Un supuesto ajuste narco terminó con la vida de dos primos ayer por la tarde en el barrio Pedro Molina de Guaymallén. Una de las víctimas era hijo de un delincuente conocido como “Negro” Mina y aparentemente tenían una banda dedicada a cometer asaltos y ligada al narcotráfico. Los ultimaron de sendos balazos en la cabeza.
El tiroteo ocurrió a las 13.30 en pasaje Potosí y calle Bolivia en Guaymallén. Cuando los efectivos llegaron al lugar encontraron a Fernando Mina Córdoba (28) y a Emiliano Córdoba (31) tendidos en la vereda sobre un charco de sangre y fueron asistidos en el lugar.
Los profesionales determinaron que un tiro en la cabeza había acabado con la vida de Fernando, mientras que Emiliano, con un disparo en la nuca, aún estaba con vida. El sobreviviente de la balacera fue trasladado de urgencia al hospital Central, donde luego falleció.
Por las características del hecho, los pesquisas se inclinaron a pensar en un ajuste de cuentas como móvil de los crímenes. Pero al saber que se trataba de los primos Córdoba, y que uno de ellos era hijo del delincuente “Negro” Mina, comenzaron a atar cabos y todo apunta a una disputa con una banda rival dedicada al narcotráfico.
Asaltos, drogas y armas
Según la Policía, los Córdoba se dedicaban a cometer asaltos con armas. Fernando, alias “Dragón”, era el actual líder de la banda. El hombre recuperó la libertad el 17 de febrero pasado, es decir hace menos de una semana.
Se cree que durante su estadía en prisión “Dragón” controlaba el negocio. Los investigadores tienen para sí que el menor de los Córdoba no pudo controlar la conducta de su primo, quien junto con otro sujeto que tiene pedido de captura comenzaron a “apretar” a miembros de bandas rivales. “Apretaron gente, le pegaban a todo el mundo y tiroteaban casas. El Dragón controlaba todo desde el penal, pero a estos no los pudo controlar”, soltó a Los Andes un investigador.
De acuerdo con los investigadores, los conflictos con la banda de un sujeto apodado “Chicho” comenzaron el 17 de setiembre pasado, luego de que la Policía irrumpiera en la finca del hombre y secuestrara más de 220 ladrillos de marihuana y además un arsenal y objetos robados.
La droga y las armas estaban ocultas en la finca ubicada en calle Roque Sáenz Peña y San Miguel de Colonia Segovia.
Los 165 kilos de droga que se decomisaron en aquella ocasión estaban ocultos en un subsuelo de grandes dimensiones. “El espacio estaba adentro de un corral con animales, tenía una tapa ciega y contaba con caños que hacían las veces de respiraderos”, revelaron los investigadores en esa ocasión.
Si bien los siete detenidos en esa oportunidad fueron liberados, el secuestro y la revelación del escondite pegó duro en el mundillo narco de Guaymallén. Allí se habría originado el conflicto entre “Chicho” y sus secuaces y los Córdoba. Y comenzaron acusaciones cruzadas sobre quién había aportado el dato a la Policía.
Pero “Dragoncito” -como lo apodaban-, ya en libertad, y su primo habrían ido más allá: para fuentes ligadas a la investigación, pretendían asaltar a un narco y quedarse con droga que tenía acopiada. Al parecer, la víctima del asalto sabía que los Córdoba irían por su “mercancía” y los ultimó de sendos balazos en la cabeza o envió a sicarios para que se encargaran de ellos.
Los investigadores deberán determinar si quien mandó a matar a los Córdoba fue “Chicho” u otro de los rivales que ganaron en los últimos tiempos.
Ayer a última hora se informó acerca de la detención de un sujeto vinculado al hecho en el barrio Nuevo Horizonte del departamento de Godoy Cruz.