir, no abuses de actividades poco enriquecedoras, que te hagan tener la sensación de pérdida de tiempo, como estar ‘enganchado’ a aparatos electrónicos. Redescubre los juegos de mesas, que hay algunos muy, muy divertidos. La lectura, la pintura, el deporte, el interiorismo, la jardinería, el baile…
4. Y ya que estamos, abraza la reflexión y aléjate del síndrome del FOMO. ¿No has oído hablar de esta palabra? Son las siglas en inglés de ‘Fear Of Missing Out’, cuya traducción al español es "miedo a perderse algo". Este sosiego puede ser un gran avance para la infinidad de estímulos que nos llegan diariamente. Entre nosotros, el aburrimiento es necesario, ¡y creativo!
5. Ofrecete a ayudar. Más allá del bien común y la cooperación, la empatía es una de las bases de la autoestima. Nos guste o no, somos seres sociales. Haz la compra de ese conocido que no tiene movilidad, o sacá el perro de tu vecina mayor. Da clases online o cocina para los de casa.
6. Y, al revés, utiliza la infinidad de aplicaciones y cursos online para hacer aquello que siempre has soñado y nunca has podido por falta de tiempo. Tomalo, ahora lo tenés. O simplemente, mantené las actividades que hacés en tu día a día.
7. Respeta los espacios del hogar. ¿Vivís acompañado? Define bien las zonas comunes y fijá acuerdos sobre su uso. Si podés, que cada miembro del clan tenga una propia, donde pueda resguardarse siempre que lo necesite. Igual que antes decíamos que somos seres sociales, también necesitamos nuestra área de meditación individual.
8. Bajá tu nivel de exigencia, este nuevo estado precisa que asimiles muchos cambios. Seleccioná aquellas batallas que merezcan la pena. El resto, déjalo ir. En resumen, hay que ocuparse, no pre-ocuparse.